Superliga. Argentinos y Patronato se quedaron con ganas de más: 1-1 en La Paternal

Allá arriba, en la discusión mano a mano, están River y Boca. Argentinos anda con la mente bien firme en los puestos internacionales, sobre todo de Copa Libertadores. Y además tiene otro asunto copero en la agenda: el martes visitará por la Sudamericana a Sport Huancayo, en la revancha del 1-1 en casa. Eso sí, este viernes se le presentaba una buena chance de consolidarse en el tercer puesto. Pero no lo hizo. Primero no pudo con su propia inoperancia: en líneas generales, fue más confusión que ideas. Y cuando llegó, cuando construyó méritos como para quedarse con los tres puntos, no pudo con Matías Ibáñez, el arquero de Patronato que terminó a los revolcones con el traje de figura.

Argentinos había emergido de entrada como patrón del juego; Patronato esperaba. Pero ni los unos ni los otros traspasaban con nitidez los tres cuartos de cancha. Todo era barullo ahí, en los alrededores del círculo central. Francis Mac Allister y Franco Moyano, junto a Iván Colman, trocaban posiciones con la idea de generar los espacios para los de adelante, sobre todo para Gabriel Hauche, que bajaba y se asociaba.

Del otro lado, toda la oposición recaía en el despliegue de Gabriel Compagnucci (su presencia en lugar de Lautaro Torres fue el único cambio que presentó Gustavo Álvarez respecto del encuentro con Unión) y Cristian Tarragona. Y fue Tarragona quien levantó los primeros gritos de la noche en medio del silencio del contorno en La Paternal. De todos modos, Argentinos acomodó las cosas en tres minutos cuando Hauche clavó el 1-1.

El camino más despejado que le señalaba el GPS al conjunto de Diego Dabove era por afuera, cuando buscaba por ahí Hauche y cuando se proyectaba Elías Gómez. Sin embargo, en el inicio del segundo tiempo Gómez tuvo que aparecer en su propio arco para salvar el segundo tanto del visitante sobre la línea del arco.

El empate, de todos modos, seguía frágil, y el tránsito rápido por el medio llevaba riesgo para todos lados. Había imprecisiones de ambos lados y eso le abría la puerta a la incertidumbre. Se perdía el gol Patronato, se lo perdía Argentinos. Matías Ibáñez se transformaba en figura, volando de palo a palo. Cuando le birló un gol cantado a Nicolás Silva, que había entrado por Moyano, pareció tener aura de invencible. Y lo corroboró con sus apariciones postreras para ahogarle la celebración a un Argentinos que reaccionó tarde.

Había empezado bien Patronato el torneo, allá lejos y hace tiempo. Con triunfos sobre Colón, Huracán e Independiente en aquellas primeras cinco fechas. Pero precisamente esa, ante el equipo de Avellaneda, había sido la última victoria hasta la semana pasada, cuando venció a Unión. En el medio pasaron 14 fechas sin éxitos. Demasiados partidos, demasiado tiempo entre nubarrones como para que no se erosionara la autoestima. Y si algo le faltaba a ese panorama oscuro del conjunto de Paraná, era que en el primer turno Aldosivi superara a Banfield, cosa que ocurrió. Como para complicar todo, como para embarrar aun más ese ya de por sí sinuoso camino por el fondo de los promedios. Este empate no lo ayudó en casi nada.

Argentinos, que venía de vencer a Atlético en Tucumán (donde no ganaba desde 1973), enhebró su quinto empate seguido como local (incluido aquel por la Copa Sudamericana). Anoche tuvo muchas ganas, pero pocas luces. Y se notó.