El mercado exige, pero el Argentina Open de tenis se adapta y crece
El belga Kristoff Puelinckx acaba de llegar a Buenos Aires. El fundador de Tennium, nuevo accionista mayoritario del ATP porteño, camina por los pasillos del Buenos Aires Lawn Tennis Club y se encuentra con el uruguayo Martín Hughes, ejecutivo de la empresa con sede en Barcelona y uno de los que más fuerza hicieron para invertir en el torneo porteño más allá de las dudas que siempre generan los vaivenes económicos del país.
Hablan, sonríen, se entusiasman, planifican, proyectan, tratan de corregir, van de un sector al otro. La jornada del martes en la única estación del ATP Tour en la Argentina ostenta el cartel de localidades agotadas y la felicidad es grande en los nuevos propietarios. También en el director Martín Jaite, claro. Y no hace más que confirmar la tendencia que, según los propios organizadores, se produce desde noviembre pasado, cuando empezaron a vender las entradas y a comunicar las acciones que harían esta semana.
“La respuesta del público ya superó las expectativas ampliamente. Además, nos dimos cuenta un poco cuando pasó lo de Marin Cilic [el croata, número 3 del mundo, se dio de baja del torneo la semana pasada], que no cambió en nada la tendencia en cuanto a la intención de venir. Eso nos dio la pauta de que el resto estuvo bien hecho. Estamos felices”, dice Hughes a la nacion. Y añade: “Es un respaldo para Tennium. Era clave empezar a ver señales de que este era un buen mercado para desarrollar el tenis. Nuestro interés va mucho más allá del torneo, pero era un paso clave que la gente respondiera. Empezamos a ver los resultados. Estoy mandándole fotos y videos a la gente de la empresa en Barcelona y no puede creerlo. No es tan fácil, por ejemplo, ver un domingo de la qualy como el que pasó con tanta gente, con alegría, en familia. No se ve seguido, y mirá que hemos ido a torneos, ¿eh?”.
Vale recordar que Tennium, otro de cuyos socios es el extenista francés Sebastien Grosjean (llegó a ser número 4 del ranking), posee el ATP 250 de Amberes (la primera realización fue en 2016), en Bélgica, y la Senior Masters Cup de Marbella, en España.
El público argentino tiene un gusto tenístico exigente. No todos los jugadores lo contagian ni “cortan entradas”. Sin Juan Martín del Potro, la principal raqueta del país, y sin Rafael Nadal, que jugó el certamen dos años seguidos (2015 y 2016), los organizadores lograron conformar un cuadro muy atractivo, con Diego Schwartzman (24º de ATP) como principal imán local. En 2017 el torneo tuvo su convocatoria más pobre: 34.171 espectadores (inclusive en 2002, en plena crisis del país, 35.569 personas asistieron al Buenos Aires). El año de mayor concurrencia fue 2007: 64.525 espectadores.
Y si bien parece una utopía acercarse a esa cifra, las autoridades del torneo tienen certezas de que las jornadas tendrán muy buena concurrencia hasta la final, pautada para el domingo.
“La baja de Cilic no pasó desapercibida, obvio, pero no repercutió en la venta de entradas. Este año el torneo reúne algo muy interesante, que es una gran cantidad de jugadores para ver. Otros años había menos jugadores y si se caía uno importante provocaba una sensación de derrumbe. En este caso no fue así”, apunta Jaite. ¿Que no se haya jugado una serie de Copa Davis en febrero pued generar mayor apetito? El ex top 10 no supone que esa situación haya influido: “No lo creo. Cuando hubo Davis no nos repercutió negativamente. El torneo tiene 18 años, la gente responde”.
Desde su primera versión, la de 2001, el ATP de Buenos Aires vivió distintas etapas. Algunas, más radiantes, sobre todo con el esplendor de la Legión, y otras, más austeras y opacas. Independientemente de ello, el campeonato reclamaba un cambio, una suerte de modernización, que los nuevos dueños empezaron a darle. “Nos propusimos mejorar la infraestructura, tener lo mejor posible al jugador y darle a la gente lo que quiere. En el estadio central se cambió todo el sistema de iluminación, se hizo una inversión grande. Los jugadores que ya se entrenaron me lo hicieron notar. Hubo mejoras en los vestuarios, de agua caliente, de presión de agua, cosas que están debajo de la punta del iceberg pero que son muy importantes. Es la primera etapa y el año próximo seguiremos”, explica Hughes.
El boca a boca entre los propios jugadores es fundamental y el renovado ATP porteño se propone que los comentarios que salgan de los protagonistas sean positivos, que ellos tengan ganas de regresar. Así, entre otras acciones que movilizan, ofrecieron mayores comodidades a los familiares de los jugadores.
Efectuaron modificaciones en el área pública. Se cambió el diseño y la paleta de colores de la cartelería, con el deseo de que visualmente fuera más agradable. Además, en esta temporada se instrumentó hacer 200 encuestas diarias desde Atención al Público para conocer las necesidades de los visitantes. “Es una estrategia. Venir al torneo es una experiencia completa que empieza cuando se pasa el arco de entrada y termina a la salida. El exterior también es importante y hemos hecho un esfuerzo para tener seguridad: duplicamos la cantidad de gente supervisando”, afirma Hughes.
“La venta es la mejor de los últimos años”, se entusiasma Jaite. Y cuenta que la venta corporativa, es decir, los palcos VIP, están agotados desde hace semanas. “Desde hacía mucho eso no nos pasaba”, reconoce. Para las jornadas del viernes, el sábado y el domingo quedan muy pocas localidades, añade el ex capitán del equipo de Copa Davis, que, además, tiene un argumento para entender por qué hubo tan buena convocatoria en los dos primeros días del cuadro principal: “La gente aprovechó los feriados de carnaval. Además, el torneo de leyendas, en el que jugaron Gaudio, Mónaco, Chela y Zabaleta, generó una expectativa distinta. Queremos que se quede esa idea, que se haga todos los años. También pensé en otros jugadores, como Coria, Nalbandian, Acasuso, Cañas, Squillari, Puerta, y en el día de mañana se puede pensar en Guga Kuerten, Chino Ríos, Feña González, Massú. Son productos que hay que probar, pero el fin es que haya la mayor cantidad posible de atractivos”.
El mercado del tenis es sumamente exigente (hasta Miami, en algún momento considerado el quinto torneo de Grand Slam, tuvo que modernizarse). El ATP de Buenos Aires, que dentro de dos años festejará 20 realizaciones, sigue buscando estrategias para renovarse y continuar seduciendo.
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