La refundación que planea la Conmebol en el año del centenario

ASUNCIÓN.- En su primer día de trabajo al frente del fútbol sudamericano, el paraguayo Alejandro Domínguez sabe que tiene múltiples frentes abiertos. El interno, con las sospechas de corrupción que todavía se ciernen sobre algunos directivos y empleados de la Conmebol, como el español Gorka Villar. El externo, que involucra a la postura de la entidad en temas candentes como los pases-puente, las transferencias de futbolistas menores de edad y los derechos de formación. En medio de toda la marejada, la confederación debe pronunciarse sobre el candidato al que votará en las próximas elecciones de la FIFA, para las que falta menos de un mes.

Al anuncio efectuado ayer sobre la contratación de una de las Big 4 (el grupo de gigantes contables que integran KPMG, Ernst & Young, Deloitte y Price Waterhouse) para auditar los últimos cinco años del fútbol sudamericano, Domínguez debe sumarle hechos concretos. El flamante presidente habló de una confederación "de puertas abiertas". Es allí, en la comunicación, donde comenzarán a verse los primeros cambios: la Conmebol relanzará su sitio web en febrero y reformará su departamento de comunicaciones. La idea es responder, a partir de ahora, a todos los requerimientos de la prensa.

"En el Congreso Extraordinario hablamos más de abogados y de contratos que de fútbol", se escuchó en el lobby del hotel donde dormían los dirigentes convocados. Para cambiar esa situación, y que los directivos vuelvan a centrarse en la organización del deporte, la Conmebol conformó en diciembre la comisión de Asuntos Legales. Ellos deberán evaluar el proyecto de reforma del estatuto, que entre otros puntos prohibirá la reelección indefinida de los presidentes. Este cuerpo, además, estudiará todos los hallazgos que resulten de la auditoría forense y de análisis de fraude. Ellos decidirán si las evidencias son suficientes para iniciar una demanda legal. "La Conmebol es la gran víctima de este tema", dijo Domínguez al asumir. El presidente se comprometió, además, a hacer público el reporte de los investigadores.

A nivel interno, Domínguez también sabe que los clubes más importantes del continente esperan los números de los contratos televisivos. Ya le manifestaron que consideran exiguo el 40% de aumento que la confederación les ofreció. Como mínimo, pretenden el doble. El presidente de Olimpia de Paraguay, Marco Trovato, situó entre "160 y 170 millones de dólares" los ingresos de la Conmebol por derechos televisivos durante el año 2016. Unos 135 millones corresponden a la gran competencia continental: la Copa Libertadores. La reunión de los directivos de la Liga Sudamericana de Clubes (los que reclaman el aumento) del 3 de febrero en Buenos Aires debería servir para zanjar el asunto.

El futuro de las triangulaciones (también conocidas como "pases-puente"), la transferencia de futbolistas menores de edad, el efectivo pago de los derechos de formación para los clubes sudamericanos y el análisis de la amnistía para instituciones castigadas como Boca, San Lorenzo y Rosario Central son otros de los temas en la abultada agenda del flamante presidente, que acaba de renunciar a su cargo en la Asociación Paraguaya de Fútbol (APF).

El mensaje de la "renovación dirigencial", que la Conmebol pretendió transmitir en el congreso, deberá traducirse a los hechos. Domínguez no reniega de su amistad con Juan Ángel Napout, su antecesor tanto en el fútbol paraguayo como en el sudamericano, pero sabe que deberá distanciarse de él en los métodos. Ésa será la primera señal de que la transparencia deja de ser una promesa para transformarse en un hecho concreto. La publicación de los balances contables, los contratos de televisión y un futuro llamado a licitación internacional sin intermediarios forman parte del combo de medidas que el presidente está dispuesto a tomar.

La buena señal que dejan las reuniones en esta ciudad es el consenso. Es cierto que la unidad se forjó en los últimos días porque el candidato uruguayo, Wilmar Valdez, sabía que perdía. Pero eligió dar un paso atrás para que el fútbol sudamericano pudiera dar un síntoma de cambio: todas las federaciones están detrás de Domínguez. Lo apoyan y respaldarán las decisiones que tome. No es un dato menor para una confederación que, en el año de su centenario, necesita refundarse.

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