

Encontrá resultados de fútbol en vivo, los próximos partidos, las tablas de posiciones, y todas las estadísticas de los principales torneos del mundo.
De repente, su nombre empezó a conocerse en el Parque de los Príncipes. A puro gol, como él sabe. Martín Alejandro Cardetti, a los 26 años, llegó en silencio a Paris Saint Germain, pedido por el entrenador Luis Fernandez.
El pibe que nació en Río Cuarto, Córdoba y que una vez se animó a ir solo a Rosario; el que cumplió su sueño de primera jugando en Central y el año último estuvo seis meses inactivo por un problema contractual con River, donde se consagró goleador del Apertura 2001. El mismo que pasó del infierno al paraíso. Cardetti es el máximo anotador de la liga francesa, con siete goles en nueve partidos como titular; vive en un castillo en las afueras de París, tiene figuritas con su nombre y la hinchada ya corea su apellido. "Es un sueño, no puedo describirlo de otra manera. A veces me da vergüenza contárselo a mis amigos, pero esto es otro mundo", cuenta en una charla telefónica con LA NACION.
-Hacé una evaluación entre lo que es River y PSG.
-Principalmente que ésto es una sociedad anónima y River no. La gente está mucho más encima de los detalles, como en cualquier empresa; hay mucha organización. Pero en lo futbolístico en sí, no hay muchas distancias.
-¿Extrañás jugar en la Argentina?
-No, aunque es cierto que el fútbol se vive de una manera diferente. El otro día, por ejemplo, vi el clásico con Boca en directo y fue increíble revivirlo. Acá, en cambio, son partidos importantes, pero nada más. El sábado jugamos el clásico con Olympique Marsella, ganamos 3 a 0 y fue todo muy calmo, aunque todos los partidos de local la cancha se llena con más de 40.000 hinchas. En este club es obligatorio quedarse a cenar con la familia o con quien haya venido con vos al estadio luego de los partidos de local; es muy integrador ese tema. Después de esa victoria había sólo seis personas esperándonos para los autógrafos.
-¿Ya te conoce la gente en la calle?
-Yo voy tranquilo a todos lados; por ahí te saludan, te hacen algún comentario sobre el partido y nada más. Son todos muy educados. No hay esa histeria por tocar a un jugador.
-¿Qué diferencia hay entre el fútbol francés y el argentino?
-Acá el juego es mucho más fuerte, más físico. Hay jugadores muy grandes. El otro día me marcó uno que medía dos metros y al lado mío parecía más alto todavía. Pero yo me las arreglo, trato de hacer lo de siempre. Es más, en ese partido me cargaban todos porque terminé haciendo un gol de cabeza. No es fácil triunfar en Francia.
-¿Creés que River está arrepentido de lo que pasó con vos?
-Más de uno se habrá arrepentido por haberme dejado ir.
-¿Pensabas que te iba a ir tan bien en tan poco tiempo?
-Más que nada, dudé por los seis meses que estuve parado. Fueron momentos de mucha incertidumbre. Pasé de ser el goleador del torneo a entrenarme con la cuarta... Estaba muy mal y mi duda estaba en si encontraría un club tan grande como éste.
-¿Seguís con bronca?
-No, ya pasó. En ese momento no tenía bronca, sino que estaba muy dolorido. Igual, me gustaría volver a River algún día.
-¿Sabés que el último goleador argentino en Francia fue Carlos Bianchi?
-Obvio. Acá, Bianchi es como un protegido. Yo no creo que porque haga goles en PSG se acuerden de Bianchi, no es necesario. El es un ídolo en París. Ojalá que yo pueda igualarlo algún día.
-¿Cómo vivís en París?
-Vivo en Saint Germain, a 20 minutos del centro, en un lugar con campos. Es una casa de piedra que...
-¿Es un castillo?
-Es como el de los Locos Adams. La verdad, es increíble. El club lo alquiló y cuando entramos en la casa no lo podíamos creer: tiene siete habitaciones... Sólo ahora me estoy acostumbrando. Eso sí, hay mucha tranquilidad, nada que ver con Buenos Aires. Yo me entero de las cosas que siguen pasando allá y me pone muy mal.
-Bueno, vivís en un castillo, pero te falta el asado...
-Ja, ja, error. Asado tenemos. Cuando llegué, Pochettino y Heinze, que juegan en PSG, me recibieron bárbaro. A los pocos días ya estaba desesperado por un mate, por un asado, y me llevaron a un lugar que vende comida argentina.
-¿Qué harías si Ramón Díaz dirigiera a PSG...?
-Ja, ja, ja. No lo digas ni en broma. Si viene Ramón, me subo a la Torre Eiffel y me tiro de palomita...
