Peso pesado: ¿la categoría del año?
Ni el aficionado más optimista del boxeo hubiese aventurado un título así, al cierre de 2018, después de todos los sucesos que arrojó esta categoría en los últimos diez años. Desde el monopólico dominio del ucraniano Wladimir Klitschko, con su estilo cansino y poco excitante, hasta un sinfín de falencias de aspirantes a la corona que no pudieron aprobar los controles antidoping y dieron lugar a la participación de las drogas en este capítulo.
Dos gigantes tendrán en sus puños la responsabilidad de volver a elevar a los pesos completos a un sitial de preponderancia. Por un lado, el campeón del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), el norteamericano Deontay Wilder, de 33 años y 2.01 metros de altura, proveniente de Alabama, una tierra pobre y luchadora , con una raza negra llena de ilusiones, que querrá convertirlo en su nuevo líder moral y social, tal como lo hizo con el inmortal Joe Louis hace más de ochenta años .
Por el otro, el retador inglés, Tyson Fury , de 30 años, emergente de la pobreza gitana de Manchester . Pudo salir del "barro" merced a su cuerpo corpulento de 2.06 metros y 116 kilos. Sorprendió a todos cuando destronó a Klitschko, como visitante en Alemania, en 2015, y se mostró romántico, por entonces, cantándole una balada a su esposa desde el centro del ring. Cayó, luego, en una gran depresión, se aferró al alcohol y los estimulantes, engordó más de 50 kilos y en plena crisis sentenció: "Por favor, que alguien me mate antes que lo haga yo por mis propios medios ". Se reencontró con sí mismo y volvió a ser una persona de bien. Volvió a ser un boxeador.
Wilder, campeón del CMB desde 2015 y ganador de sus 40 peleas (39 por KO), es claro favorito. Es más veloz y ofensivo que Fury. Supo sufrir ante el cubano Luis Ortiz y allí aprobó una materia que inquietaba: su temperamento. El retador no tiene roce internacional pese a sus 27 victorias ( 19 KO) y lo expuesto en sus últimas dos peleas garantizan muy poco. Su victoria constituiría uno de los grandes estupores de la década.
La pelea de mañana en el Staples Center, de Los Ángeles –será televisada por Fox HD a partir de las 23– tiene una garantía de consumo que va más allá de las aptitudes de ambos y de sus personalidades excéntricas. Todavía se está a la espera de una pelea unificatoria ante el mejor de todos: el inglés Anthony Joshua, titular Federación Internacional de Boxeo (FIB) y la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), prevista para el primer semestre de 2019 y que cobijaría a casi 100.000 espectadores en algún estadio futbolístico británico. Al aire libre, con o sin lluvia. Una nueva usanza que conmueve a multitudes, cada vez que el promotor británico Eddie Hearn la pone en marcha.
Salvando las distancias y los talentos, del mismo modo que en los años ´70 , se especulaba analizando si Muhammad Alí vencía a Joe Frazier… esperaría George Foreman… y el perdedor debería probarse con Ken Norton; hoy – con mucha menos reputación histórica– ocurre algo semejante. Hay combinación y enroque de nombres; a ellos también se les incorpora Jarrell Miller, de 30 años y 23 victorias ( 20 K.O) . Es un símbolo de Brooklyn y ello importa más que su estilo de combate.
Fármacos vedados como Meldonium, Ostarine, Nandrolona y Clembuterol , habían capturado los principales titulares en las previas mundialistas. Por suerte, ahora, los nombres propios son de pesos pesados que quieren apropiarse del presente. Si no vacilan, podrán lograrlo.
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