Arsenal-Lanús, por la Superliga: el Granate no pudo y continúa su retroceso
Iban 39 minutos del segundo tiempo. Lanús había rescatado un impensado 1-1, por una reacción de De la Vega, pero en el contexto general, era superado por un digno Arsenal, que verdaderamente juega bien. De a ratos, muy bien, con recursos escasos y vuelo bajo. Giménez había abierto el marcador, con una sutileza. De pronto, surge una discusión interna a la vista de todos. Pepe Sand le reclama actitud y una decisión táctica a Lautaro Valenti, que le hace frente. Se ponen cara a cara, cabeza contra cabeza. Sand, a los 40 años, errático frente al arco rival. Valenti, de apenas 20, con exagerada suficiencia en la zona de los centrales. La rencilla duró dos minutos: fue la exhibición exacta de los estados alterados de Lanús.
Al rato, fue expulsado Luis Zubeldía, el entrenador de un equipo que perdió la mística de apenas un puñado de semanas atrás. Al menos, cortó una racha de tres derrotas en serie. Lo que no es poco, tampoco mucho. Pero dejó pasar otra oportunidad de acercarse a la punta de la Superliga.
Jorge Baliño, el árbitro, tuvo una pésima actuación. Anuló dos goles legítimos de Arsenal –por supuestas posiciones adelantadas–, e ignoró un penal para Lanús. Antes y después, el equipo de Sarandí siempre tuvo el control del desarrollo y quedó la sensación de que pudo definirlo antes, pero no tuvo astucia en los metros finales.
De todos modos, se mantiene con 1,500 en los promedios, lejos de los más comprometidos, sostenido en una estructura atractiva y sólida. Lanús, en cambio, tuvo una noche de furia en Sarandí. No solo por la pelea transmitida en vivo, sino porque extravió la brújula del buen juego, la compostura y el sentido común. Un retroceso impensado.