El jugador argentino llega a todos lados, menos a Arsenal

La condición de país exportador de jugadores que tiene la Argentina suele despertar dos sensaciones antagónicas. Por un lado, surge el orgullo porque esa demanda representa un reconocimiento a la capacidad y la fibra competitiva. Por el otro, provoca preocupación y cierta indignación porque el creciente negocio del mercado de pases no repara en los procesos formativos de muchos juveniles.

Esta constante emigración colocó a compatriotas en los equipos más fuertes de las principales ligas del mundo. Buena parte de los éxitos de Inter se explica en la contribución del nutrido grupo de argentinos. Messi brilla con luz propia entre la constelación de estrellas de Barcelona. En Real Madrid ya fueron campeones Gago e Higuaín. Tevez es sensación en Manchester United y Mascherano apuntala el mediocampo de Liverpool. Agüero empieza a encandilar en Atlético de Madrid. Demichelis se asentó en la defensa de Bayern Munich. Son algunos casos, quizá los más importantes, de la inserción de los jugadores argentinos en el centro del poder del fútbol mundial.

Si bien la conquista internacional es amplia, no es completa. Hay dos ciclos muy exitosos que no se nutrieron del aporte argentino. Y el otro caso, más significativo, es el de Arsenal, señalado por estos días como uno de los equipos más atractivos del planeta por su juego ágil, dinámico y punzante. Ver a Arsenal da placer y entretiene, lo cual no es poco en el fútbol moderno. El rendimiento del puntero de la Premier League no es casual ni se produce por generación espontánea. Se nota la mano, la búsqueda y el buen gusto del técnico Arsene Wenger, que va por la 12a temporada consecutiva al frente de los gunners .

El Profesor, o el Sigmund Freud de los técnicos, como alguna vez fue llamado en Inglaterra, adquirió prestigio por armar formaciones multinacionales -más de una vez, entre los titulares no hubo ningún inglés- que responden al amplio reclutamiento de jugadores internacionales que hace el francés. La gran mayoría no son figuras, sino que alcanzan ese estatus a medida que van creciendo en Arsenal. En el actual plantel conviven futbolistas de 17 nacionalidades, entre los cuales sólo hay cinco ingleses. En este gran mosaico sin fronteras que desde hace más de una década se convirtió Arsenal, la Argentina sólo estuvo representada por Nelson Vivas entre 1998 y 2001. Demasiado poco para lo que es nuestra cantera. Una falta de representación que, más allá de la curiosidad, no deja de ser un motivo de lamentación, porque lo que pasará a la historia como un modelo de integración y excelencia futbolística no tiene el protagonismo argentino que sí se encuentra en otras plazas.

Por Claudio Mauri

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