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ROSARIO.- La violencia relacionada con el fútbol ya es incontrolable. Todo escapa de las manos. En la madrugada de ayer, como resultado de una batalla campal entre hinchas de Boca y de Rosario Central en la autopista Buenos Aires-Rosario se registraron 16 heridos, dos de ellos de gravedad, y hasta anoche había un solo detenido de los 121 que la policía apresó poco después del enfrentamiento.
El incidente, en el que se vieron involucrados unos 320 individuos -120 de Central y unos 200 de Boca-, se produjo en el peaje de General Lagos, a 15 kilómetros de Rosario, cuando se cruzaron dos ómnibus con simpatizantes canallas -de regreso tras observar la derrota 2-0 frente Banfield- y cuatro con hinchas de Boca, que volvían a Buenos Aires tras presenciar el triunfo 2-1 con Colón, en Santa Fe. Las similitudes con el trágico choque entre hinchas de River y Newell´s, que sucedió el 20 de abril de 2003, en el peaje de Lima, donde hubo dos muertos, son elocuentes.
A pesar de la presencia policial en el lugar -seis patrulleros y veinte efectivos - los violentos se bajaron de los ómnibus y se arrojaron piedras y palos; algunos se enfrentaron en peleas cuerpo a cuerpo con elementos punzantes, mientras otros intercambiaban disparos de armas de fuego. Uno de los colectivos de la hinchada de Central recibió ocho impactos y el otro, cinco. Las manchas de sangre en ambos vehículos fueron un resumen de la barbarie. "Fue una carnicería, por lo menos se dispararon más de cien balazos y también se utilizaron armas blancas", reconoció una fuente policial.
Como consecuencia de los incidentes, 16 personas resultaron heridas: dos de la parcialidad de Central y el resto de la hinchada xeneize. Los dos más graves se identificaron como hinchas de Boca y están en el Hospital Zonal San Felipe, de San Nicolás, en la provincia de Buenos Aires. Allí continúan internados en terapia intensiva Joaquin Viñals, de 48 años, de San Andrés, y Juan Carlos Estévez, de 43 años, de Saavedra, por heridas de arma de fuego. Además Gerardo Rueda, Miguel Mariano y Alberto Ugano se recuperan de diversas lesiones en una sala común. El personal del hospital expresó, con absoluta reserva de su identidad, que el resto de los heridos se escapó del lugar tras ser asistido por los médicos.
Los heridos rosarinos fueron identificados como Sebastián Contreras, de 35 años, que sigue internado, pero está fuera de peligro tras recibir perdigonadas en el rostro y está incomunicado, por orden judicial, en la guardia del Hospital de Emergencia Clemente Alvarez. El otro herido es Oscar Juárez, de 38 años, que recibió dos puñaladas -una en una pierna y otra en un glúteo- y continúa en el Hospital Provincial del Centenario.
El total de detenidos, todos de la parcialidad canalla, ascendió a 121, quienes luego de ser demorados en la comisaría 5» de Rosario y de cumplir con los trámites judiciales fueron liberados, a excepción de Fabián Córdoba, de 36 años, acusado de herir a un oficial de la policía, que debió ser atendido en el Centro de Emergencia Rosario.
La policía se incautó de tres armas de fuego: una de calibre 22, otra 38, un pistolón calibre 14 y varias municiones. El comisario Eduardo Aucar, Jefe de Orden Público de la Unidad Regional N°2 de Rosario, reconoció que es fuerte la sospecha sobre la existencia de un arsenal mayor "que seguramente fue arrojado por el camino".
El comisario aseguró que en el peaje de General Lagos "se había montado un operativo bastante importante en prevención de un enfrentamiento entre las hinchadas de Boca y Central".
"Pero a esta gente, que en su mayoría son delincuentes, no les interesa la presencia policial, y así como agreden en la cancha al personal uniformado que está de custodia, no tienen ningún reparo en efectuar disparos de un colectivo a otro. Incluso hay un policía con un disparo en una pierna", dijo Aucar.
¿Por qué falló la prevención? Según las explicaciones que entregó el comisario Aucar, los cuatro ómnibus con hinchas de Boca provenientes de Santa Fe no tomaron la avenida Circunvalación y, sin custodia, acortaron camino por la ruta conocida como AO12 hacia la Panamericana. Aucar reconoció que la llegada de este grupo al peaje de General Lagos fue inesperada. Los encargados de la seguridad repitieron que este hecho fue una consecuencia de una "fatal coincidencia".
Lo curioso es que después de una pelea entre hinchas de Central, antes del partido con Banfield, gran parte de los violentos fueron demorados por efectivos de la policía de la provincia de Buenos Aires. Allegados al titular del Coprosede, Mario Gallina, informaron que los detenidos en el sur del Gran Buenos Aires integraron el mismo grupo que protagonizó la batalla campal en las cercanías de Rosario. Al parecer, el retraso del regreso de estos simpatizantes fue la principal causa de la "fatal coincidencia" en el peaje que pudo haber terminado en un episodio aún peor.
Otra arista de este incidente está emparentado con la lucha interna que desde hace tiempo se viene dando entre los barrabravas de Central. Es que el poder que ostentó Andrés Braccamante, alias Pillín, en los últimos años se vio jaqueado por el retorno de una facción enemiga, los llamados "Chaperitos", conducidos por Miguel Bustos. Es tal el grado de las embestidas entre los dos sectores que muchos hinchas comunes dejaron de ir a la popular local en el Gigante de Arroyito.
Los sucesos se vienen desarrollando con inusitada crueldad. Antes del encuentro contra Boca, en la segunda fecha, fue herido con un puntazo de arma blanca un menor de trece años, y un individuo de apellido Ferreyra, vinculado con Braccamonte, fue detenido por el hecho. Unos días después, Braccamonte fue baleado en la puerta de su casa, donde recibió cuatro disparos. La investigación judicial todavía no dio con el agresor. Durante el encuentro con Argentinos, por la séptima fecha, la barra brava saltó de la popular hacia la platea y agredió salvajemente a aquellos hinchas que insultaban a la comisión directiva que preside Pablo Scarabino.
Los enfrentamientos en las rutas entre barras bravas representan un ejemplo de que la violencia en el fútbol se ha trasladado peligrosamente hacia nuevos escenarios. Los viajes de estos grupos se transformaron en un nuevo foco de salvajismo.
Colaboró: José E. Bordón
La violencia rodeó anteayer la victoria de Sportivo Patria, de Formosa, sobre Atlético Tucumán, como visitante, por 4 a 1, con la que lo eliminó del torneo Argentino A. Hinchas tucumanos que estaban en la popular intentaron ingresar en las plateas bajas y, ya en las cercanías del vestuario local, un grupo intentó agredir a Roberto Jiménez, vicepresidente del club. Los efectivos de seguridad y la infantería entraron en acción. Los revoltosos lanzaron proyectiles contra la policía, que respondió con gases lacrimógenos. Hubo varios heridos, ninguno de gravedad. Las delegaciones deportivas no sufrieron agresiones.
Hoy, a las 19, Favifa, la agrupación que nuclea a los familiares de víctimas en el fútbol argentino, realizará una protesta en la puerta de la AFA. Liliana Suárez, madre de Daniel García, asesinado el 11 de julio de 1995 en Paysandú, durante la Copa América, y vicepresidenta de Favifa, dijo: “Hacemos esta movilización porque no vemos cambios en la lucha contra la violencia. Los barras siguen teniendo protección”.
En la manifestación habrá familiares de Ezequiel Melián, el joven de 17 años asesinado en Santiago del Estero, el 3 del actual.


