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Diez minutos del primer tiempo y River se entera de que todos los jugadores que viajaron a Paraguay deberán pasar por el control antidoping. ¿Persecución de la Conmebol? No, obligación.
"Es reglamentario", destacaron a LA NACION altas fuentes de la organización, que se apoyaron en la letra escrita, en el apartado 2 del artículo 12 del Reglamento Antidopaje de la Conmebol.
Cualquier hincha de River que lea ese reglamento no se quedará precisamente tranquilo. ¿Para qué se hacen los "controles dirigidos en competición"? Para "asegurar una "óptima detección y disuasión" ante un equipo que se sospecha que no cayó en el doping precisamente por accidente. Lo dice el reglamento: "Los controles dirigidos se realizarán principalmente para detectar el dopaje sistemático en un equipo. Si más de un jugador de un equipo ha dado positivo, se realizarán controles dirigidos de todos los jugadores".
En la Conmebol, que se jacta de ser "la única confederación del mundo" que hace antidoping en todos los partidos, hay molestia por los positivos de Camilo Mayada y Lucas Martínez Quarta.
Y que hayan sido por diuréticos disparó las sospechas, potenciadas porque esa sustancia también se detectó en el positivo de Fernando Barrientos, de Lanús, en la Libertadores, y de Nicolás Figal, de Independiente, en la Copa Sudamericana.
Los diuréticos, se sabe, son "enmascarantes", sirven para ocultar el consumo de otras sustancias.
Cuatro jugadores, tres equipos, un mismo país. Y una pregunta que circula en Asunción, aunque sin dar la cara ni ofrecer la respuesta: "¿Cómo es posible que cuando jugadores argentinos disputan la Libertadores den positivo, pero cuando lo hacen en el campeonato local no salte nada? La AFA, quizás, tenga la respuesta.




