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La designación para dirigir hoy el partido de reserva entre San Lorenzo y Gimnasia y Esgrima La Plata lo desacomodó, pero al mismo tiempo le produjo una sensación de entusiasmo y expectativas: se abre una nueva etapa para Nicolás Lamolina, de 23 años, que encarna otro eslabón de una larga trayectoria familiar en el arbitraje.
Primero fue Francisco, su abuelo, que controló 27 partidos de la primera división entre 1954 y 1959. Luego siguió su padre, del mismo nombre, que entre 1981 y 1999 dirigió 515 cotejos, fue árbitro internacional y marcó un estilo de conducción con el recordado Siga-siga, que toleraba la jugada brusca y perseguía la continuidad del espectáculo con tal de que los 22 jugadores concluyeran el partido.
Ahora es el turno de Nicolás, que hoy estará frente a su máximo desafío de su corta carrera. "Es una alegría enorme, no me esperaba esta posibilidad tan pronto", comentó.
Nicolás tiene antecedentes futbolísticos: jugó en Tigre entre 2000 y 2001, al año siguiente pasó por El Porvenir y entre 2003 y 2004 actuó en Central Ballester. "Era volante por la izquierda, pero ya a los 21 me dí cuenta de que mi camino era el arbitraje".
Ya cuando estaba en quinto año había cursado en la Asociación Argentina de Arbitros (AAA). En 2004 realizó una pasantía en la AFA y posteriormente hizo la homologación para que el camino se le abriera en las distintas categorías. "Empecé por las divisiones infantiles y me tocaron los enfrentamientos entre Boca y River. Después pasé por las líneas de la primera C y la D y continué con los juveniles de la primera A", cuenta.
Ahora bien: ¿cómo es su método? "Por ahí la gente me relaciona con aquel Siga siga de mi papá, pero para mí no es ni una cosa ni la otra: a la hora de cobrar, intento ser lo más justo posible".
En estas horas previas al debut en la reserva, Nicolás recibió los consejos de su padre, que en el final de su carrera se colocó como el opuesto de Javier Castrilli, recordado por su frialdad y dureza en los fallos. "Mi viejo me respaldó en todo momento. Me aconsejó que en San Lorenzo-Gimnasia no trate de hacer nada diferente, que no incorpore nada nuevo; solamente que me maneje como lo hago siempre". Hace unos años, también su abuelo -ya fallecido- lo animó a que continuara con el legado.
Ahora es el tiempo de Nicolás Lamolina, que también sueña con dirigir en la primera división.


