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Desde muy temprano, en Banfield se presagiaba una fiesta. En las cercanías del estadio las banderas verdes y blancas saludaban el esperado regreso de Javier Zanetti al club que lo vio nacer antes de su paso al Viejo Continente.
Aunque se trataba de un espectáculo futbolístico para recaudar fondos para la fundación que apadrina (PUPI, Por Un Piberío Integrado), la gente lo vivía como si de un partido final se tratara. Una bandera casera definía tanta emoción: "Regreso del hijo pródigo". Todo un símbolo.
A unas pocas cuadras del estadio, un pasacalle, hecho a mano, también mostraba su agradecimiento: "Pupi: simplemente gracias..."
Era un día de fiesta, y todos lo entendían así. Una camiseta de Temperley convivía sin problemas con las verdes y blancas del Taladro . Ni un comentario, ni un insulto, la convocatoria solidaria superaba las diferencias.
A las 17, el ritmo de redoblantes y tamboriles murgueros sirvió de prólogo al ingreso de Javier Zanetti y de los más de 50 niños que acompañaron su entrada. La murga de PUPI se apoderó del campo de juego y se llevó los aplausos de las 7000 personas...
Poco después, Angel Sánchez y Luis Oliveto, la pareja arbitral que se dividió la cancha en dos perfectas mitades, marcó el comienzo del minitorneo de fútbol (cuatro partidos de 20 minutos cada uno). Por un lado, el equipo verde, integrado por jugadores y ex jugadores de la institución, y por el otro, un combinado integrado por futbolistas, músicos y periodistas. Un rato después, en medio de aplausos y gritos, debutaron los otros dos equipos...
Sin duda, las figuras de la tarde fueron el delantero chileno Iván Zamorano y el mediocampista uruguayo Alvaro Recoba, quienes junto con Julio Cruz, Roberto Ayala y Zanetti se dedicaron a sonreír y a posar para cada una de las personas que, cámara en mano, los abordaban.
Una catarata de aplausos bajaba de las tribunas cada vez que Pupi se hacía dueño de la pelota y de la atención del público. Poco importaban las camisetas, o los orígenes futbolísticos de cada uno de los deportistas. Todos eran merecedores del reconocimiento.
Pero quien aportó la cuota risueña fue Eber Ludueña, el personaje humorístico que encarna Luis Rubio en el programa "Mar de fondo", que se emite en TyC Sport: firme a su historia deportiva, se cansó de hacerle faltas a Matías Martín. Una tarjeta roja más, la 38ª de su historia, en sus 112 partidos en primera (sumado el de ayer). La hinchada lo despidió gritando "Borombombón, para Eber la selección..."
En síntesis, una tarde distinta, cargada de fútbol, humor y solidaridad... Que dejó para unos cuantos chicos carecientes, más que dinero y alimentos, un mensaje esperanzador.
Al término del partido, Javier Zanetti no pudo esconder su alegría: "Estoy muy feliz y emocionado por la presencia de todos. Este trabajo solidario, esta donación de tiempo, de ganas, muestran que no todo está perdido en nuestro país", dijo el futbolista del Inter.
Otro de los que se mostraron gratamente sorprendidos fue el árbitro Angel Sánchez. "Estos muchachos logran lo que muchos políticos no: ayudar a la gente. Es admirable que estos chicos no se olviden de la gente y que trabajen para cambiar algo...", concluyó.



