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REIKIAVIK.- "Hoy vamos a empatar. Argentina es muy bueno, pero nosotros somos guerreros". Aún faltaba una hora para que comenzara el partido y Sigurdur hacía su pronóstico. Ya sea por ver feliz a su novia catamarqueña, llamada Helen, o porque un poco de amor a la Argentina le surgió durante el tiempo que vivió en Tucumán, este corpulento islandés resumió en una frase lo que se vería después en la cancha.
Era el único de los locales que no tenía camiseta o merchadising de Islandia, solo una pequeña bandera bordada en el lado izquierdo de la gorra beige permitía saber que era de este país, porque su español es casi perfecto. Incluso, insultaba al árbitro en rioplatense: "¡¿Qué cobrás?! ¡Es un quilombo!", se lo escuchó decir más de una vez.
Él, junto a Fjóla (novia de Juan Manuel) y Gréta (esposa de Arturo), eran los tres islandeses "infiltrados" en la mesa de los más de 20 argentinos que se juntaron hoy en un bar en el puerto de Reikiavik en la capital de la isla que debutó en un mundial.

Para Violeta la situación era parecida: quería que su novio estuviera feliz y ella también anhelaba que su país debutara sin perder frente a Lionel Messi y su equipo.
El gris, frío, ventoso y lluvioso mediodía islandés se vio cortado por el azul, rojo y blanco de la bandera nacional, que también se replicó en pinturas en la cara y pelo.
Tanto hombres como mujeres, incluso más ellas, vivieron con la característica intensidad latina el encuentro. Caras largas y de preocupación ante el uno a cero argentino y el penal se alternaron con gritos, golpes de mesa y festejos vikingos cuando Islandia empató, el arquero atajó el penal y cuando llegó el final del partido.

En Islandia fue el equipo femenino de fútbol el primero en saltar a la plana internacional y esa paridad hace que la pasión sea igual para todos.
La euforia y calor de los más de 200 islandeses dentro de la cervecería artesanal, a cargo del mendocino Arturo Santoni Roussell, era el contrapunto de la lluvia que cada vez era más intensa en las calles que quedaron desiertas por un par de horas.
Tras el final del encuentro, el centro se llenó de jóvenes que vitorearon: "Afrám Iceland" ("¡Vamos Islandia!").
"Empatar con la Argentina es un triunfo para nosotros. Ahora queremos ganar los dos partidos que siguen y que Argentina también así los dos pasamos a octavos". Ese fue el deseo-"pronóstico" de Sigurdur.


