Preolímpico Sub 23: la selección de los mil problemas inicia el camino hacia Tokio
Un cuarto de siglo atrás, la medalla de oro en los Juegos Olímpicos era una obsesión para el fútbol argentino. Esa fijación, que empezó después de la presea plateada en Ámsterdam 1928 y se acentuó tras el segundo puesto en Atlanta 1996, se materializó con las consagraciones consecutivas en Atenas 2004 y en Beijing 2008, conquistas que resultaron un grito liberador, pero también un reflejo de cómo queda expuesto el desamparo en el que cayó la selección Sub 23. El recorrido enseña las miserias de los dirigentes y directores técnicos, quienes se aferran a lo que señalan los reglamentos; son los mismos protagonistas que cuando el calendario no los pone en riesgo recurren a un discurso florido, ensalzando el valor y el reconocimiento que significa defender la camiseta de la Argentina. El torneo Preolímpico de Colombia, que otorga dos plazas para Tokio 2020, se convirtió en rehén de la agenda, de la puja de intereses y sirvió de plataforma para desempolvar una diferencia que no es nueva y estuvo disimulada durante el último tiempo entre la AFA y la Superliga.
La inclusión de la Sub 23 en los programas de las fechas FIFA fue una novedad que alimentó esperanzas, aunque terminó por convertirse en un arma de doble filo. Con los clubes obligados a liberar a los jugadores, las ventanas de octubre y de noviembre le posibilitaron al entrenador Fernando Batista ensayar con piezas de jerarquía y roce internacional. Pero el seleccionador vislumbraba que podía tratarse de un espejismo y no falló: al momento de la convocatoria para la cita colombiana, que empieza este sábado, las estrellas captadas por las ligas europeas no fueron cedidas y algunos clubes argentinos también ofrecieron reparos, excusas, apuntaron a la superposición de fechas con la reanudación de la Superliga para negociar presencias. "Solo nos queda trabajar con los jugadores que nos cedan. Los clubes juegan cosas importantes, pero nosotros también", se lamentaba, un mes atrás, Batista. La voz del director técnico no encontró demasiada amplificación, todos jugaron al distraído.
Al momento de entregar la nómina con los nombres, quedó en evidencia que el poderío de la Argentina está diezmado. Sin una reglamentación, los acuerdos de palabras no son refrendados con hechos. "No sería lo ideal reglamentar las cesiones, con lo que dice cada club debería ser suficiente. Los dirigentes representan a los clubes, pero saben lo importante que es para los jugadores la selección. Se habla de prioridades, pero no se cumplen", relató Batista, que encontró reciprocidad en San Lorenzo, que accedió a soltar a Adolfo Gaich; una contraprestación: en el Bajo Flores no se olvidan que goleador explotó y se cotizó por las actuaciones en 2019 en los torneos Sudamericano y Mundial Sub 20 y en los Panamericanos de Lima. Al Tanque lo acompaña Andrés Herrera, de las divisiones inferiores azulgranas y que se ganó una plaza en el inicio del ciclo Monarriz. La situación se replica con Matías Zaracho, que en 2017 cuando Batista fue ayudante de campo de Claudio Úbeda en el certamen continental Sub 20 de Quito, clasificatorio para la Copa del Mundo de Corea del Sur, resultó una aparición deslumbrante que más tarde usufructuó la Academia para la conquista de la Superliga 2018/19.
Argentinos, puntero del presente torneo, con un plantel reducido en comparación con los clubes poderosos, liberó a Fausto Vera y a Maximiliano Centurión, dos relevos a los que echa mano el entrenador Dabove para dosificar energías; Boca, que liberó a los volantes Alexis Mac Allister y Nicolás Capaldo; Talleres, hizo lo propio con dos de sus mejores piezas, Nahuel Bustos y Facundo Medina, y Banfield, que aporta tres nombres –Agustín Urzi y Claudio Bravo, titulares; Facundo Cambeses, tercer arquero en las preferencias de Falcioni–, respaldan lo pactado y respetan la labor del cuerpo técnico. Otros clubes, en cambio, cedieron a aquellos que no tienen un espacio en la formación titular: Tomás Belmonte y Juan Cozzani, ambos de Lanús que por pedido del DT Luis Zubeldía no dio el visto por Lautaro Valenti; a Julián Álvarez (River); Nazareno Colombo y Facundo Mura, de Estudiantes, les cabe también el rol de complementarios en sus clubes.
