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Que Arsenal logró una victoria merecida e hizo todo para ganar no hay dudas. Pero también hay que aclarar que Huracán no realizó mucho para que no sucediera. Porque a las virtudes que exhibió el conjunto de Sarandí habrá que sumarles, a la hora del balance, un plus de desaciertos cometidos por su oponente, que en ningún momento encontró la brújula del partido y terminó pagándolo caro.
Ya a los 7 minutos una buena combinación entre Villar, Pellerao y Yacuzzi terminó con una escapada de éste, el centro y la aparición de Leguizamón que marcó diferencias. Si Huracán sintió el impacto, no se notó. Sólo tuvo una oportunidad para igualar en los pies de Mendoza y la pelota se fue cerca de un palo.
Arsenal tomó las riendas en el medio, y ello, sumado a una defensa que en ningún momento dudó, fue suficiente. Enfrente, Huracán resultó por momentos todo lo contrario. Las equivocaciones en su última línea hicieron que los hinchas lamentaran no sólo la ausencia de un jugador como Cellay (hoy en conflicto con el club, ver "El dato") sino que más de uno hubiese querido volver a ver con los pantalones cortos a Claudio Ubeda, ahora DT...
A los 15, el voluntarioso Yacuzzi volvió a generar peligro por la izquierda y envió un centro pasado que encontró, como casi siempre, bien colocado a José Luis Calderón, que practicó el ritual que mejor le sale: enviar la pelota al fondo del arco. Estaban 2 a 0, y aunque al cotejo le quedaba una hora y cuarto ya eran pocos los que se animaban a pensar en otro destino que no fueran los tres puntos quedándose en el Viaducto.
Huracán ensayó una reacción. Pero no hubo caso. Franzoia estuvo siempre bien marcado por una línea de cuatro en la que sobresalió la calidad de Mosquera; lo de Poggi fue mucha voluntad, pero de poca resolución, y Sánchez Prette, que debía ser el conductor natural, no apareció. Y así, todo le costó el doble.
Dio la impresión, dentro de ese panorama, que el segundo tiempo estuvo de más. Los ingresos de Zarif y de De Federico no cambiaron la situación del Globo y aparecieron sólo como un manotazo de ahogado que tiró el entrenador. La gente siguió pidiendo (infructuosamente) a Barijho y Arsenal bajó los decibeles a medida que el tiempo -y la fuerza de su rival- se iba consumiendo. Igual cada vez que la pelota pasaba por los pies de Leguizamón o de Yacuzzi, siempre daba la impresión de que podía nacer una nueva conquista. Pero no hizo falta. Los últimos minutos transcurrieron entre la calma lógica de uno y la improductividad asumida del otro.
Arsenal volvió a demostrar por qué su estilo de juego y la forma de entender el fútbol de su DT (Alfaro) son tan elogiados. Conocedor de sus virtudes y sus limitaciones, aparece como un conjunto homogéneo en todas sus líneas y eso le vuelve a abrir un interesante crédito para que su gente se ilusione una vez más.
Según Norberto Giuliano, secretario de Huracán, se le pedirá un resarcimiento económico a Estudiantes si Cristian Cellay va a ese club.
Sebastián Carreras y Mario Cuenca no jugaron: el lateral, por una molestia muscular; el arquero viajó a Córdoba por un problema familiar.
Con la de ayer, Arsenal y Huracán jugaron cuatro veces en primera. Los tres anteriores del historial habían terminado empatados.
Redondeó una muy buena labor. En gran parte del partido se hizo dueño del mediocampo. Aportó siempre mucha fuerza en ese sector y estuvo muy acertado en los pases.
Abrió la cuenta y después no desentonó en ningún momento. Fue quien mejor acompañó a Calderón en cada avance; con habilidad y soltura se convirtió en una de las figuras de su equipo. Decidido y eficaz.
Tuvo un muy flojo desempeño, ya que llegó muchas veces a destiempo a la marca y nunca ofreció sensación de seguridad. También le faltó velocidad para perseguir a los rivales.
Una labor poco convincente. Al igual que Maciel, se lo notó flojo en la marca y cada avance de Arsenal le causó numerosos inconvenientes. Para colmo, no se proyectó al ataque, algo que se esperaba de él.

