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RAFAELA.- Como si se tratase de un capricho del destino, las complicaciones no dejan en paz a River. Llegó a esta ciudad con la intención de sumar un éxito, pero no lo consiguió por su falta de peso ofensivo. Aunque todas estas cuestiones quedaron en un segundo plano detrás de una pesadilla repetida para el conjunto millonario: perder un futbolista por una lesión grave. Esta vez, Germán Pezzella.
Apenas 12 minutos iban del juego cuando Pezzella intentó cerrar un avance de López y al pisar se desplomó en el campo. La desesperación en el rostro del defensor millonario presagiaba la peor noticia: rotura de ligamentos de la rodilla derecha. Una más y van... Cinco. Sí, cinco futbolistas en un mismo torneo con complicaciones en las rodillas y con roturas de ligamentos.
Se repiten las imágenes y la elocuente expresión de Matías Almeyda. Desde que comenzó el torneo Inicial, el DT tuvo que resolver demasiados contratiempos. Primero fue Jonatan Maidana -justamente a quien había reemplazado Pezzella- quien sufrió la rotura de ligamentos cruzados. Después, en el superclásico, nuevamente las malas noticias golpearon el técnico: perdió a Ramiro Funes Mori y a Martín Aguirre, por lesiones en las rodillas. A todos estos futbolistas River no los tendrá hasta 2013. Ya no le quedan tantos para rearmar el equipo. A esta nómina se le debe agregar otro jugador, que si bien ya está recuperado, fue una baja sensible para Almeyda: Gabriel Mercado, que estuvo afuera por la rotura de los ligamentos laterales de la rodilla izquierda.
Además, en la fecha anterior, contra Unión, Marcelo Barovero tuvo que dejar el campo por un microdesgarro en un aductor. Pero la lista no termina allí, porque David Trezeguet tiene una tendinitis crónica en el tobillo y en la rodilla derecha, que no le permiten estar en plenitud física. El delantero no fue intervenido quirúrgicamente por la cantidad de bajas que sufrió el equipo.
Almeyda buscó con González Pírez cubrir el puesto de Pezzella. Por eso los gestos preocupado del técnico de River, que marcan la realidad de no contar con un zaguero derecho para reacomodar la defensa.
Y el empate aquí, más allá de no haber podido sumar de a tres, con todo lo que eso implica para el conjunto de Núñez, no pudo sacar del centro de la escena a la lesión del defensor millonario. Aun con el despliegue y el orden de Ponzio, los eléctricos arranques de Mora, la fibra de Mercado... Quizá le quede al conjunto de Núñez un sabor aún más amargo cuando ponga en la balanza que no pudo torcer la voluntad de un equipo como Atlético de Rafaela, que arrastraba dos derrotas y que anoche tampoco pudo hacer valer a Grazzini en el armado del juego, a Carignano en los últimos metros y a Carrera y Eluchans con despliegue en la mitad del campo.
Todo demasiado negativo. El punto es un consuelo para el local. Para River, en el balance, lo que se llevó de aquí es mucho más preocupante que su pálida imagen futbolística y no haber logrado ganar.


