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Lionel Messi y Robert Lewandowski, un cruce poco amistoso y la charla en secreto luego de Argentina - Polonia
El rosarino y el goleador polaco tuvieron algunas situaciones que quedaron en la mira de todos
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Después de todo lo que se habló desde la tarde del sorteo de los grupos del Mundial Qatar 2022, este miércoles Lionel Messi y Robert Lewandowski se encontraron finalmente en el campo de juego del estadio 974. Fue en el partido entre los seleccionados de Argentina y Polonia que cerró la primera etapa de la Copa con la clasificación de ambos equipos a los octavos de final del torneo, tras el triunfo por 2-0 del conjunto albiceleste.
El rosarino y el actual delantero de Barcelona pasaron de los saludos formales luego de sonar los himnos y en el sorteo junto al árbitro a tener una charla secreta de casi un minuto apenas concluyó el encuentro. Por entonces, todavía estaba en suspenso la situación de los polacos, porque Arabia Saudita y México no había terminado y de ese resultado dependía el destino mundialista de Robert y compañía.
En el partido, Messi protagonizó un frío cruce con Lewandowski en los últimos minutos de juego, cuando al argentino lo encaró en la mitad de la cancha en un intento por avanzar hacia el arco. El polaco lo marcó con el cuerpo para quitarle la pelota, lo bloqueó dos veces y esa situación derivó en un Messi molesto, que no pareció aceptar las disculpas. Iban cinco minutos de los seis que se habían adicionado.
Al final del partido, los jugadores se encontraron, intercambiaron algunas palabras tapándose la boca para que no se les pueda leer los labios y se abrazaron, aunque con caras de que lejos estaban de demostrar afinidad. De hecho, Leo no sonrió en ningún momento y su rival apenas esbozó una mueca mientras lo tomaba del cuello.
Necesito tatuarme a Messi esquivando el saludo de Lewandowski pic.twitter.com/pCO4r3WHcU
— Ranuk 🇦🇷 (@EmilioRanucoli) November 30, 2022
“A mí me enseñaron que todo lo que pasa adentro de la cancha queda adentro de la cancha y todo lo que pasa en un vestuario queda adentro del vestuario. De mí no va a salir algo que nos digamos en la intimidad”, dijo Messi, al consultársele sobre las situaciones en la zona mixta, camino al micro que lo llevaría a la concentración. En el fondo, lo que hay detrás es una vieja disputa, nacida cuando el polaco se ofendió porque Messi no lo votó para el premio The Best que otorga la FIFA (votó a Neymar, Mbappé y Benzema), que de todos modos Lewandowski ganó. El delantero dijo después de aquel episodio: “Voté por él porque aprecio lo que ha hecho. Messi dijo que me votaría para el Balón de Oro, pero no me votó por The Best. Es su decisión, pero de todos modos, yo gané el premio, así que me resultó más fácil aceptarlo”, dijo Lewandowski. A partir de aquello es que estalló todo. Sería la verdadera razón del conflicto.
¿Habrán hablado de eso hoy? Nadie lo sabe. “¿Mi conversación con Messi? Tuve que defender mucho hoy, especialmente contra Leo. Fue un pequeño duelo divertido, pero todo está bien. Argentina tiene un gran equipo y es uno de los favoritos”, se limitó a comentar Lewy, con la prensa polaca.
El delantero de 34 años reconoció un sentimiento agridulce, porque si bien es verdad que perdieron con contundencia (en el resultado, pero sobre todo en el juego), Polonia alcanzó la clasificación y, el próximo domingo, se medirá con Francia, al vigente campeón del mundo. “Por primera vez en mi vida experimenté algo así, un fracaso tan feliz. Pero ya no importa porque finalmente pasamos el grupo en la Copa del Mundo. Es un gran éxito”, expresó Lewandowski.
“No fue un gran partido para nosotros. Pero pronto lo olvidaremos. La clasificación es lo más importante. Jugamos los octavos de final contra Francia, que es incluso más fuerte que Argentina. Tenemos que aprender de la derrota de hoy. Definitivamente jugaremos mejor el domingo”, dijo. Y amplió: “El duelo con Argentina no fue un partido para un delantero. La defensa era importante. Se trataba de una clasificación y la obtuvimos. Da igual que sea por diferencia de goles, tarjetas o lo que sea. El gol que nos hicieron rápido en la segunda mitad nos afectó mucho. La confianza en sí mismo se debilitó. Tenemos mucho margen de mejora antes del partido con los franceses”.
