Juegos Olímpicos de la Juventud: ¿se apagó el pebetero en el Parque Roca?
¿La llama olímpica nunca se apaga? Desde la organización de los Juegos Olímpicos aseguran que el pebetero olímpico está siempre encendido. Pero en Buenos Aires, el pebetero ya se apagó, al menos, una vez, en los Juegos Olímpicos de la Juventud. Si el fuego deja de flamear, se considera un signo de mal augurio. Ayer, en el Parque Olímpico, por unos minutos, la llama interrumpió su calor y enseguida la imagen comenzó a circular en las redes. Las bromas por el incremento que aplicó Metrogas en las facturas de los argentinos fueron la vedette en Twitter. ¿Pero qué ocurrió y por qué se cree que es un símbolo de mala fortuna?
"Imaginemos que el pebetero es un gran calefactor. Cuando el viento excede cierta velocidad, inmediatamente el flujo principal baja y queda en la posición piloto, que está protegido. Vuelve a arrancar automáticamente cuando cesan esos vientos", explicó Gerardo Werthein , en diálogo con radio La Red. Desde la organización de Buenos Aires 2018 , ampliaron la respuesta: "El viento en general, sopla del Norte, y ayer hubo fuertes ráfagas del Sur, lo que afectó la salida del gas". Y añadieron: "El piloto se mantuvo encendido todo el tiempo pero la llama principal fue afectada. Ahora se hizo un mantenimiento para que no vuelva a suceder".
En la Antigua Grecia, donde nacieron las competencias olímpicas que eran disputadas por representantes de distintas ciudad-estado, se inauguró el mito. Si la llama se apaga es signo de mal augurio. En la mitología griega, la leyenda de Prometeo cuenta que este le robó el fuego a Zeus y se lo regaló a los mortales.Como homenaje a los Dioses y para celebrar los sacrificios en su honor, en los Juegos de la Antigüedad se mantenía el fuego encendido. Si se apagaba, podía interpretarse que la voluntad del Olimpo era que finalizaran las competencias. En los Juegos Modernos, que se iniciaron en Grecia en 1896, se mantuvo esta tradición.
El pebetero se ha apagado y ocurrió en otras ocasiones, especialmente cuando el mismos se traslada. En cuanto a la llama olímpica, la misma viaje encendida desde Grecia a Buenos Aires. "El fuego vino a la Argentina en un cofre cerrado, con una lámpara especial que está especialmente diseñada para subir a cualquier avión. El fuego no se apaga nunca, jamás", explicó Leandro Larrosa, el CEO del Comité Organizador en otra nota a este medio cuando la llama llegó a la Argentina. "Todo esto tiene un procedimiento particular. Hay dos lámparas que están siempre encendidas para mantener ese fuego. Se las recarga permanentemente con una parafina líquida que dura entre 15 y 16 horas. Después, desde esas llamas se empiezan a prender las diferentes antorchas. Pero el fuego es siempre el mismo", detalló.
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