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EDMONTON, Canadá (Especial).– Con la autoridad que imponía su curriculum de tres títulos mundiales y la medalla dorada de los últimos Juegos Olímpicos de Sydney, el Saltamontes cubano Iván Pedroso ganó fácilmente la prueba de salto en largo (8,40m), con 16 centímetros de ventaja sobre el norteamericano Savante Stringfellow, y confirmó su supremacía, ya que no pierde en un torneo ecuménico desde 1996, cuando fue 12° en los Juegos Olímpicos de Atlanta.
Pedroso, de 28 años, se esmeró para conseguir su mejor marca de la temporada (8,40 metros), pero de todos modos, habría ganado la prueba con su tercer salto, en el que consiguió 8,35m.
Así, el cubano, que venía de ganar el último oro que le faltaba, el olímpico en Sydney, sumó cuatro títulos consecutivos en los mundiales outdoor (Gotemburgo ’95, Atenas ’97, Sevilla ’99 y el actual), y otros cinco en los mundiales indoor (Toronto ’93, Barcelona ’95, París ’97, Maebashi ’99 y Lisboa ’01). El total de nueve campeonatos le permitió superar la marca del norteamericano Carl Lewis (en distintas pruebas) e igualar al también norteamericano Michael Johnson. Además, suma dos medallas doradas en Juegos Panamericanos (Mar del Plata ’95 y Winnipeg ’99), entre otros logros.
Pero Pedroso dijo que no fue tan sencilla su victoria: “No fue tan fácil como piensan, porque tuve problemas por algunos dolores en la pierna derecha”.
Tras hacer un primer salto nulo, Pedroso logró 8,23m y 8,35m. Pero lo extraño, y esto vinculado con la lesión de la que habla Pedroso, ocurrió en el cuarto intento, cuando apenas consiguió 6,18m.
La rareza es que el cubano haya permitido que la marca se registre, ya que lo común es que los atletas de elite, ante un registro tan pobre, lo invaliden saliendo del saltómetro (por la arena, hacia atrás), para que se considere un salto nulo.
Después, en la quinta tentativa, obtuvo los 8,40m y, con la medalla dorada asegurada, cerró la serie con un nulo.
Strinfellow logró los 8,24m con los que se quedó la medalla plateada en el cuarto salto y arriesgó los dos últimos para no perder centímetros en la tabla, con la intención de alcanzar a Pedroso, pero las dos veces su esfuerzo fue invalidado al superar el límite permitido.
La medalla de bronce correspondió al portugués Carlos Calado, que saltó 8,21 metros.
En la prueba no participó el único atleta que lo había obligado a saltar más de 8,50m, el español Yago Lamela, que en la actualidad se encuentra de vacaciones, para recuperarse de estrés.
Mientras Javier Sotomayor, el Saltanubes, se acerca a su retiro y regresó a su país sin una medalla por primera vez en varios años, Iván Lázaro Pedroso, nacido en La Habana el 17 de diciembre de 1972, se convirtió en el abanderado del atletismo cubano, que hasta aquí ha sumado tres medallas doradas, una plateada y dos de bronce.
Ya han pasado seis años desde que logró su mejor marca, de 8,71m, pero nadie puede discutir su vigencia. Porque lo único que le falta a Pedroso es el récord mundial, que pertenece a Mike Powell, con 8,95 metros (Tokio ’91). El mismo que le negaron al notable saltador cubano en Italia, en 1995, cuando después de conseguir 8,96m, la IAAF no homologó la marca por la interferencia de un juez en el anemómetro (medidor de la velocidad del viento).
El Saltamontes volvió a dar una respuesta acorde con sus antecedentes. Y sigue siendo imbatible.
