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Marcelo Bielsa todavía era DT del seleccionado argentino. Una mañana, en el predio de Ezeiza, había dispuesto hacer trabajos para ejercitar el anticipo. Uno por uno iban pasando los jugadores en su intento de llegar antes que el rival. Los futbolistas lo hacían, pero varios barrenando , tirándose al piso o sólo preocupados en cortar ese pase del adversario. Entonces fue allí cuando Bielsa hizo hincapié en "anticipar y no rechazar". Porque pretendía (y pretende) que ésa sea la primera pelota para atacar.
Así se produjo el primer gol del Bilbao a Barcelona. Iturraspe fue sobre Dani Alves (ubicado bien abierto sobre la derecha, a la altura del círculo central) y le ganó el anticipo de un saque largo de Valdés; el mismo corte fue un pase de cabeza hacia adelante y por la banda izquierda para el pique de Susaeta, que se impuso en la corrida a Mascherano, desbordó y metió el pase atrás para el golazo de Ander Herrera. ¿Todo nació de un pelotazo de Valdés? Sí, la misma presión bien alta, la misma jugada que a los 35 segundos no surtió efecto, sí funcionó a los 20 minutos. Si bien la filosofía de Barcelona es salir jugando, el arquero se vio obligado a dividir la pelota porque Bilbao les había tomado, uno contra uno, a todos los posibles receptores.
No fue una excepción. Así fue en cada presión de Llorente sobre Busquets, de Susaeta con Dani Alves, de Muniain con Abidal. El centro atrás es otra referencia del manual Bielsa , otra indicación de que el equipo, aunque pueda ganar, empatar o perder, tiene su identidad.
Athletic salió a jugar con un esquema 4-2-3-1, presionando la salida del rival, sobre todo tapándole las bandas y quedando parado 4-2-4, incluso en su campo para obligar a que Barcelona -parado 4-1-4-1 y con Messi como única referencia por el centro- salga jugando con Mascherano y Piqué. Lo puede hacer, pero está claro que no es su primera opción. O la más limpia. Bielsa le propuso muchos duelos individuales, como hace siempre: minipartidos dentro del partido. Trató de dejarles a los centrales libres y tapó preferentemente a Sergio Busquets (con un esfuerzo descomunal de Llorente -su N° 9- recuperando balones o cometiéndole foules tácticos), para que se sientan incómodos desde el primer pase. Valdés no pudo jugar limpio. Dejaban libres a los centrales y éstos debían transportar y romper la línea de presión para empezar a atacar. Bielsa prefirió las traslaciones de Piqué y Mascherano por sobre la tenencia y el criterio de Busquets. Así forzó al conjunto catalán a arrancar con un pelotazo, aunque eso no está en su esencia. En la última jugada, con el partido 1-2 y ya en tiempo de descuento en un campo mojado, Messi no buscó un centro a la olla "para ver qué pasa". Tiró una pared con Iniesta. Es cierto que la jugada se ensució, pero la intención siempre está. Bilbao, con un gran desgaste, le hizo incómodo el partido a Barcelona, que si bien generó peligro tocando, estuvo obligado a patear más que de costumbre desde afuera del área.
Bielsa sostiene que el pase a anticipar es el que se dirige al volante centro, ya que ahí quedás en posición de avance directo y de frente a los centrales. Sus equipos empiezan atacando desde la marca, proponiendo un juego de presión en todos los sectores, exigiéndoles a sus futbolistas una gran intensidad. Y, a partir de allí, que los pases sean verticales. Al Bilbao (y a Bielsa) no les interesó discutirle la posesión a Barcelona, no al menos en el porcentaje (fue 66 a 34% para los dirigidos por Guardiola). No le tuvo miedo al golpe por golpe. Fuerza las jugadas, siempre para adelante, como si no perdiera tiempo en buscar la mejor alternativa de pase. Cada posibilidad es la mejor para atacar, según Bielsa. Otro de los driles (ejercicios) que se observaron en su etapa en la selección fue que, a partir de que su equipo recuperaba el balón, le daba determinados segundos para transformar esa posesión en pasar a jugar en campo rival y en transformar ese avance en situación de gol. No le interesaba tener más tiempo la pelota, sino darle aceleración, pase vertical y utilidad lo más rápido posible. Bielsa pudo justificar su bronca en el penal no sancionado por el agarrón de Adriano a Iraola, pero no lo hizo. Y pese a que el 2-2 fue en el descuento, reconoció que el empate "era lo más justo". En eso también es distinto.
El partido fue un lujo por lo que entregó. Se jugó bajo los términos de Barcelona, es difícil sacarlo de esos parámetros. Pero una frase de Guardiola refleja cuán complicado se lo hizo Athletic: "Fue un espectáculo de honestidad. Nunca había jugado contra un equipo tan intenso. Por eso Bielsa es tan buen entrenador. Ha conseguido que el equipo sea suyo".
DT egresado de la Escuela Nicolás Avellaneda
cleble@lanacion.com.ar// Twitter : @cleble



