Un ejemplo de lucha. "Ahora disfruto mucho más"
La particular historia de Sergio Comba: hace tan sólo un año se le detectó el mal de Hodgkin, un cáncer que se desarrolla en los ganglios; luego de una recuperación considerada por los especialistas en tiempo récord, hoy juega en Defensores de Belgrano y es el goleador de la primera B Nacional
Con sus 23 años apenas cumplidos, Sergio Comba puede decir sin exagerar que le han pasado muchas cosas en su vida. Futbolísticamente iniciado en Atlético Rafaela, este goleador ya tuvo la carrera de un verdadero trotamundos: pasó por Sarmiento, de Junín; Nantes, de Francia; Ferro, Pistoiese, de Italia, y San Martín de Tucumán antes desembocar en este exitoso presente en Defensores de Belgrano . Claro que su currículum deportivo queda ensombrecido al lado de un dato especial: hace exactamente un año, a Sergio se le detectó el mal de Hodgkin , un cáncer que ataca los ganglios.
Después de un partido, y jugando para el equipo tucumano, Daniel López, el sobrino de Diego Maradona, miró a Sergio y le dijo: "Che, vos tenés los gánglios muy inflamados". En ese encuentro y en el anterior, Comba había terminado excesivamente cansado. "Los primeros análisis no dieron nada, así que me hicieron una biopsia y descubrieron que era la enfermedad de Hodgkin, un cáncer que, con un tratamiento con quimioterapia y rayos, me aseguraron que se iba a curar. Estuve siete meses inactivo. Por suerte, hoy estoy diez puntos: tengo que hacerme una tomografía cada seis meses, pero es sólo un control. Y nada más". Así resume lo que en realidad fueron varios meses de lucha, por un lado, y esperanza, por el otro.
Desde que supo la mala noticia, el futbolista siempre tuvo una meta clara: volver a jugar. "La doctora me dijo que al año iba a empezar a trotar, pero yo ya jugué 15 partidos." ¿Un caso excepcional? Algo así, aunque en las palabras de Sergio no aparecen recetas mágicas ni grandes misterios . "Esta enfermedad se cura en un 90%. Dejé todo entrenándome. Yo sabía que iba a ser un año y después volvería a jugar. Y fue así: volví a jugar de nuevo a la pelota, volví a correr, volví a ser un chico normal. La recuperación depende mucho de acá arriba."
Comba se señala la cabeza y afirma que ahí está la base de todo. Hasta para superar las otras dos partes de su cuerpo que eligió mostrar para graficar todo lo que le pasó. "Ves, la enfermedad es acá", dijo y se bajó la remera a la altura del cuello para dejar al descubierto una cicatriz de casi diez centímetros. "Y encima en plena etapa del tratamiento de rayos se me reventó el apéndice", y se sube la remera para mostrar la otra marca que simboliza esa otra herida.
Habla sin tapujos de su enfermedad. Recuerda el primer partido en su regreso, contra Tigre, el 18 de agosto último. "Me acordé de todo lo malo. Disfruté como si fuese mi primer partido. Es como que se vuelve a jugar al fútbol de nuevo. Perdimos 1 a 0". ¿Y el primer gol? "Contra Atlético Tucumán, de visitante, en la tercera fecha. Ganamos 3 a 1, y fue de penal."
-¿Ahora disfrutás el doble en cada partido que jugás?
-¡No, más que eso, tres o cuatro veces más, mucho más! Ya el solo hecho de entrenarme, estar con mis compañeros o ponerme las zapatillas para correr. ¿Sabés? Una de las cosas que más extrañaba era correr. Nada más que correr.
Sergio asiente con la cabeza cuando se le pregunta si su caso es un ejemplo de lucha. "Sí, se puede decir que sí. Todo pasa por la cabeza: si uno está mal anímicamente, no se puede recuperar". Y deja de hablar porque es la hora de empezar un nuevo entrenamiento en Defensores de Belgrano. Entra en la cancha y se pone a trotar. Con eso ya está feliz.
Queda por agregar un dato importante, aunque al lado de la historia narrada parece una nimiedad. Sergio Comba, con 13 goles en 15 partidos, es el goleador de la primera B Nacional. Si sigue así, le espera un futuro en la máxima división del fútbol argentino. Porque a veces, la vida sí que da revancha.
Otros casos en el deporte
Entre los deportistas que tuvieron que enfrentar al cáncer, el caso más conocido es el del ciclista Lance Armstrong, que tuvo un tumor en los testículos que le hizo metástasis y le pasó a la médula y al cerebro. Se recuperó y ganó tres veces seguidas el Tour de Francia, entre 1999 y 2001.
La misma enfermedad padeció Ljuboslav Penev, futbolista búlgaro que se recuperó y en Valencia fue goleador de la Liga española. El golfista Paul Azinger también pudo sobreponerse a esta enfermedad. En nuestro medio están los casos de Germán Orozco, jugador de la selección de hockey sobre césped, el polista Sebastián Vacarezza y en estos tiempos el futbolista Edgardo Prátola.
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