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Dos teléfonos bramaban en sintonía con el chillido urgente mientras Marcelo Mallo contaba con algún cuidado un manojo de billetes de cien pesos. Al líder de Hinchadas Unidas Argentinas (HUA) le hubiera gustad en ese momento ser u n pulpo para atender todas las demandas que surgían como un capricho simultáneo. "No, al acto de Néstor no voy a ir porque tengo el cumpleaños de un familiar, aunque los muchachos sí van. Pero mañana vamos a Magdalena con Cristina", le respondió Mallo a su interlocutor. Esto fue el 24 de febrero pasado, en el corazón del barrio de la Recoleta, donde Mallo situó su búnker político, una atmósfera en la que se respiran aires puramente kirchneristas. Hay más de una foto de la Presidenta y otras tantas de Aníbal Fernández, además de un cuadro en sepia de Evita que custodia el salón desde una cabecera.
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Caía sin ganas la tarde de ayer en un petit hotel de Congreso, cuando Mallo y una tropa cercana a los 100 barrabravas anunciaban frente a las cámaras que su vinculación con el kirchnerismo era inexistente. "Se dijeron muchas mentiras y hasta ahora hablaron todos, menos nosotros", entona Emiliano Tagliarino, barrabrava de Huracán y la voz cantante de la agrupación que agrupa a 44 barras bravas de diferentes clubes argentinos. "El proyecto se mezcló con la política porque fue Marcelo Mallo el único que nos escuchó. Nadie nos da nada. Nos equivocamos al poner los pingüinos y la K en las banderas. Hay que desmitificar que los barras son los que manejan los sindicatos, que son punteros políticos. Barras hay en todos lados", justifica Tagliarino.
La intención del mensaje público de HUA es edulcorar las críticas que hicieron blanco en el Gobierno ante las versiones de financiamiento oficial para que los barrabravas viajen a Sudáfrica para el Mundial de fútbol.
El anuncio, cargado de una retórica blanda y pacifista, no es más que un buen maquillaje para intentar minar los puentes de acero que unen a la política con las hinchadas. Más allá de lo expuesto ayer, el vínculo es innegable. Mallo es un influyente dirigente de Francisco Solano, de histórica relación con el jefe de Gabinete,
Aníbal Fernández, miembro de la agrupación Compromiso K y "amigo" de Rudy Ulloa, un incondicional de los Kirchner. Además, entre las barras bravas que integran HUA, aparece la de Rosario Central, que a donde vaya luce una bandera con el escudo del PJ.
"Nuestro compromiso es para que no haya más violencia en los estadios. Pero el proyecto no se termina en Sudáfrica", jura Tagliarino. Lo cierto es que se confirmó ayer que unos 250 barrabravas viajarán al Mundial. "En principio, nos habían dicho que íbamos a gastar 6000 dólares por persona, pero cuando viajamos, conocimos gente y los gastos serán casi de la mitad, unos tres mil y pico de dólares." Es decir, el viaje de las hinchadas costará cerca de US$ 1.000.000.
Los barrabravas se alojarán en una escuela en Pretoria, a unas 40 cuadras de la concentración del seleccionado. El hospedaje se alquiló en el reciente viaje que hicieron Mallo y otros barras, entre ellos Pablo Bebote Alvarez, líder de la hinchada de Independiente.
Los barrabravas afirman que no reciben dinero de políticos ni de los clubes. "Nos financiamos nosotros. Tenemos la posibilidad de conseguir camisetas y rifarlas. Algunos somos de buen pasar, o lo que sea. Ya compramos las entradas y va a viajar el que esté en regla", dice Tagliarino, mientras que a su lado asienten mecánicamente Diego (barra de Lanús), Fiorucci (Tigre) y Chichón (Independiente).
Otras fuentes de financiamiento serán una revista que próximamente estará en la calle, un programa de radio y diferentes artículos de merchandising con el logo de la agrupación. Además, se está próximo a cerrar un acuerdo con Telefé o con una productora vinculada a Alejandro Fantino para filmar un documental con la experiencia de los barrabravas durante el Mundial.
"En política, los favores se pagan de muchas formas: con dinero, con guiños en las licitaciones...", desliza uno de los protagonistas, cuando estaba en plena retirada. La conferencia llega a su fin, y Tagliarino insiste: "Esto es un proyecto en serio". Y lo repite con voz imperativa otro muchacho vestido con la camiseta de la selección, llamativas cadenas de oro y tres teléfonos celulares en la mano derecha

