Boca: del cachetazo en la Copa Libertadores al título de la Copa Diego Maradona con efecto reparador

La Copa Diego Maradona tiene un efecto reparador para Boca. Premio consuelo, es cierto, tras una Copa Libertadores que lo despidió con un golpe intempestivo, pero premio al fin. La conquista en el certamen local alivia. Tanto que termina con un suspiro. Boca hizo lo que debía. Y mejor ni imaginar el vendaval que hubiera tenido que soportar si dejaba el trofeo en manos del inagotable Banfield.

La consagración de Boca en la Copa Diego Maradona

Ser campeón remedia algunos defectos. No todos. Pero es mucho mejor empezar a corregir las cosas con un título que verse otra vez con las manos vacías. La conquista se dibuja como un pequeño paso hacia el futuro reacomodamiento. Fue en los penales, por 5-3, tras el 1-1 en el tiempo reglamentario, en el que el Taladro había empatado en el quinto minuto del tiempo adicionado.

Boca y Banfield sostuvieron un duelo mental entre aquel que quería recuperarse de una dura caída y el que, con la frescura del momento, sentía que todo le resultaba nuevo. Russo y sus muchachos cerraron los ojos para tratar de olvidarse de la pesadilla en la Copa Libertadores, con la traumática eliminación ante Santos, en Brasil, por 3-0. Sanguinetti se encomendó al fervor, las ganas y el juego de un Taladro que buscaba una conquista histórica. Parecía mentira para ellos: hace algún tiempo, no demasiado, lo único que le importaba al club del sur era la permanencia en primera.

El comienzo dejó tendencias marcadas. Boca tendría que ser ingenioso con la pelota, cuyo dominio pocas veces estuvo en duda. La presión de Banfield apuntó a un quite rápido para después lanzarse en velocidad directo hacia Andrada. Si algo supo hacer el conjunto albiverde durante el campeonato fue hacer muchos goles sin demasiada posesión.

Boca llegó maltrecho emocionalmente. Y hacia ese concepto apuntó Russo entre semana. Como si fuera poco, Tevez estuvo entre los suplentes hasta que entró en la segunda parte por Ábila. Entre problemas personales, el capitán se integró más tarde al plantel y el entrenador prefirió reservarlo. Fue extraño verlo fuera, al menos desde el comienzo, de un partido decisivo. Como también resultó rara la exclusión de Salvio, que también ingresó.

En todo momento trataron de neutralizarse. Y los consiguieron durante buena parte del desarrollo. Por momentos, Banfield se protegió con todo el equipo en su campo y a Boca le costó demasiado encontrar profundidad. Por el contrario, los xeneizes rara vez se desprotegieron y dejaron el campo abierto para alguna réplica de su adversario.

Banfield hizo un trabajo integral desde que la pandemia de coronavirus obligó a un receso que pareció eterno. La desconfianza le cedió el lugar al empuje de la juventud. El recambio en el plantel incluyó al cuerpo técnico. Falcioni pasó a la secretaría técnica del club y Sanguinetti, hasta entonces uno de sus colaboradores, asumió el mando del plantel con un rumbo inequívoco: darles prioridad a las divisiones inferiores. Un dato alcanzará para describir la tarea. De los 28 jugadores que integraron la delegación en San Juan, 21 se formaron en el club.

Era el momento indicado para saber si las manos de Arboleda eran tan firmes como parecían. O si Galoppo, a puro despliegue y gol, era capaz de volverse tan punzante frente a Boca. También si Payero confirmaba la ubicación y la pegada en una gran final. Y si Fontana ratificaba sus condiciones de faro ofensivo.

Todo funcionaba para Banfield, que afilaba la definición, hasta que el bombazo de Cardona desarticuló su estrategia. El colombiano arrancó de izquierda hacia la derecha y, cerca del área, soltó una derecha fulminante que venció a Arboleda. Tanta potencia tuvo el remate que Cardona salió minutos después con una molestia muscular. Banfield tuvo que arriesgar y aprovechó la ventaja numérica por la expulsión de Mas y la lesión de González. Y encontró los penales con el cabezazo de Lolo en el tiempo adicionado. Los pateadores de Boca acertaron. El tiro de Rodríguez rozó el travesaño. Fue un guiño para el xeneize.

Emotiva, con el recuerdo del gran N° 10 revoloteando por cada rincón de la cancha, la Copa Diego Maradona llegó a su fin. Boca miró hacia arriba y respiró cuando vio que otra estrella estaba en su pecho.