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Después de los largos y conflictivos capítulos que tuvo la convocatoria de José Luis Calderón, de 28 años, antes, durante y después de la participación argentina en la Copa América, aún quedaba la sensación de que el final no estaba escrito. Y justo en el día de la final en el certamen continental, el delantero de Independiente le puso un desenlace personal al incidente que mantuvo el martes último con el entrenador del seleccionado nacional, Marcelo Bielsa.
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"Muchachos, estoy apurado porque llego tarde al casamiento de Rotchen. Hablemos rápido y nada más que de Independiente", dijo el goleador del Clausura con una sonrisa que le ocupaba todo el rostro. Pero como era de esperar, la charla irremediablemente eludió la intención que tenía Calderón.
El plantel ya le había dado la bienvenida y César Luis Menotti le dio un abrazo de recibimiento. Calderón salió del vestuario y caminó hacia su vehículo con un humor inocultable. "Estoy muy tranquilo. Con la verdad uno siempre se siente tranquilo. Tengo una esposa y un hijo hermoso que merecen mi mayor atención. El apoyo de mis compañeros fue bárbaro; la gente que me quiere siempre estuvo a mi lado", explicó el atacante.
Calderón siente que el entredicho con Bielsa aún no quedó aclarado. Se nota. En el medio de la conversación, la sonrisa queda a un lado y el rostro delata la seriedad de las palabras. "Hoy haría lo mismo que hice en su momento. Todos hablamos de códigos, pero códigos son los que quedan en una habitación o en la privacidad de una concentración. Está polémica la hizo el técnico y en la vía pública. Entonces, ¿fui yo el que rompió los códigos? Fue Bielsa el que lo hizo. Como todos vieron lo que sucedió, yo sólo dije la verdad. Si esto hubiera pasado en una pieza, a solas, yo no decía nada."
-¿Qué actitud tomarías si Bielsa te volviera a convocar?
-Lo pensaría mucho. Fundamentalmente porque no estoy acostumbrado a hablar con mentirosos. Me gustaría volver a hablar con él para que me vuelva a decir lo que piensa, solos en una pieza o encerrados en un baño. Lo mismo que me dijo en el aeropuerto de Asunción. Esa agresión me dolió muchísimo.
La herida sigue abierta. Quizá por desprolijidades, quizá por malos procedimientos.
El lamentable incidente con el seleccionador argentino está enquistado en la mente de Calderón. Es inevitable, lo tiene como uno de los protagonistas del escándalo, tal vez, más resonante de la Copa América, al menos en lo que a la actuación de nuestro equipo hace.
"Jamás cuestioné por qué no jugaba. No lo hice con él ni con nadie. Sólo expresé como me sentía y sin ofenderlo. Me molestó el lugar y la forma como me habló en el aeropuerto", remarcó. Para Calderón, el tema queda cerrado. "Es momento de dar vuelta la página. Lo que pasó, pasó. Tengo que pensar nada más que en Independiente", afirmó. Será porque las puertas de la selección las considera cerradas.



