San Lorenzo le ganó a Godoy Cruz y vuelve a creer, contra viento, marea y acefalías existenciales
En la 10ª fecha del torneo Clausura, se impuso por 2 a 0 en el Nuevo Gasómetro, con goles de Hernández y Cuello, de penal
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A lo largo de su maravillosa y traumática historia, San Lorenzo se aferró a tópicos místicos. A la prepotencia de lo que no se puede escribir lisa y llanamente con palabras futboleras. El San Lorenzo de los milagros, si se permite el término ante los que no creen en el más allá. Este Ciclón, rodeado de miserias dirigenciales, matizado de urgencias económicas y con un plantel sin figuras ni cracks del futuro, merece esa recompensa. Se trata de un milagro, realmente.
No tiene presidente en la actualidad y, según se espía sin realismo mágico, el futuro no parece promisorio. No se sabe quién maneja los hilos de uno de los cinco clubes más importantes de nuestro medio, que tiene el plantel menos calificado entre ellos, que vale apenas 35 millones de dólares. No se sabe, fundamentalmente, si alguien tiene la facultad para firmar un cheque, abrir y cerrar las puertas del club. ¿Quién manda? En el mientras tanto, el equipo azulgrana está de pie, gana, conmueve y figura en el cuarto lugar del grupo B con los bolsillos vacíos.
El triunfo por 2 a 0 sobre Godoy Cruz es una prueba de ello. Corre, mete, se compromete en el viejo axioma: uno para todos, todos para uno. Damián Ayude, un digno entrenador, un equilibrista entre lo que piensa y lo que verdaderamente debe hacer, les palmea la espalda, sobre todo a los chicos que tan bien conoce de las divisiones inferiores. Y activa a Ezequiel Cerutti, que vive una renovada primavera, a los 33 años.
Y lo sostiene entre los tres palos el gigante Orlando Gill, más allá de algunos contratiempos en las salidas. Gastón Hernández y Jhohan Romaña (lo más luminoso entre grises) y certezas esporádicas (dos bien, una mal) en los pies de Nicolás Tripichio, Matías Reali (salió envuelto en lágrimas, porque sigue sin brillar) y Alexis Cuello. Lo mejor, lo que conmueve, lo que provoca aplausos en un estadio más acostumbrado a la cólera del “que se vayan todos”, es el fervor de los chicos.
Como Facundo Gulli, el de la camiseta número 45, el mismo que convirtió contra Independiente una semana atrás, que lanza un zurdazo que choca con un palo. Tiene 20 años, la misma edad de Elías Báez, un lateral que posee proyección. Dos décadas, como Ignacio Perruzzi, afirmado en el círculo central.
Con poco, con casi nada, el Ciclón mueve el tablero en el final del primer tiempo: córner de Reali, cabezazo de Romaña, roce de Hernández en su partido número 100 y sorpresa para Petroli, el arquero de un equipo vencido mucho antes de la apertura del marcador.
Godoy Cruz reclamó un penal y en la misma jugada terminó siendo pena máxima a favor de San Lorenzo: así fue la jugada que derivó en la ejecución de Cuello para el 2-0 del Ciclón vs. el Tomba. ¿Qué te pareció?
— SportsCenter (@SC_ESPN) September 27, 2025
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El penal por una infracción a Pocho Cerutti (pareció estar off-side en la jugada previa, y en la anterior la pelota chocó con un hombro de Perruzzi en la otra área) resolvió más de un problema. La definición de Cuello fue exquisita. A partir de entonces y hasta el final se ve lo mejor del partido: intensidad, audacia compartida, suspenso hasta en el muy bien anulado gol que pudo ser el del descuento.
San Lorenzo juega, sufre y gana, mientras suceden otras cosas. La mesa directiva de la Asamblea de Representantes suspendió recientemente una reunión decisiva para su futuro y postergó la convocatoria para una Asamblea Extraordinaria y Ordinaria para el próximo 13 de octubre a las 18.30, en el estadio.
En esa sesión fuera de lo común se deberá tratar las renuncias de los miembros de la comisión directiva que provocaron la acefalía. Y se pondrá sobre la mesa lo que más desea la gente: la elección de una comisión transitoria y un posible llamado a elecciones.
“Ya lo dije la semana pasada: tenemos que abstraernos de todo lo que pasa. La gente sigue viniendo y sigue apoyándonos”, sostiene Hernández, ovacionado, ahora sí con el calor de los hinchas en pleno. El estadio no está lleno, pero hay un 70 por ciento que sigue creyendo.
El zaguero responde con emoción. “Fue un día muy especial. Estoy contento, es una alegría enorme. Siempre dije que soy un agradecido a este club. Me bancó mucho, sobre todo porque sufrí dos lesiones serias”, advierte en la despedida, entre aplausos.
El triunfo de este nuevo San Lorenzo de los milagros, sin ninguna moneda en los bolsillos, tiene ese valor extraordinario. Acéfalo, carente de gobernabilidad, pero con un orgullo futbolero a prueba de todo tipo de desatinos.
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