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LORGUES, Francia (De un enviado especial).- A Luciano Galletti le bastaron sólo tres minutos para resolver el partido. Ni bien ingresó, a los 37 minutos del segundo tiempo, disparó alto y desviado ante el arquero Li Yian, pero enseguida tuvo su desquite. Un instante después, no dudó al recibir la habilitación perfecta de Juan Román Riquelme, cuando ya corría tiempo de descuento. Con su gol llegó la tranquilidad que le faltó a la Argentina para liquidar antes un encuentro más que complicado.
Cómo él confiesa, no se imaginaba que sería protagonista en el torneo Esperanzas: "Había jugado pocos minutos en el certamen, pero por suerte no le fallé a José".
Galletti, de 18 años, se incorporó a este conjunto Sub 21 casi por casualidad. Leonardo Biagini, de Mérida, tenía un lugar asegurado en la lista para llegar a Toulon, pero finalmente su club no lo cedió. Entonces, un día antes de la partida, al delantero de Estudiantes de La Plata, se le hizo un espacio para que se integrara al plantel, compuesto por futbolistas cuya mayoría tenía como antecedente la conquista del Mundial de Malasia del año último, nada menos.
Pero no tuvo problemas en adaptarse a un grupo de jugadores mayores que él. Al contrario: hoy se destaca por ser uno de los más bromistas y rara vez está de mal humor.
Anteriormente fue uno de los líderes y goleador en el equipo Sub 17 que llegó a los cuartos de final en el Mundial de Egipto, el año último. También, se erigió como uno de los referentes en el Mundialito Alvaro Perea, jugado en Maldonado, Uruguay, en febrero de este año, que ganó el equipo dirigido por Pekerman.
En esta oportunidad, junto con su amigo Gabriel Milito, de Independiente, es uno de los hermanitos menores del grupo, como en 1996 le tocó ser a Esteban Cambiasso, Sixto Peralta y Pablo Aimar. Nada le importa, es más está agradecido por formar parte del equipo: "Siempre recibí el apoyo de mis compañeros y pese a ser suplente, jamás me lo hicieron sentir", señaló el Hueso, quien ya debutó en la primera división de Estudiantes y recibió los primeros aplausos.
Sabe que este gol ante los chinos no lo llevará a la titularidad, porque la prioridad la tienen Francisco Guerrero y Diego Quintana, y después, tal vez Bernardo Romeo: "Lo importante es que cualquiera puede hacer goles y ser desequilibrante en este conjunto. Eso me tranquiliza con vistas al futuro", destacó.
Su grito, tras la conquista, alteró la paz en el pequeño pueblo de Lorgues y retumbó en La Plata, donde su padre, Rubén Horacio -el recordado goleador de Estudiantes- y su madre, lo estuvieron observando por televisión: "Quiero dedicarles el gol porque ellos siempre me apoyan. Este es uno de los recuerdos que se guardan para toda la vida".
Y dejó abierta la ilusión para la final con Francia: "Es nuestro máximo anhelo: desquitarnos de la goleada y dar la vuelta olímpica en Toulon".
Se marchó en silencio, pensando lo bien que lo había pasado en esta ciudad y soñando con que esta misma situación se repita mañana, en Toulon, en la final frente a Francia.
LORGUES, Francia (De un enviado especial).- La desesperación pudo haber invadido a cualquier técnico ante un rival como el de ayer, que se encerró atrás y no permitió jugar. Pero Pekerman no perdió la calma y recurrió una vez más a su sabiduría. Con varias indicaciones y dos cambios en los últimos minutos -un clásico acierto del entrenador-, Pekerman logró que sus futbolistas demolieran la Muralla China.
-¿El equipo chino costó más de lo que se esperaba?
-Sí, y eso me dejó preocupado. Concretamos poco y gastamos muchas energías con vistas a la final. Me hubiese gustado que los jugadores llegaran más descansados para enfrentar a Francia, en Toulon. Sin embargo, este tipo de partidos, en los que se sufre hasta el último minuto, también sirven como experiencia para el futuro.
-¿Pensaba que el rival iba a replegarse tanto?
-En realidad, no. Lo concreto es que nunca atacaron. Aunque no me gustó que hayan perdido tiempo y despejado la pelota afuera en forma deliberada. Eso no le hace bien al fútbol.
-¿Qué faltó para que el encuentro se definiera antes?
-En varios momentos no tuvimos la tranquilidad necesaria. Pero al menos la tuvo Riquelme para dar ese pase a Galletti con una precisión elogiable. También fue muy destacable la definición del Hueso en un momento difícil del partido.
-¿Sobre el final pensó que todo se definiría por penales?
-Estaba inquieto e impaciente, porque merecíamos algo más que ir a los penales, pese a que no podíamos convertir el gol. Pero una vez más, los chicos me hicieron disfrutar con esta victoria.
-¿La Argentina está en condiciones de salir campeón?
-Mostramos altibajos en la rueda de clasificación, pero somos un equipo con aspiraciones y podemos llevarnos el título.
Tras el festejo, se subió al ómnibus y empezó a definir cómo jugarle a Francia.
LORGES, Francia (De un enviado especial).- La alegría de los jugadores argentinos por haber conseguido la clasificación a la final aumentó cuando se enteraron de que el rival sería Francia. Pablo Guiñazú, la figura del equipo, coincidió con el resto de sus compañeros sobre el futuro adversario: "Prefería jugar con Francia antes que con Brasil, porque todavía no nos sacamos de la cabeza la goleada que nos metieron".
Con relación al partido, el volante de Newell´s dijo: "China se cerró muy atrás con la única intención de llegar a la definición por penales, pero estoy seguro que, por la confianza que teníamos, también les íbamos a ganar. De una u otra manera se tenía que hacer justicia".
LORGUES, Francia (De un enviado especial).- Cómo será de complicado el acceso a esta ciudad de 5500 habitantes, que los carteles aconsejan. "Tenga paciencia, usted está a punto de llegar a Lorgues".
De una de las autopistas principales desemboca la ruta provincial que conduce al estadio Claude Cauvin: son diez kilómetros de un sinuoso y muy estrecho camino, flanqueado por frondosos bosques.
Lorgues, que se ubica a 120 kilómetros de Toulon, es uno de los tantos pueblos silenciosos de Francia. Con fortalezas como edificios históricos y calles diminutas, parece que nadie habitara en esta ciudad.
El escenario donde jugó la Argentina ante China se encuentra en las afueras. El estadio, que sólo posee una tribuna lateral de cemento con techo de madera, está situado en medio de la campiña y las plantaciones de viñedos que abundan en los cuatro costados.
Hasta aquí llegaron varios argentinos que residen en Toulon y juntos soportaron con paciencia hasta el final para después sí festejar en forma desmedida el agónico triunfo de los jugadores argentinos.

