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Amadeo Colángelo, insider izquierdo de Argentinos Juniors, produjo una hazaña en el campeonato de Primera B de 1954 al convertir goles en 14 partidos consecutivos. En total, obtuvo 24 goles, pero no alcanzó a ser el máximo scorer del certamen al ser superado por Emilio Espinoza, de Sarmiento, que marcó 26. Colángelo sólo jugó 19 partidos, pues, tras venir de Colombia, empezó a jugar en la 14» fecha. En primera división, Bernabé Ferreyra, Agustín Cosso y Rinaldo Martino fueron los delanteros que marcaron goles en mayor cantidad de partidos sucesivos, pero no llegaron a la cifra de Colángelo.
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Si bien Hugo Gatti fue un futbolistas de insólitas costumbres (en un cotejo River v. Boca realizó un saque lateral) recibió algunos castigos demasiado rigurosos. En 1969, en Rosario, tras detener la pelota con una mano, la cabeceó, la bajó con el pecho y se la cedió a un compañero. El árbitro Iturralde lo amonestó por entender que faltó el respeto a sus adversarios. Y en 1976, salió a jugar con una vincha en un partido entre Boca y Temperley, por lo que fue suspendido por tres fechas.
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En los Juegos Olímpicos de Barcelona 92, el pesista ruso Ibrahim Samadov, adoptó la insólita decisión de rechazar la medalla de bronce que había ganado y se marchó. El Comité Olímpico le retiró la medalla y lo suspendió de por vida. Después, el pesista se arrepintió y solicitó la conmutación del castigo.
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Un caso que debe ser único en el mundo produjo Boca Juniors en el campeonato Metropolitano de 1984. El cotejo ante Chacarita, en San Martín, se suspendió por incidentes en las tribunas. Se completó días después en el estadio de Huracán a puertas cerradas, ocasión en que Boca introdujo numerosos cambios en la formación inicial, al punto de utilizar 21 jugadores para un partido.



