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Gabriel Heinze se debe de preguntar para qué le dedicó toda una vida al fútbol si para ejercer como director técnico es discriminado como si fuera un improvisado, un advenedizo. Pasó más de 20 años sobre el césped para que una disposición con poco sentido común lo tenga recluido en palcos vidriados, caminando de un extremo al otro, ansioso e inquieto.
La Asociación Argentina de Técnicos (AAT) hace bien en defender la capacitación que ofrecen las escuelas que dictan la carrera. Es importante el complemento pedagógico de las aulas a todo el conocimiento práctico acumulado durante una carrera como futbolista. Ahora, que la AAT anteponga con un fundamentalismo extremo la obtención del título de técnico a todo el aprendizaje que Heinze pudo asimilar en su larga y fructífera etapa de jugador suena tan exagerado como injustificado. ¿No había una solución intermedia? Por ejemplo, darle una permiso provisional a condición de que complete la carrera en determinado tiempo, caso contrario se le retira esa habilitación. Porque Heinze no reniega de ser un alumno, simplemente está cursando las primeras materias.
En una situación análoga a la del DT de Godoy Cruz, cuando Zinedine Zidane no tenía permiso para dirigir al Castilla -filial del Real Madrid- por no haber completado los cursos de la Real Federación Española, Johan Cruyff, haciendo portación de currículum, salió en defensa del ex crack francés y relativizó el aporte docente: "Yo prefiero un buen entrenador sin papeles (diploma) que uno malo con papeles, que no tiene ni idea. ¿Qué me va a enseñar un profesor sobre técnica? Siempre me negué a hacer el curso".
Veamos todo lo que acredita Heinze y es insuficiente para estar en el banco los días de los partidos, pero que sí le permite trabajar con el plantel durante la semana, lo cual no deja de ser una contradicción:
Pese a los flojos resultados, sus jugadores y la dirigencia mendocina le reconocen su profesionalismo e idoneidad. Si la AAT considera que todo ese bagaje no le alcanza a Heinze para acompañar a su equipo, debería reconocerle al Gringo que acaba de aprobar la materia más compleja: no recibir a los barrabravas de Godoy Cruz ni ceder a la extorsión de tener que darles dinero. Con eso sí se recibió de director técnico.