Messi, Lewandowski y el primer cruce caliente
Todo es relativo. ¿Cuánto vale Lionel Messi? Difícil de calcular. Según las páginas especializadas en la materia, si una entidad quisiera adquirirlo ahora mismo, unos 50 millones de euros, a los 35 años, en la etapa final de su maravillosa carrera. Juega en PSG, aunque no se sabe por cuánto tiempo más. Y en la selección, desde ya: un símbolo que trasciende todos los tiempos. Lleva la 10 de la Argentina; un penal contra Arabia Saudita, en el misterioso 1-2 y un gol de salón frente a México, en el imprescindible 2-0.
Sin contar a Karim Benezema, lesionado (entre todos los lesionados de Francia, el mejor del Mundial con ráfagas impactantes), Robert Lewandowski es, probablemente, el mejor número 9 mundial. Vale 45 millones (¿solo cinco menos que el crack rosarino, que para muchos especialistas, es el mejor de todos los tiempos?) y juega en Barcelona, un gigante. De algún modo, cuando a Leo le abrieron la puerta de salida, el polaco -nacido en Varsovia, de 34 años, y que sufrió cierta impaciencia de los fanáticos locales, igual que Leo en nuestro país- es su reemplazante... natural. Un número 9 de salón, pero que no tiene una relación directa con el crack universal, de 1,70 metros.
El polaco mide 15 centímetros más y falló el penal que Leo sí convirtió en la primera fecha, en el 0-0 con México. En el segundo encuentro, aprovechó un descuido de la defensa árabe, marcó su primer tanto en un Mundial y, al rato, de taco, casi sella otro. ¿Se quieren, se respetan, se... odian? Representan, eso sí, el cruce entre cracks saliente en lo que va de Qatar 2022.
Celebridades, capitanes, egos. ¿Un premio puede haberlo cambiado todo? Una gala, en noviembre de 2021, determinó el séptimo Balón de Oro para Leo (sorpresivo para muchos), que se impuso en la votación que entrega el trofeo que entrega France Football, con 613 puntos sobre 580 del, por entonces, atacante del Bayern Münich.
“Es un honor estar aquí contigo, has batido récords y también mereces ganar el Balón de Oro. Todo el mundo estuvo de acuerdo que el año pasado fuiste el ganador. No se pudo hacer por el tema de la pandemia, pero creo que mereces tener este trofeo en tu casa”, fueron las palabras de Messi a Lewandowski al recibir la distinción.
Sin embargo, el polaco interpretó que Messi no fue sincero y contraatacó: “Me gustaría que su declaración fuera honesta, no palabras vacías”. Y fue más allá: “Hubo tristeza, no tengo nada que esconder. No puedo decir que esté satisfecho sino todo lo contrario. Me siento insatisfecho. Estar tan cerca, competir con Lionel Messi… por supuesto que respeto cómo juega y lo que ha conseguido. El mero hecho de que pude competir con él me muestra el nivel que pude alcanzar. Pero, de hecho, me sentí triste.”
En la antesala de la Finalísima contra Italia, Leo conversó con TyC Sports. Y dijo: “Cada uno puede expresarse y decir lo que quiere. No comparto lo que él dijo pero tampoco le di tanta importancia. Ya está, quedó ahí y que diga lo que quiera. No me interesa. Las palabras que yo dije en su momento fueron de corazón porque lo sentía así realmente: que se merecía el Balón de Oro, porque me parecía que el año anterior había sido el mejor. Pero el año en que lo gané yo, no fue el mejor”.
