Los festejos lejos del Monumental, una cuenta que se hace más grande

El comienzo del partido fue alentador, el desenlace enseñó la misma y preocupante imagen que acompaña a River en los últimos tiempos, cada vez que el equipo que conduce Ramón Díaz se aleja del Monumental. Con el tropiezo en Floresta, la cosecha de puntos de los millonarios no repunta cada vez que juega en calidad de visitante, y así las posibilidades de entreverarse entre los candidatos, en un torneo donde nadie logra despegarse ni ejercer una mínima superioridad sobre el resto, es más complicado. El oscuro panorama crece, la alarma suena con mayor intensidad y hace un poco más de ruido cuando se observa el fixture: después de recibir a Lanús, el próximo domingo, River se presentará en la Bombonera, una cancha en la que no gana desde el 16 de mayo de 2004, cuando por el torneo Clausura se impuso 1-0, tras un gol de Fernando Cavenaghi.

Casualmente, Lanús es el último rival al que River logró superar como visitante, una rueda atrás, en el Sur. Fue un partido de alto voltaje, que se definió en los últimos minutos y con una aparición sorpresiva de Gabriel Mercado. Con aquel éxito, los millonarios sumaban 14 puntos y se ubicaban a seis unidades del líder, Newell's. Después, llegó la sequía de festejos que se agiganta y la cuenta ya es de nueve partidos, con cinco empates y cuatro derrotas.

Los goles, otra preocupación

Para ganar se necesita convertir goles, y esa es otra de las materias que adeuda River y que arrastra el tercer ciclo de Ramón en Núñez. El riojano, que siempre supo de diseñar formaciones que se destacaron por el poder de fuego, ahora pena con la floja efectividad. Con All Boys rompió una racha, aunque ni así le alcanzó para embolsar los tres puntos y quedar a tiro de la cima. Por segunda vez en 27 partidos, los millonarios anotaron dos tantos en un mismo encuentro. No lo hacían desde el 8 de octubre del año pasado, cuando hicieron gala de su potencia de ataque frente a un desanimado Tigre, al que superaron 3-0.

Esa sequía goleadora la disimulaba, porque aún así se las ingeniaba para sumar y ser protagonista. Pero en Floresta, a pesar de ponerse en ventaja por intermedio de Carbonero y de descontar cuando el marcador era 3-1 también con un gol del volante colombiano, no le alcanzó para alzarse con una victoria.

De esos 27 partidos en los que River no puede concretar en la red lo que muchas veces produce en la cancha, el dato alarmante es que en 10 de esos encuentros no pudo romper el cerco rival. No es una casualidad que los 12 goles que el equipo convirtió en el torneo Inicial fuera la marca más raquítica de los millonarios en un campeonato. La misma tónica está transitando en la nueva aventura el plantel que comanda el entrenador riojano, que realiza ensayos con los delanteros para pulir la definición de las jugadas, pero aquellas intensas pruebas no se reflejan en los partidos. Cavenaghi, que fue el artillero en el Clausura 2002, la última experiencia de Ramón como DT de River y que terminó en vuelta olímpica, es ahora, con tres tantos, el artillero, aunque esa similitud no alcanza para entusiasmar ni esperanza en conseguir una nueva estrella.