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Gallardo ya piensa en los refuerzos para reinventar a River
El DT está inquieto por el mal momento y quiere cuatro incorporaciones para 2018: dos delanteros, un mediocampista central y otro diestro para cumplir una tarea parecida a la que hacía Carlos Sánchez
Marcelo Gallardo tiene dos oficinas, una en el Monumental y la otra en el River Camp de Ezeiza. Allí suele sentarse a repasar videos de su conjunto y de los rivales, a diagramar entrenamientos, a mantener charlas con los integrantes de su cuerpo técnico, a pensar el modo de que su proyecto ayude a potenciar el desarrollo de las divisiones inferiores; en fin, a tratar de que River sea un club y un equipo todavía más poderoso. Preocupado por el desangelado presente futbolístico de River, el Muñeco se prepara para afrontar la décima final de su ciclo y para tratar de conseguir su séptimo título como entrenador del club ante Atlético Tucumán, por la Copa Argentina. Sabe que antes deberá ir a La Plata para visitar a Gimnasia en el último partido de River en la Superliga previo a las vacaciones. Sabe que su equipo deberá levantar el nivel para jugar esa inminente final con mayores posibilidades de ganarla. Sabe, también, que el calendario lo obliga a pensar en 2018 porque en menos de 40 días su equipo estará ya de pretemporada por quinta vez en los Estados Unidos desde su asunción a mediados de 2014. Y el borrador del técnico para intentar reinventar al equipo incluye la llegada de al menos cuatro refuerzos: dos delanteros, un volante central y un mediocampista diestro, estilo Carlos Sánchez. Cuatro caras nuevas de mínima, es la idea del entrenador que hoy no le encuentra la solución a esas dificultades en el rendimiento que se vieron profundizadas luego de la dolorosa eliminación en la Copa Libertadores ante Lanús.
¿Y un arquero, el puesto que mayores dolores de cabeza le dio a River en el año? Alrededor de Gallardo y en la Comisión Directiva afirman que el técnico se las arreglará con Enrique Bologna y con Germán Lux, y por lo bajo reconocen que es muy posible que Augusto Batalla sea cedido a préstamo a otro club. De todos modos, hay antecedentes que marcan que algunas veces que en River se negó una información, luego se comprobó que lo dicho por la prensa era cierto. De manera que hay que esperar para tener la certeza sobre qué hará Gallardo con ese puesto.
Rodolfo D’Onofrio jura ante LA NACION que acordó con Gallardo no hablar del tema refuerzos hasta después de las elecciones del próximo domingo. “Sería una falta de respeto para los otros tres candidatos si nos pusiéramos a diagramar el equipo con una elección por delante”, sostiene el presidente de River. Eso sí: reconoce que “eso no quita que Gallardo ya tenga en su cabeza una idea de los puestos que quiere reforzar”. El técnico, en efecto, ya sabe que necesita dos delanteros de primer nivel porque las idas de Sebastián Driussi y de Lucas Alario, más la incertidumbre respecto del momento en el que Rodrigo Mora y Marcelo Larrondo estarán disponibles para jugar, lo dejaron con muy escasas variantes en el aspecto ofensivo: hoy solo dispone de Ignacio Scocco , Rafael Borré y Carlos Auzqui , éste último de pobres actuaciones.
Los mercados de pases de River suelen estar signados por un marcado hermetismo tanto de la dirigencia como del propio Gallardo. Ellos entienden que cuando un nombre trasciende, la negociación se vuelve más compleja y los clubes dueños de los pases de los futbolistas requeridos aumentan sus cotizaciones. En silencio es mucho mejor, piensan. Sin embargo, tarde o temprano los nombres se filtran, salvo excepciones como la de Andrés D’Alessandro, cuyo regreso fue anunciado de un día para el otro y sin que tal posibilidad hubiera trascendido. Ahora se sabe que a Gallardo le gustaría contar con dos de estos cuatro delanteros: Darío Cvitanich, Lucas Pratto, Silvio Romero y Ezequiel Cerutti. En ninguno de los casos a River le resultara sencillo contratarlos: Banfield ya le dijo que no por Cvitanich recientemente, para la Copa Libertadores; San Pablo pagó 6.000.000 de euros por la mitad del pase de Pratto; la ficha de Romero, también pretendido por Boca, costaba no menos de 6.000.000 de dólares hasta hace poco, aunque su presente en el América de México dista de ser positivo y eso podría colaborar; y parece difícil que San Lorenzo acepte negociar en el mercado local a Cerutti, uno de sus principales atacantes.
Para la mitad de la cancha, en tanto, por ahora trascendieron dos nombres que siempre fueron del agrado de Gallardo. Uno de ellos, como Walter Montoya, estuvo cerca de llegar a River hace un año. El ex Central hoy está en el Sevilla pero juega muy poco, lo que hace que vea con buenos ojos la chance de regresar al país. Llegado el caso, River deberá competir con Boca: Guillermo Barros Schelotto también lo quiere. Y Damián Musto sería la alternativa con la que le gustaría contar como eventual reemplazante de Leonardo Ponzio. En ese puesto también dispone de Iván Rossi, pero el ex Banfield no logró afirmarse como una variante de confianza, y del juvenil Zacarías Morán Correa, a quien en el último mercado de pases le recomendó buscarse club para ir a jugar a préstamo, algo que finalmente no ocurrió. Musto, ex Rosario Central, juega en el Tijuana y es fanático de River, al punto de que estuvo como hincha en el Monumental el día de la consagración en la Libertadores 2015 ante Tigres, de México.
Gallardo deberá reinventar a River una vez más. Espera por al menos cuatro incorporaciones. Y espera, también, que le rindan como él espera y no como le ocurrió con casos como los de Nicolás Bertolo, Tabaré Viudez, Arturo Mina, Carlos Auzqui, Marcelo Larrondo, Milton Casco y Luciano Lollo.
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