Di María, íntimo: cómo convivió con los egos y por qué se llevó bien con Messi, Cristiano, Neymar, Ibrahimovic y Mbappé
Un día, Ángel Di María y Lionel Scaloni compartieron la selección pero fueron rivales. La Argentina se despedía rumbo al Mundial de Alemania 2006 y José Pekerman no quiso correr riesgos en el último amistoso: la mayor contra el Sub 20, a puertas abiertas en el Monumental. De un lado, un extremo izquierdo flaquito y escurridizo de Rosario Central, del otro un áspero defensor que entonces ya sumaba ocho temporadas en Europa. Las vueltas del fútbol, ¿no? Con Walter Samuel, Di María directamente compartió la Copa del Mundo de Sudáfrica 2010. Y Con Pablo Aimar, más allá de los dos años en Benfica, solo una vez jugaron en la selección, pero se trató de una noche inolvidable: bajo el diluvio, la del agónico gol de Martín Palermo ante Perú. De compañeros, a jefes. "A veces jodemos, pero cuando entrenamos, está claro quiénes son los técnicos y quiénes los jugadores, esa es la realidad. Sabemos diferenciarnos muy bien", confiesa Di María y abre la intimidad de una relación que todos tuvieron que reconfigurar.
Solo dos semanas después de darle la segunda medalla dorada olímpica al fútbol argentino con su gol en la final ante Nigeria, Di María debutó en la mayor de la mano de Alfio Basile. Titular contra Paraguay, en River. Solo Coloccini, Mascherano, Messi, Tevez y él no se retiraron de aquella formación. Sí, ya lo hicieron Abbondancieri, Demichelis, Heinze, Zanetti, Cambiasso y Riquelme. Ayer era uno de los pibes, hoy es uno de los veteranos. ¿Qué cambió? "Esto lo suelo hablar con Paredes, y con Gio [Lo Celso], porque concentramos juntos… Yo les digo que antes era más difícil poder acercarse a los más grandes. Antes se notaba más esa diferencia, en cambio ahora todos jodemos con todos; en aquellos años, uno tenía relación, sí, pero era muy diferente. Por ejemplo, cuando yo era sparring y me entrenaba con la selección, y hablo de 2005 o 2006, te levantaban en el aire, no te perdonaban una. Nosotros ahora no le pegamos a los chicos, les hablamos, les decimos ‘vamos bien, tranqui…’ Antes no les importaba nada, vivíamos volando los pibes… ¿entedés? Entonces, hay muchas diferencias entre ayer y hoy. Creo que ahora es mejor, porque la adaptación generacional es más fácil y así se hace más natural la convivencia", explica.
Se sabe que Di María ha jugado con los mejores de estos tiempos. Con todos, un caso único. La propuesta de la nación es que los ordena, que arme un ránking. Y enseguida se entusiasma. "Lo voy a sacar al ‘Enano’ porque es un extraterrestre, él ya es el mejor de la historia. No lo puedo comparar con nadie. Sólo le pido que no se le ocurra volver a Newell´s cuando yo esté cerrando mi carrera en Central. Cristiano es el que sigue; después está Zlatan, más atrás pongo a Rooney, luego Ney, Kylian [Mbappé]… y podría seguir con Sergio Ramos… e Iker Casillas. Nunca me hubiese imaginado jugar con tantos grandes futbolistas. Cuando llegué al Manchester United lo vi a Rooney y dije ‘con este jugaba en la play y ahora estoy al lado’. Me habían pagado 80 palos y yo pensando en que había jugado a la play con Rooney. Por otro lado, creo que todo lo que he conseguido ha sido porque nunca dejé de soñar, pero sin perder de vista que siempre las estrellas han sido los demás. Me preguntan ‘¿por qué te llevaste bien con Cristiano, con Ney, ahora con Kylian, con Zlatan que es un perro verde que se peleaba con todo el mudo?’ Sencillo: porque siempre corrí para ellos, porque siempre los tuve mucho más arriba que yo, porque siempre soñé con jugar con ellos, y cuando tuve la oportunidad, siempre intenté que se sintieran cómodos conmigo. Siempre me propuse correr por ellos, porque las estrellas no corren; y si corren, corren poco. Porque ellos están para que se la des y te solucionen el partido. Entonces, si hay que correr por ellos..., hay que correr. Es así".
-¿Y soñás con Di María, Mascherano y Lavezzi en Central?
-Y..., es difícil, difícil. Uno sueña tantas cosas, soñé con ganar un Mundial y faltó un poquito. A mí me quedan dos años en París, el ‘Pocho’ y Masche terminan el contrato ahora en China, pero no se qué harán de sus vidas, si se retirarán o no. Mis ganas de jugar en Central están intactas. Ahora, como dijo Leo [Messi], y es la verdad, uno también debe pensar en la familia, en sus hijos…, la inseguridad, las cosas que pasan. Yo en París tengo la tele argentina, veo cada cosas y me pregunto: ‘¿Y si le pasa a mi familia?’ En Rosario tengo a mis viejos, a mis hermanas, y estoy atento al teléfono todo el tiempo.
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