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El fútbol argentino no se veía conmovido públicamente por un suicidio desde abril de 2019, cuando Julio César Toresani, a los 51 años, se quitó la vida entre las cuatro paredes de una oficina de la Liga Santafesina de Fútbol, que a su vez se había transformado en su casa debido a sus problemas económicos, tras una carrera de jugador con pasos por River y Boca.
Si bien Santiago "Morro" García era uruguayo, durante sus cinco años en Godoy Cruz se convirtió en un activo de valor para el fútbol argentino. Su trágica determinación en el departamento que ocupaba en Mendoza sumió en la consternación a los hinchas del Tomba y dejó perplejos a todos los que admiraron al goleador exquisito que había dentro de un delantero con físico poco estilizado.
El último partido del "Morro" fue el 19 de diciembre de 2020, en la derrota 3-0 de Godoy Cruz ante Newell’s por la Copa Diego Maradona. Desde entonces hubo cuatro encuentros oficiales del Tomba, en los que el uruguayo desapareció de las convocatorias, entre problemas físicos, anímicos, familiares y desacuerdos con la dirigencia que encabeza al presidente José Mansur. Quien fue goleador de la Superliga 2017/18 con 17 tantos, no convertía desde hace casi un año, el 11 de febrero de 2020, en un 2-1 a Huracán. Había sido separado del plantel y se evaluaban posibilidades para que pasara a otro club. Uno de los últimos en desistir de su contratación fue Independiente. En la semana, el "Morro" había mantenido conversaciones con Nacional de Montevideo, su club de origen y al que soñaba volver, y cuyo presidente, Alejandro Balbi, no advirtió ningún síntoma preocupante en la charla telefónica del último miércoles.
Según el relevamiento de hace un año de FIFpro, el sindicato internacional de futbolistas profesionales, cuatro de cada diez jugadores (38 por ciento) sufren depresión o problemas psicológicos. El psicólogo deportivo Marcelo Roffé expresó solo 5 o 6 planteles de primera división cuentan con un psicólogo incorporado al grupo de trabajo. "Nos tienen miedo, piensan que podemos modificar conductas", es la justificación que encuentra Roffé sobre la histórica resistencia del fútbol a darle un lugar destacado a la psicología deportiva.
Del archivo se rescataron algunos textuales que suenan a las alarmas que fue dando García. "No somos robots, no estamos hechos de acero. Nos pasan cosas y eso hace que el rendimiento dentro del campo no sea el óptimo", dijo en una ocasión. García, que en Uruguay estuvo preso y atravesó por un caso de doping por metabolitos de cocaína, expresó en otra oportunidad: "Hubo un momento en el que pensé en dejar el fútbol. Una vez, mi hermano abrió la puerta de mi casa, vio que vivía con la luz apagada, estaba totalmente deprimido. No quería jugar más al fútbol. Hubo muchas situaciones que me sobrepasaron. El doping positivo fue uno de los motivos, hubo un mal manejo, no voy a hablar del tema. En Uruguay quedé como un drogadicto. Fui el primer caso de la historia del fútbol uruguayo".
Además del de Toresani, en 2019 hubo otros dos suicidios de futbolistas. A los 36 años, Claudio Apud se quitó la vida en Bahía Blanca. En 2018 había cerrado su carrera en Huracán de Ingeniero White, luego de una trayectoria por equipos del sur del país. En febrero de 2019, César Borda, que jugaba en la UAI Urquiza y había pasado por las inferiores de Lanús, se mató por problemas familiares en su casa, donde dejó una carta en la que pedía perdón.
Uno de los casos con más repercusión fue el de Mirko Saric, el volante de San Lorenzo que a los 21 años se ahorcó con una sábana en 2000. Hace un año, su familia hizo una cruda revelación sobre los motivos de su depresión: un examen de ADN había revelado que no era el padre biológico del hijo que había tenido su pareja. Durante mucho tiempo se habían esgrimido como causas una seria lesión en una rodilla y una transferencia frustrada a Real Madrid.