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LA PLATA.- La llama del campeón no se extingue; se propaga en cada resquicio de esta ciudad. Hay pasión, locura, lágrimas en una celebración que parece en continuado. Pocos en Estudiantes habrán conciliado el sueño. Y, si alguien pudo hacerlo, recapituló sobre la almohada cada paso de esa vuelta olímpica novelesca, inspiradora de anécdotas que sólo hablan de coraje y valentía.
Desde que anteanoche partió de Liniers, el plantel recorrió los puntos históricos de la ciudad, recibió el cariño -agobio, de a ratos- de la gente, que siguió con perseverancia, a sol y a sombra, a sus héroes por todos los lugares. Desde la llegada el estadio Ciudad de La Plata hasta la misma Catedral, donde ayer el plantel agradeció por el título en el Apertura y fue recibido por 3000 simpatizantes. Por cada esquina, en cada rincón, calle o avenida, todo lo dominó el sentimiento pincharrata .
Ya en la madrugada de ayer, tras un viaje de dos horas en el que la autopista se tiñó de rojo y blanco, los jugadores llegaron al country de City Bell. No hubo tiempo que perder: tras breve transbordo, los futbolistas se subieron al ómnibus sin techo y fueron al estadio Ciudad de La Plata. Pese a la euforia, algunos jugadores se detuvieron en todos los detalles. Y uno de ellos advirtió que el vehículo esta cubierto por un plástico autoadhesivo con los colores del campeón. ¿Qué había debajo? Pintura azul y oro. Queda claro: Estudiantes embistió contra Boca y todos los pronósticos... El recorrido fue dulce, con amigos y familiares arriba, demasiado dulce. "Adelante, campeones", fue la leyenda.
El estadio los recibió impetuoso, adornado para la ocasión y con el calor de 45.000 corazones ardientes. Aunque, vale aclararlo, la organización no estuvo de lo más aceitada. La seguridad, tampoco. Los jugadores pidieron que la gente saliese del campo de juego. Los mismos hinchas organizaron la retirada dentro del campo. Algunos no acataron la orden y se vieron golpes.
La impaciencia creció y, cerca de las 2, Verón se bajó del ómnibus; megáfono en mano, les pidió a los hinchas -insultados desde las tribunas- que salieran; poco a poco los fanáticos entraron en razón. Cuando todo estuvo más o menos en calma, Pavone y Lugüercio, paraguas rojo y blanco en mano, entraron corriendo y encabezaron la vuelta olímpica. Detrás, Calderón, Alayes, Galván, Sosa, Andújar, Braña, Simeone con sus hijos, todos...
Los fuegos artificiales hicieron un guiño al cielo. A los jugadores les costó un triunfo -otro más, vaya paradoja a estas alturas- volver al vehículo. Entre apretujones, más abrazos y ruegos, pudieron hacerlo. Aunque las dificultades siguieron. Cuando pasó por una rampa, el ómnibus chocó la parte de arriba con un sector de la mampostería baja; en la marcha atrás, también golpeó una columna. Se escucharon gritos, risas, algún que otro insulto. Por suerte, no se lamenteron heridos. ¡Nada podía salir mal en la noche dorada! De regreso en el country, cada futbolista siguió su camino... por un ratito, nomás.
Ayer, cerca de las 11, Verón, Braña, Galván, Alvarez, Casierra, Alayes, Calderón, Benítez, Simeone, Saucedo, Andújar, Albil, Piatti, Maggiolo y Huerta, todos de civil, se presentaron en la sede y concedieron notas a cuantos medios estuvieron allí. En la calle, el fervor se corporizó en 120 hinchas que cantaron de principio a fin.
Uno de los puntos más emotivos se vivieron durante el mediodía. En otro ómnibus, el plantel se dirigió a la Catedral de La Plata y agradeció por el campeonato y entregó una ofrenda floral a la Inmaculada Concepción. Hubo cerca de 3000 personas en la puerta; incluso, la mayoría ingresó en el templo al grito de "dale campeón". En la primera fila se sentaron el secretrio Osvaldo Lombardi, el presidente Eduardo Abadie, Verón, Calderón y Simeone. Se habló de la bendición, se habló del orgullo, se habló de la gratitud, se habló del campeón.
El itinerario marcaba una escala más; sin embargo, hubo una sorpresa que tuvo sabor a desplante. El intendente Julio Alak, con el que Estudiantes mantuvo una larga disputa por la remodelación de su estadio, esperó al plantel con medallas, el nombramiento de ciudadanos ilustres y una placa. El teléfono sonó a último momento y anunció que los jugadores no irían. Las explicaciones dijeron que el ómnibus no podía avanzar por el delirio de la gente cuando... apenas dos cuadras separan la Catedral del edificio municipal. A buen entendedor...
Además estaba prevista una visita al gobernado Felipe Solá. Tampoco se concretó por el asedio del público. El periplo de Estudiantes terminó en la Catedral. Prosiguieron unas horas de descanso y otra vez el carrusel... Por la noche llegó la cena de los campeones en el hotel Sheraton, en Retiro. En otro ámbito, ya más relajados, pero con idéntica pasión.



