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RIO CUARTO (DYN).– Aprovechó al máximo las condiciones de su renovado Chevrolet, que presentó nuevos colores y sponsor. Los festejos por su segunda victoria de la temporada fueron emotivos, como todos los que protagoniza. Puede decirse que, salvo por algunos segundos en el comienzo, Marcos Di Palma dominó la carrera casi desde el momento en el que el semáforo mostró luz verde. De punta a punta, el piloto arrecifeño ganó la octava competencia de la temporada del Turismo Carretera disputada bajo llovizna en el autódromo de esta ciudad.
El desarrollo de competencia planteado por el carismático ganador puso en evidencia que su Chevrolet, que estrenó nuevos colores identificatorios de una marca de cigarrillos, era el choche por vencer. En la clasificación fue segundo, se impuso en su serie y dominó la final prácticamente desde el comienzo. Con esta actuación, Di Palma sumó importantes puntos que le permitieron acercarse al líder del torneo, Guillermo Ortelli (Chevrolet), que finalizó en la tercera posición. El segundo lugar del podio lo ocupó Ernesto Bessone (Dodge), que si bien se mantuvo en esa posición durante toda la competencia, el desgaste en sus neumáticos no le permitió plantearle lucha al más chico de los Di Palma.
De principio a fin, Di Palma cumplió una tarea con óptimos resultados. Durante las 30 vueltas que repitió los 3310 metros del circuito, empleó un tiempo de 44m32s431/1000 a un promedio de 133,765 kilómetros. El arranque de la carrera mostró al cordobés Marcelo Bugliotti (Ford Falcon) –vencedor de la tercera serie– en los primeros metros, pero enseguida el Chevrolet de Di Palma lo superó con su avasallante tránsito y no largó la punta hasta el final. Sin duda pagó con creces el esfuerzo del gran número de personas que se acercaron al autódromo de Río Cuarto.
La pista estuvo por demás complicada. Después de la primaveral jornada de clasificación de anteayer, Río Cuarto ayer amaneció ventoso, nublado y con amenaza de lluvia, algo que se concretó minutos antes de largarse la competencia final desatando dudas en los pilotos a la hora de elegir los neumáticos adecuados. Por ejemplo, el entrerriano Omar Martínez (Ford Falcon), que había ganado su serie (la primera) y tenía asegurado un lugar en la segunda línea de la grilla de partida, debió largar desde la zona de boxes por un error a la hora de decidir. Antes de ordenarse hizo un trompo y se salió de la pista, tuvo que cambiar cubiertas y reanudó en la competencia desde la ultima posición. Luego cumpliría una actuación meritoria; pasó muchos coches y finalizó quinto. Javier Azar (Chevrolet) realizó su mejor performance desde que está en la categoría: ocupó el cuarto lugar en la final, aunque fue tercero hasta tres vueltas del final, cuando fue superado por Ortelli.
Un Marcos Di Palma emocionado se subió a un podio que en sus alrededores estuvo superpoblado por la euforia. “¿Cómo no me voy a emocionar? Gracias a todos aquellos que han posibilitado este feliz momento. Gracias a mi equipo, que me entregó un auto espectacular. A mi padre, que creo que siempre se ha manejado todo. En definitiva, en la carrera fui a fondo, muchas veces no supe por dónde ir ni dónde estaban los demás, pero hice una carrera como a mí gusta”, expresó Di Palma. Corrió a fondo, según él mismo dijo, y con ello logró mantenerse en la lucha por el campeonato, cuando aún restan ocho fechas.
La organización de la competencia falló en el final de la carrera. La imprudencia se apoderó de la pista y el descontrol del público instaló tensión en el mismo momento en que comenzaban los festejos de los hinchas de Chevrolet, que estaban eufóricos por la victoria de Marcos Di Palma.
Apenas le bajaron la bandera de llegada a Di Palma, una parte del público se cruzó peligrosamente por la pista cuando aún no había finalizado la prueba. La ansiedad pudo más que la organización; ni Ernesto Bessone ni Guillermo Ortelli, segundo y tercero, respectivamente, habían cruzado la línea final y la gente ya estaba sobre la pista. Lo mismo sucedió con el resto de los coches que finalizaban la competencia.




