Paliza del Atlético de Simeone a Real Madrid: 7-3 en un amistoso en Estados Unidos
Uno, a los 43 segundos. Otro, a los 8 minutos. El tercero, a los 19. El cuarto, a los 28, y el quinto, de penal, casi en el final del primer tiempo. Los hinchas de Atlético de Madrid que había en el estadio MetLife de East Rutherford, Nueva Jersey, se pellizcaban para comprobar que fuera cierto. Lo era, porque los colchoneros se iban al descanso con un 5-0 en el derbi madrileño. Ángel Correa, el niño prodigio portugués João Félix y Diego Costa, en tres ocasiones (la última, desde los 11 metro), generaban una goleada que ya era histórica.
Los 57.714 espectadores creyeron que en el segundo tiempo la tónica del encuentro cambiaría y que saldría a relucir la jerarquía de los futbolistas de Real Madrid. Pero no. A los seis minutos, otro gol rojiblanco... Y otra vez, de Diego Costa. El delantero hispano-brasileño concretó un póker como para que su tocayo Simeone lo piense dos veces antes de dejarlo ir en la inminente temporada. El belga Eden Hazard, la contratación estelar en un vestuario que es casi una constelación, aportó algo de su talento para que Real Madrid llegara al primer descuento, anotado por Nacho. Un defensor. Y de rebote. El partido siempre fue rojiblanco.
A continuación, a Costa se le quemaron los fusibles. El hombre de la noche vio cómo Dani Carvajal fue muy fuerte contra Thomas Lemar y decidió hacer justicia por mano (pierna, en realidad) propia. Aplicó una patada a Carvajal y sobrevino un tumulto generalizado. Ingresaron suplentes y entrenadores para separar a unos y otros, que querían solucionar a puñetazos el diferendo. Los árbitros vieron todo, pero no hubo VAR. Resolvieron la cuestión de un modo salomónico: tarjeta roja para Carvajal y para Costa.
Perder a su hombre-gol no provocó que Atlético pusiera el freno de mano, sino que el conjunto dirigido por Diego Simeone siguió atacando. Y llegó al séptimo tanto en una corrida larguísima de Vitolo, que dejó en el camino a Lucas Vázquez, improvisado lateral derecho, con una facilidad asombrosa. Más tarde hubo un penal convertido por Karim Benzema. Y tras un rebote en una jugada aislada, Javier Hernández encontró otro descuento.
Simeone volverá contento a casa. Su equipo mostró el mismo carácter que Cholo cuando jugaba y, además de intensidad, tuvo ritmo y precisión. Incluso, si había quien le criticaba la adquisición de João Felix, pudo contrarrestar con la actuación del portugués, que dio muestras de que talento le sobra. Y hubo un bonus: nadie se preguntó por un francés que ya no viste la camiseta rojiblanca. Antoine Griezmann emigró a Barcelona. Muchos pensaron que sin él se daría el fin de una era en Atlético. Por ahora, no lo parece.
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