Los contratiempos se acumularon para el Sub 23 con las lesiones de Lucas Robertone (Vélez) y Fernando Valenzuela (Barracas Central), que fueron reemplazados por Gastón Togni (Independiente) y Juan Brunetta (Godoy Cruz). Más parches a una plataforma que venía herida por la negativa de los clubes extranjeros: apenas Nehuén Pérez, titular en Famalicao, la revelación de la Liga de Portugal, aunque su pase pertenece a Atlético de Madrid; Valentín Castellanos (New York City, de la MLS) y Joaquín Blázquez, guardavalla que solo tuvo acción en cuatro encuentros de la UEFA Youth League para Valencia se unieron a la cruzada.
La Sub 23, como antes la Sub 20, sufren el calendario argentino, un programa que arman los dirigentes. Algo así como caer en la propia trampa. Invariablemente, las fechas de disputa de un torneo Preolímpico y un Sudamericano la Conmebol las pautas entre la segunda quincena de enero y los primeros diez días de febrero. Así lo enseña la historia reciente, aunque quienes arman los calendarios domésticos se esmeran en fijar competencia oficial para esa época del año. También la Conmebol, a sabiendas que no se trata de un certamen FIFA, replica los dolores de cabeza del pasado: el Preolímpico fue borrado de la agenda en 2004, para evitar los roces entre las Federaciones y los clubes. Desde ahí, los torneos Sudamericanos Sub 20 fueron clasificatorios para la cita olímpica. Pero el Consejo de la Conmebol, en la reunión que se realizó en Luque, en agosto de 2018, provocó el regreso en Colombia, que será por cuarta vez sede del campeonato.
Un ejemplo de los trastornos que provocaba jugar el Preolímpico fue el recorrido para Atenas 2004. Como si el pasado se repitiera en 2020, aquel equipo, que finalmente se consagró campeón de manera invicta en Chile, nació bajo el signo de las ausencias, los apuros y los cambios de planes: del exterior no fueron liberados Andrés D’Alessandro, Javier Saviola, Maxi Rodríguez, Leonardo Ponzio y Fabricio Coloccini, entre los nombres más destacados; las banderas fueron Carlos Tevez, Javier Mascherano, César Delgado, Osmar Ferreyra, Lucho González, Gonzalo Rodríguez.
Después de la decepcionante actuación en Río 2016, Juegos en los que la selección fue eliminada en la etapa de grupo, después de arribar envuelta en un descomunal desorden deportivo y de organización -el nombramiento de apuro de Julio Olarticoechea como entrenador, cuando el Vasco dirigía al equipo femenino y ayudaba en la Sub 20, un contundente ejemplo-, lograr el pasaje a Tokio tampoco se ofrece como un camino de rosas. Incomprensible que los mismos errores del pasado se repliquen de manera sistemática y que atenten contra la selección, esa camiseta que dirigentes y técnicos pontifican con palabras, aunque pocas veces actúan en consecuencia.
Los ocho convocados de la Superliga
Entre el pedido para que no se convoque a un jugador o directamente no aceptar liberarlo para el Sub 23 argentino, los clubes de la Superliga no ponen reparos en reforzar a los seleccionados rivales del conjunto que dirige Fernando Batista. Ocho jugadores extranjeros que se desempeñan en el torneo argentino fueron cedidos para jugar el torneo Preolímpico de Colombia: Jorge Carrascal (Colombia/ River); Jan Hurtado (Venezuela/Boca); Carlos Benavídez (Uruguay/Independiente); José Luis Rodríguez Bebanz (Uruguay/Racing); Saúl Salcedo (Paraguay/Huracán); Cristian Núñez (Paraguay/ Vélez); Braian Ojeda (Paraguay/ Defensa) y Jesús Vargas (Venezuela/ Gimnasia).
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