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Estamos acostumbrados a escuchar opiniones que están teñidas de tinte político. A favor y en contra, todo pasa por el tamiz del zarandeo que desde el oficialismo y desde las oposiciones se agitan para intentar dejar el mejor rédito. Pasa en todos los órdenes. Por estos últimos días, el tema elegido fue el automovilismo, a raíz del callejero de Buenos Aires del Súper TC 2000. En esta oportunidad, desde el ámbito automovilístico surgieron las enormes sorpresas al escuchar argumentos que, por lo menos en algunos casos, rozaron lo risueño. Para las críticas como para el apoyo incondicional a un "evento" del que muchos políticos no estaban interiorizados.
Desde el gobierno de la ciudad de Buenos Aires se habló en muchas ocasiones del TC callejero. El TC no es ni más ni menos que el Turismo Carretera, categoría que ocupa un espacio en el libro Guinness de los récords por ser la más añeja en actividad (75 años), pero nada tiene que ver con el Súper TC 2000. Esa confusión desacreditaba toda argumentación favorable. Error fundamental cometido hasta en promociones en las redes sociales.
Desde la vereda de enfrente brotaron las críticas. El secretario de Deportes de la Nación, Claudio Morresi, dijo que el trazado era "peligroso". Para el ambiente "tuerca" fue llamativo que el funcionario opinara de automovilismo, cuando pocos recuerdan su paso por autódromos o callejeros. Ni siquiera es habitué en el Dakar, el mayor acontecimiento deportivo motor de la Argentina. Los que hablaron ahora en favor y en contra, ¿qué opinaban del frustrado anuncio presidencial de la Fórmula 1 en el callejero de Mar del Plata? ¿Era tan bueno o tan malo como aquí?
Santa Fe cuenta con su callejero de Súper TC 2000 como su gran clásico anual. Allí, los candidatos coinciden en mantener su gran fiesta deportiva, por encima de las diferencias, y de las ignorancias, políticas.

