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Ricardo Rojas parece un tipo extraño . Su figura contrasta con la de un futbolista exitoso de hoy. No es que sea una luminaria de la redonda, pero este hombre nacido en Posadas hace 31 años vivió, a partir de su gol a Boca en la Bombonera, en la victoria de River por 3 a 0, su pico de popularidad.
A partir de entonces, Ricky -así lo llaman sus compañeros, que le tienen un gran aprecio- se convirtió en un fetiche para los hinchas millonarios, muchos de los cuales supieron insultarlo de lo lindo cuando no le encontraban explicaciones a su presencia en el equipo.
Es que lo primero que trascendió de Rojas, que llegó a River a comienzos del año último, fue la asombrosa cifra que la comisión directiva aprobó para su contrato: $ 500.000, un número que, en ese momento, era superior a lo que percibía Javier Saviola.
Cuando todos esperaban que se ocultara, él aceptó respetuoso la requisitoria periodística y dijo su verdad. Es que no maneja ciertos lugares comunes de algunos ídolos de este tiempo. No tiene un auto último modelo, no usa teléfono celular y tampoco se viste con ropa de marcas afamadas o de moda. Lee mucho. Le gustan las novelas (lee a Hemingway, Bioy Casares), las biografías y los libros de historia. Aunque reconoce: "Dejé a Borges porque no me gustaba cuando se metía con la religión". Es mormón y tiene un profundo respeto por las creencias.
Así es este marcador lateral izquierdo que, en su paso por el fútbol paraguayo (Libertad y Cerro Corá), aceptó nacionalizarse para vestir la casaca de esa selección, aunque últimamente haya rechazado una convocatoria.
Con la misma naturalidad con la que tomó el título obtenido con River en el torneo Clausura 2002, dice sobre el hecho de que el club de Núñez haya decidido comprarle el pase: "Es una alegría, porque quiere decir que los dirigentes piensan que hice bien las cosas".
-¿Te acordás cuando el presidente, José María Aguilar, dijo que eras intransferible?
-Bueno, en ese momento todavía no me había comprado River. Eso lo dijo después de que le ganamos a Boca. Son cosas que vienen con la euforia del momento, nada más.
-¿Sabés que das una imagen distinta del jugador común?
-Me parece extraño que la gente se sorprenda. Cada uno tiene una forma de vida más allá de que sea futbolista o no. A algunos les gusta escuchar música, otros hacen asados y a mí me gusta leer o estar con mi familia. No es nada extraño. A mí me basta con que el auto me lleve, me traiga y tenga radio.
-Está bien, pero vos ves que los jugadores suelen darse otros gustos.
-Sí, pero cada uno maneja su economía. En mi juventud tuve un autito deportivo, usado también, pero yo ahora pienso en ahorrar, sobre todo por la situación que vive el país. Una frase que leí una vez me quedó grabada: Si a los 18 años querés conquistar el mundo, estás loco y si a los 40 años sigues con la intención de conquistarlo, también estás loco. Cada cosa a su tiempo, así pienso yo.
Rojas tiene una historia particular en el fútbol. Luego de años de trabajar la madera en el aserradero de su abuelo en Misiones, un tío le consiguió una oportunidad en Argentinos Juniors. José Pekerman lo seleccionó , pero no había lugar en la pensión y se volvió. Pasó por el equipo de Luz y Fuerza porque también le daban un empleo; a partir de su paso por Guaraní Antonio Franco empezó a encaminar su carrera en el fútbol; luego vino lo de Paraguay, Estudiantes y Benfica (Portugal), hasta llegar a River.
-¿Qué sensaciones te dejó el título de River?
-Fue un logro muy importante. Por ahí algunos dicen que no fue un campeón brillante, pero River jugó partidos muy buenos y otros regulares. Quizá la ventaja fue que supimos sacar buenos resultados en partidos que no fueron demasiado favorables, como ante Vélez o Independiente.
-¿Qué esperás para el futuro?
-River es un club en el que siempre estás obligado a ganar. Se vienen cosas importantes y hay que trabajar para seguir ganando cosas.
Fue convocado para un partido previo al Mundial, pero Ricardo Rojas agradeció y se negó a ir. "No quería viajar y tal vez no jugar ni un minuto. Entonces, analicé mis prioridades y decidí que era más importante jugar con River los partidos decisivos ante Colón y Gimnasia", dijo.



