Gio Simeone cumplió su emocionado sueño de jugar la Champions League y ser goleador en un Napoli que arrasó a Liverpool

Toda una vida de futbolista soñando con jugar la Champions League y el día que se le cumple el sueño solo tarda cuatro minutos para que el debut venga acompañado por un gol. Suficientes emociones como para que Giovanni Simeone en el festejo se tomara la cabeza en un gesto de incredulidad y los ojos se le pusieron brillosos. Fue una de las postales que dejó el sorpresivo 4-1 de Napoli sobre un desconocido Liverpool, último finalista y campeón en 2019.

Futbolista metódico, responsable y perseverante por los genes que trae de familia, Gio quizá nunca ocupe la principal vidriera de los grandes delanteros en Europa, pero sí tiene muy bien ganado el lugar de jugador productivo y comprometido. Una pieza de equipo. Persigue sus ilusiones con su pasión por el fútbol y un profesionalismo sin distracciones.

A los 27 años, y disputando su séptima temporada en el calcio, el mayor de los hijos de Diego Simeone hizo realidad su objetivo de desembarcar en la principal competencia de clubes del Viejo Continente. Por eso no dudó cuando en el reciente mercado de pases Napoli se interesó por él. Además del atractivo de jugar en el club que glorificó a Diego Maradona, Gio vio la oportunidad de la Champions, algo que no había sido posible durante sus pasos por Genoa, Fiorentina, Cagliari y Verona.

El gol y la emoción en el festejo

En la apertura del Grupo A, Simeone fue al banco en el partido ante Liverpool disputado en el estadio Diego Maradona. Pero el destino le tenía reservada una participación antes de lo pensado. A los 40 minutos del primer tiempo salió lesionado el nigeriano Víctor Osimhen. Entró Gio y cuatro minutos más tarde cumplió con su especialidad: goleador a un toque, el finalizador que está en el momento justo y en el lugar adecuado. En esta ocasión fue para conectar el centro desde la izquierda de Khvicha Kvaratskhelia: amagó con ir al primer palo y retrocedió para recibir libre a espaldas de Virgil Van Dijk. Resolvió con el manual del atacante de área, su lugar en la cancha.

Al borde las lágrimas en el festejo, Simeone se besó un tatuaje en el antebrazo izquierdo, el que se hizo a los 14 años, en contra de la opinión de su papá Diego y la complicidad de mamá Carolina. Es el logo de la Champions League. Desde que empezaba a entrar en la adolescencia viene su obsesión. Fue la primera vez que grababa su piel con tinta. “Yo tenía 14 años y mi actitud era Europa, Europa, Europa”, expresó alguna vez.

Tras el partido, aun empapado de sudor, Simeone trató de poner en palabras su emoción: “Estoy viviendo el momento que siempre soñé, que creí que podía llegar. Por eso me hice este tatuaje, porque sabía que lo iba a lograr. Vivo el presente con muchas ganas e ilusión. Todo se puede con trabajo, constancia, sacrificio. Con querer, querer. Lo quise desde chico, era un obsesivo con jugar la Champions”.

Pensó que no iba marcar el gol porque esperaba el pase de Kvaratskhelia antes de que el georigiano decidiera enganchar ante un Joe Gómez que no paraba a nadie en el primer tiempo. La satisfacción y euforia por el gol se combinó con el ámbito, el estadio Diego Maradona. Como residente en Nápoles, Simeone no deja de sorprenderse con lo que sigue generando Diego más de 30 años después de su salida del club: “Es increíble lo que se vive acá con Maradona. Cuando se habla de él, algunos se persignan, hacen la señal de la cruz, como si fuese Dios, de verdad. Estando en otros clubes de Italia no tomaba dimensión de lo que representa Diego para los napolitanos. Es impresionante lo presente que lo tienen todavía”.

Una emoción puesta en palabras

Gio se incorporó a Napoli en préstamo, por tres millones de euros, con una opción de compra de 12 millones. De la operación se benefició River, su club de formación, ya que por el mecanismo de solidaridad le ingresarán 550.000 dólares. “Es alguien que Napoli necesita. Y Napoli es lo que necesita el jugador. Es una buena contratación”, comentó en su momento el entrenador Luciano Spalletti. Viene de una muy buena temporada en Verona, donde marcó 17 goles en 35 partidos por la Serie A. Terminó entre los máximos goleadores del torneo por debajo de Ciro Immobile (27 en Lazio), Dusan Vlahovic (22 entre Fiorentina y Juventus) y Lautaro Martínez (21 en Inter).

Las felicitaciones de sus compañeros

Recién se había enterado del agónico triunfo del Atlético de Madrid que dirige su papá. Un 2-1 en el Wanda Metropolitano sobre Porto con un gol de Antoine Griezmann en el minuto 101, que motivó la alocada carrera de Diego Simeone para festejar con el francés sobre una de las cabeceras. “Estoy contento porque ganaron en el final, seguramente lo llamaré en un rato para contarle lo que viví”. Sobre la posibilidad de un cruce de los Simeone en los plays-off de la Champions League, Gio expresó: “Sería hermoso, lindo para el fútbol que se enfrenten dos equipos como el Atlético y Napoli. Si tiene que ser, se dará”.

Sin ser un goleador, como volante aguerrido y con un agudo sentido táctico para interpretar las necesidades de su equipo y lo que demandaba el partido, Diego Simeone convirtió siete goles en Champions League (incluido uno por pre-Champions): uno en Lazio, dos en Inter y cuatro en Atlético de Madrid. Pasaron 25 años y 361 días entre el primer gol de Diego (a Liverpool) y el bautismo en la red de Gio. Las interminables charlas que mantienen padre e hijo sobre el fútbol siguen incorporando material para enriquecer un debate que atraviesa épocas y generaciones.

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