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Tiene el libreto bien claro. Lo estudia, lo memoriza y lo ejecuta a la perfección. El presente -el pasado reciente-, es similar siempre en la historia de Arsenal. Gana con lo justo, sin sobrarle nada, pero conserva los mismos méritos. El orden, la seriedad y la capacidad solidaria de Arsenal es un sello que lo distingue. Y a sus atributos de siempre le suma, ahora, otro valor: gana con el poder de los cabezazos. Anoche, superó con dos envíos aéreos a Banfield y se quedó con el duelo del Sur. Fue 2 a 1; un triunfo merecido y más claro que el resultado final.
Los números son inquietantes: de los seis goles que anotó en el campeonato, cinco fueron con la cabeza. El restante, un tiro libre. Calderón, primero; y Mannara, después, aportaron la cuota necesaria para que la serie continúe.
Fue un clásico cerrado, intrascendente, con pocas llegadas. Sin embargo, en un juego que por momentos pareció apático, Arsenal ganó bien porque supo cómo resolver el esquema de su adversario, muy parecido a su vencedor.
Tal vez, el cansancio -físico y mental- de jugar el Clausura y la Libertadores tiene a maltraer a Banfield. No despega en el certamen y basta un número para definir su presente: con el gol de Sanguinetti -que fue ilegítimo, ya que empujó la pelota con la mano, ante la pasividad del juez Brazenas- cortó una serie de 534 minutos sin marcar en el torneo local. Todo un símbolo de la sequía.
Apenas Cervera marcó el camino. Aunque con intermitencias, buscó el peligro en el área adversaria, pero no tuvo la compañía necesaria. Al final, Julio Falcioni, DT del equipo visitante, arriesgó con todo: puso un delantero más, dejó afuera a un defensor y terminó con un esquema con tres jugadores en el fondo. Pero ya era demasiado tarde.
Los primeros minutos fueron parejos. El dominio de Arsenal fue evidente en los primeros instantes; el empuje de Banfield fue lo mejor del final del primer capítulo.
Tuvo un quiebre -decisivo, que marcó un antes y un después en el desarrollo- el duelo del Sur con el tanto de Arsenal.
A los dos minutos del segundo tiempo, Arsenal se puso arriba. Y por arriba, claro, desniveló. Núñez envió un centro y Calderón se anticipó entre varias cabezas, ante la pasividad del arquero Barbosa.
Fue superior Arsenal, que manejó el desarrollo a su antojo y desesperó a Banfield. Hizo lo que mejor sabe: se cerró bien en todos los sectores, casi no dejó avanzar a Banfield y apostó por los pelotazos y los centros para estirar la diferencia. Pero Banfield tuvo la ayuda de la pasividad del juez Brazenas.
Dos jugadores tocaron la pelota con la mano en el área de Arsenal: primero Bilos, que desconcertó a la defensa. Y después Sanguinetti marcó el 1 a 1. El árbitro no vio la jugada ilícita. Sus asistentes tampoco. Y Banfield empató el cotejo casi sin proponérselo.
No se desesperó Arsenal. Y se repuso con sus mismos recursos: con la pelota en su poder, buscó la ventaja otra vez con el poder de los centros. Y luego de un córner de Ríos, el cabezazo de Mannara fue hacia la red, sin que San Martín, su marcador, pudiese evitarlo.
Con Cervera, con Andrizzi, Banfield mostró amor propio, pero no tuvo recursos suficientes para volver a empatar. Arsenal, con el libreto que se aprendió de memoria, con el poder de los cabezazos, sigue su camino.
"Fue una victoria merecida, porque desde el comienzo buscamos los tres puntos. Este equipo siempre busca el triunfo, aún en los momentos más complicados, sobre todo después del gol de ellos -por el tanto de Sanguinetti-", comentó Jorge Burruchaga, DT de Arsenal.
"Jugamos muy bien ante un equipo duro, que no te deja espacios. Tuvimos que superar un gol ilegítimo, pero no quiero acusar al árbitro (Brazenas) porque siempre hay equivocaciones. Arsenal es un conjunto fuerte en el juego aéreo, sobre todo cuando atacamos", explicó el entrenador.
Calderón convirtió otra vez: anotó el primer gol de Arsenal. "Nos sale bien lo que hacemos en la semana. Pero no hay que agrandarse, porque éste es un equipo humilde", analizó.
Antonio Barijho, en la reserva, anotó el gol del éxito de Banfield por 1 a 0, en la presentación del ex delantero de Boca tras su paso por Rusia.
Tras ser marginado del equipo, Denis amenazó con dejar la concentración. Al final, tras conversar con Burruchaga, se quedó y aceptó ser suplente.
En primera, Arsenal y Banfield se enfrentaron ocho veces. Y lo destacado es que Arsenal no perdió nunca: obtuvo tres éxitos y cinco empates.