Cristiano Ronaldo, Neymar, Erling Haaland, Kylian Mbappé y tantos otros. Entre ellos, el Gran Robert. Si Messi tuvo una vida en Barcelona, el polaco pasó ocho temporadas en Bayern Münich, en donde lo ganó todo, luego de cuatro años en Borussia Dortmund. Cuando le consultaban, se inclinaba por Cristiano, en esa compulsa histórica que ya no tiene ningún sentido. Meses atrás, cambió de parecer: aseguró que Leo es “una Ferrari histórica”. De esas que causan asombro. Un “¡Wow!”, exclamó, luego de la respuesta.
Leo registra la estadística de 778 goles en 999 partidos, sumadas sus presentaciones en Barcelona, Paris Saint Germain y la Selección. Un promedio de anotación de 0,79 tantos por juego, al que Lewandowski se le acerca con 0,72 (604 en 831 encuentros) a lo largo de su trayectoria en Znicz Pruszkow, Lech Poznan, Borussia Dortmund, Bayern, Barcelona y el seleccionado polaco. Según cita la agencia Télam, Messi, ganador de 41 títulos, fue seis veces propietario de la Bota de Oro en Europa, un premio que se asigna al mayor goleador de las principales ligas de ese continente y que el polaco le arrebató en las últimas dos temporadas.
El argentino la consiguió en la campaña 2009/10 (34 goles), 2011/12 (50), 2012/13 (46), 2016/17 (37), 2017/18 (34) y 2018/19 (36), siempre como futbolista de Barcelona; mientras que el centrodelantero polaco se la adjudicó en 2020/21 (41) y 2021/2022 (35) durante su etapa en Bayern. En esas dos temporadas, Lewandowski fue reconocido por la FIFA como el mejor futbolista del mundo mediante la entrega del premio The Best, creado desde el final de la alianza con la revista France Football, que entrega el Balón de Oro.
Una naciente polémica creada por un cronista argentino en Qatar, reabrió el debate... a medias. “¿Por qué no?”, ¿por qué no le daría la mano? Está todo bien con Messi, nunca tuve nada contra él. Quizás hayan visto en Instagram decir a alguien cosas de Messi que yo no dije”. Y sonreía.
El partido de este miércoles fue el cuarto enfrentamiento entre ambos, el primero a nivel de selecciones. En la temporada 2014/15, disputaron un cruce de semifinales en la Liga de Campeones, que registró un triunfo para cada uno pero con la clasificación a favor de Leo. Un 3-0 catalán, un 3-2 bávaro resultó la serie. Cinco años después, Lewandowski volvió a ganarle con Bayern Münich en los cuartos de final de la misma competencia con un histórico 8-2, en el que marcó el sexto gol de su equipo, un sutil cabezazo.
Tenía 17 años cuando su padre, un jugador de fútbol y entusiasta del judo, en su versión amateur, falleció a los 49. El drama le pegó tan fuerte que, con el tiempo, Mr. Lewangoalski vivía lesionado. Le pesaban las piernas. Por ese tiempo jugaba en Legia Varsovia. “Fue un año duro. Mi padre se había ido y tuve que crecer muy rápido. No sabía qué hacer con mi vida. Pensé, ‘No puedo rendirme y aceptarlo’. Decidí luchar”, recordó, hace tiempo, en una entrevista.
Jürgen Klopp lo había convocado para ser pieza de recambio de Lucas Barrios en Borussia Dortmund, pero no arrancaba. Hasta sus hinchas comenzaron a llamarlo “Chancentod” (algo así como un desperdiciador de situaciones de riesgo). La prensa alemana lo cuestionaba, los hinchas se burlaban. “Me esperaba más juego, más goles, y que aguantara mejor el contacto. No está en su nivel”, llegó a decir Klopp. Tiempo después, todo un crack. Y no solo por los goles. La salida de Leo rompió la estructura catalana. En Barcelona querían “un jugador franquicia”, luego de la salida del rosarino, envuelta en lágrimas. Con el tiempo, en acusaciones. “No es una cuestión de reemplazar a Leo. Eso es imposible. Messi generaba, tanto en el campo como fuera, lo que se le pagaba. Pero ya no está”, reflexionaban, desde Barcelona.
Lewandowski no es Messi. Y comparar a Messi resulta un juego de niños, un absurdo en la adultez. ¿Se quieren, se respetan, prefieren evitarse? A esta altura, poco importa. Son dos colosos.
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