El arrebato contra la mesura, el jogging contra el traje: Costas y Domínguez actualizan el juego de las 7 diferencias
Por caminos distintos, y respetando sus propios manuales de estilo, los entrenadores de Racing y Estudiantes construyeron a dos meritorios finalistas del Clausura
5 minutos de lectura'

Sólo los une un dato: son los que más tiempo llevan en su club entre los 30 entrenadores de primera. Gustavo Costas termina su segundo año como técnico de Racing. Eduardo Domínguez lleva uno más en Estudiantes. Tres temporadas sin moverse de un lugar en la montaña rusa del fútbol argentino es una vida. ¿Son exitosos porque los bancaron? ¿O los bancaron porque fueron exitosos? Habrá de las dos, naturalmente. No es cuestión de estirar los ciclos de todos los técnicos hasta que los resultados lleguen.
Salvo en la vigencia, Costas y Domínguez difieren en casi todo lo demás. Si no hay una receta infalible, menos hay una sola que gane. Los arrebatos del primero, la mesura del segundo. La pasión que contagia contra la seguridad que convence. El que le responde a un hincha desconocido que consiguió su número y el que en su teléfono no tiene WhatsApp. Tremendas reacciones contra los árbitros en la adrenalina del campo, filosas respuestas en la tranquilidad de la conferencia de prensa. Un equipo, Racing, suele priorizar sus armas ofensivas, ahora más paciente pero en su momento al límite de quedar expuesto tácticamente. Estudiantes, en cambio, no tiene problemas en ceder la iniciativa y esperar el momento del zarpazo; Domínguez modela equipos prácticos. Hasta en la imagen se diferencian: más refinado, Eduardo; de ropa deportiva, Gustavo, a quien no cuesta imaginar de entrecasa con la misma de los partidos, siempre y cuando sea indumentaria de su club.

En la planificación del futuro tampoco pasan por los mismos estados. Se sabe quién dirigirá a Racing en 2026, todavía no puede asegurarse quién lo hará en Estudiantes. Diego Milito le propuso renovar a Costas después de la eliminación en la Libertadores. Fue el 3 de noviembre, cuando los suyos ni siquiera tenían asegurada la clasificación a los octavos de este torneo. La lógica general es esperar que se cumplan o no los objetivos para extender el contrato de un entrenador. Hay casos opuestos. Por ejemplo, con su decisión temprana River quiso no sólo oficializar la confianza en Marcelo Gallardo sino buscar un resorte que le devolviera, antes del final de la temporada, los importantes triunfos que quedaron en el olvido; sin embargo, después del anuncio perdió el superclásico, quedó afuera enseguida en el torneo y no entró en la Libertadores.
Costas desafía toda lógica. No le hizo falta llegar a la meta para que le propusieran renovar el vínculo. Así lo pensó Milito, que tenía otras preferencias cuando ideó ser presidente del club. Pero gestionó priorizando lo que funciona por encima de otros gustos. Tuvo criterio. Tal vez le costaría armar equipos de identidad en otros clubes argentinos pero, en Racing, Costas funciona. No es sólo arenga. También muestra detalles tácticos, como variar la cantidad de defensores, dependiendo del rival. Aunque el sentimiento es el punto de partida y el de llegada.
Estudiantes, en contrapartida, espera hasta más allá para sentarse con Domínguez. Recién la semana próxima, aseguran desde el club, hablarán de 2026. Más de una vez, en el 2025 que se va, los rumores de su posible alejamiento dominaron La Plata. El propio técnico polemizó con aquellos periodistas a los que supuestamente les había escuchado instalar esas versiones. En un partido contra Huracán en julio, hizo lo que pocas veces: se abrigó con el calor popular. Salió por un momento del segundo plano, levantó los brazos de cara a la gente que lo estaba ovacionando y el respaldo que se armó, sumado el 2-1 a favor tras el 0-1 parcial, fue un reinicio de ciclo.
Cuna de entrenadores como es, en Estudiantes difícilmente un DT pueda triunfar si se aparta de las líneas históricas. El bajo perfil, que se lo vea laborioso y la formación de equipos con marcada personalidad deben estar en el catálogo. Quedará para otra columna si todavía se puede hablar de bilardismo o menottismo entre los técnicos actuales (adelanto de opinión: prácticamente no), pero cuando nada menos que Juan Sebastián Verón buscó en otras fuentes, la recepción de la gente no resultó la mejor. A Domínguez, sin ser del riñón (se formó en Vélez y se potenció en Huracán), Estudiantes lo adoptó con naturalidad porque tiene aquellas virtudes. Y porque ganó.
El formato de torneo debe ser un ítem a tener en cuenta para elegir a un director técnico. Están los que se especializan en competencias de largo aliento, aquellas en las que gana el de mejor funcionamiento colectivo. Están los que se enfocan mejor en lo puntual, los que rescatan lo saliente de su equipo y lo deficitario para la estrategia del mano a mano. Los del método y los de la motivación. Si bien Domínguez parece del primer grupo, le está yendo bien como integrante del segundo, en el que Costas encaja perfecto. Será el otro punto en común que tienen quienes van a definir el Torneo Clausura, una estrella que, entre tantas copas inventadas, se gana con méritos, no con cercanía al poder.
Otras noticias de Eduardo Domínguez
Estudiantes, finalista. Entró por la ventana a los playoffs, se adueñó del clásico y ahora golpea las puertas de la gloria
Estalló el DT de Estudiantes. El enojo de Domínguez por otro arbitraje polémico: "¡De los penales que nos c... ni uno!"
"Se ve que no me tenía confianza". Penales polémicos: cuando los jugadores no obedecen al DT (y qué pasa después)
- 1
Marcelo Delgado habló acerca de la continuidad de Úbeda, de la situación de Cavani y de la posibilidad de Dybala
- 2
Grupo de Argentina en el Mundial 2026
3El sorteo de los torneos Apertura y Clausura 2026: la Liga Profesional determinó las zonas
- 4
Así quedaron las llaves de la Copa Intercontinental, tras el triunfo de Flamengo







