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El tiempo pasa, el equipo y los resultados no aparecen y la paciencia empieza a acabarse en un Boca que, lejos de ir encontrando puntos de apoyo para afirmarse de cara a lo que viene, sigue sin encontrar un funcionamiento y volvió a caer en el laberinto de la incertidumbre a poco más de una semana del repechaje por la Copa Libertadores. La derrota en el clásico ante Racing, en la que el equipo redondeó una de sus peores actuaciones bajo el mando de Fernando Gago, expuso una realidad irrefutable a sólo ocho días de la serie ante Alianza Lima o Nacional de Paraguay: a pesar de los nombres y los fallos arbitrales, Boca es un manojo de voluntades dispersas capaz de caer frente a cualquier equipo.
“Cada vez que venimos a esta cancha nos roban, la palabra es esa. Racing debe tener buena relación con la AFA. Estamos cansados”, dijo Raúl Cascini, miembro del Consejo de Fútbol de Boca, minutos después del 0-2 en Avellaneda. La queja del exvolante tenía que ver, fundamentalmente, con la acción previa al primer gol de la Academia, en la que Gastón Martirena ganó 15 metros de terreno al sacar el lateral que derivó en el tanto de Luciano Vietto; y en la fuerte infracción del uruguayo que sacó de la cancha a Marcelo Saracchi y que mereció segunda amonestación por parte de Yael Falcón Pérez.
Pero más allá de ese reclamo, se incluyó otra queja: un supuesto penal de Juan Ignacio Nardoni, quien tocó la pelota con la mano pero sin intención y sin ampliar en volumen de su cuerpo.
Mi pregunta para Fernando Gago en conferencia de prensa y su respuesta: “no veo que falte creación”. pic.twitter.com/0RJhDDlEFT
— David Ganga (@davidgangaf) February 9, 2025
Pero lo cierto es que Boca no perdió por las decisiones del juez, y de ninguna manera puede simularse que al equipo le faltó, entre muchas otras cosas, la intensidad que tuvo Racing para jugar y la concentración para estar encima de cada pelota. “No voy a hablar del árbitro, sino de nosotros, que somos los responsables de la derrota, y que podríamos haber hecho mejor las cosas”, asumió Edinson Cavani, quien tuvo una sola chance de gol y vio la amarilla justamente por protestar en el gol de Vietto.
Boca invirtió millones en el mercado, pero su juego es cada día más pobre. A excepción de los primeros tiempos ante Huracán y Unión, donde se vieron pequeños atisbos del juego que pretende Gago, el conjunto xeneize fue un equipo amorfo y sin ideas que no logró plasmar en la cancha la idea que profesa el entrenador.
Por lesiones, suspensiones o -mayoritariamente- decisiones del entrenador, el técnico utilizó cinco formaciones distintas en igual cantidad de partidos y realizó innumerables modificaciones entre un compromiso y otro: tres entre el triunfo sobre Monte Maíz y el 0 a 0 con Argentinos Juniors; ocho entre el empate con el Bicho y el 1 a 1 con Unión; cuatro entre el duelo en Santa Fe y la victoria sobre Huracán y dos entre el 2-1 contra el Globo y la caída vs. Racing. Utilizó dos esquemas (4-2-3-1 y el 3-4-3), dos arqueros (Leandro Brey y Agustín Marchesin); cinco modelos de defensa; dos parejas de doble cinco (Herrera-Rey y Belmonte-Alarcón) y cinco ofensivas diferentes, en las que alternaron Brian Aguirre, Carlos Palacios, Exequiel Zeballos, Miguel Merentiel y Edinson Cavani.
Ante Racing, para colmo, se sumó la expulsión de Kevin Zenón, quien se perderá el choque de este martes con Independiente Rivadavia justo cuando a Boca se le viene una seguidilla de seis partidos en 18 días. Incluido, claro, el primero de los dos repechajes ante Alianza Lima o Nacional, que se miden este miércoles en Perú tras el 1-1 en Paraguay. Las lesiones, es cierto, tampoco colaboran: aún continúan afuera Sergio Romero, Nicolás Figal, Marcos Rojo, Ignacio Miramón y Ander Herrera, uno de los refuerzos estrella que sufrió un desgarro en su tercer partido en el club.
🗣️ “PODRÍAMOS HABER HECHO MEJOR LAS COSAS”
— A Todo Boca (@equipoatodoboca) February 9, 2025
✍️ Edinson Cavani pic.twitter.com/JPbJsgQvZn
“Creo que el partido tuvo momentos donde jugamos donde queríamos. Nos faltó un poquito más en esa fase ofensiva en el primer tiempo. Nos posicionamos mejor en las situaciones de ataque en la segunda parte, encontramos con más facilidad los lugares donde lo podíamos dañar”, consideró Gago, quien pese a la floja campaña del equipo se mostró optimista con vistas al futuro: “Estamos en una construcción de equipo. Esto recién comienza, vamos a seguir trabajando y confío en estos chicos. Lo bueno de tener estos partidos tan seguidos es que tenés revancha muy rápido. Veremos quién está disponible para jugar, quién terminó mejor este partido y lo que podemos hacer para dañar al rival”.
Si bien Boca había arrancado con el pie izquierdo sus últimos dos certámenes locales (tres empates y una victoria en la Copa de la Liga; y un triunfo, una igualdad y dos caídas en la Liga Profesional 2024), esta vez el rendimiento del equipo no estuvo a la altura de la expectativa generada en el receso. Herrera, la estrella que llegó de Europa, jugó apenas la mitad de los partidos. Alan Velasco, por el que Boca invirtió más de diez millones de dólares, llegó con una inactividad de tres meses y fue reemplazado en el entretiempo en Avellaneda tras perder casi el 60% de sus duelos individuales.
El calendario aprieta y Boca aún no encontró en la cancha las soluciones que buscó en el mercado. Cerró la fecha fuera de la zona de clasificación (avanzan los ocho mejores de cada zona, conformada por 15 equipos) y las presiones y las críticas ya son parte de una mochila cada vez más difícil de quitarse de encima.