Lo del año pasado nos sirve mucho ahora
SAN ANTONIO.- La verdad es que soñaba con estar 3-1 arriba cuando ganamos el primer partido de la serie en San Antonio, pero cuando perdimos el segundo sabíamos que la cosa se había puesto cuesta arriba. A Miami viajamos con la mentalidad de ir a buscar los dos juegos, no pensábamos en sólo rescatar uno y después ver qué pasaba. Pero no imaginábamos que iba a darse con tanta contundencia. Sabemos que estamos en una muy buena situación, pero hay que pensar que es la chance de definirlo ahora, y no que hay más posibilidades. Esto último no tiene que entrar en nuestras cabezas porque puede ser contraproducente.
Desde lo visual es posible que este equipo de San Antonio sea el que mejor juega, pero no es porque queremos mostrar jogo bonito o buscar el pase extra? Es la forma que tenemos de anotar. Por ahí si se revisan partidos de 2007 nos apoyábamos más en buscar una asistencia o un tirador y eran dos pases por ataque o tres. Ahora eso no alcanza, porque ellos son muy buenos defendiendo, muy atléticos; por eso, desde el pase dos o tres, empezamos otra vez a mover la pelota y damos otros dos o tres más para llegar a una buena posición para convertir. Es la forma de sobreponernos a una superioridad física que tienen ellos.
No cambiamos nuestra forma de jugar, cada uno sabe el rol que ocupa en el equipo y eso siempre lo hacemos; quizás ahora sea Tony el que más relega algo en su juego, porque es el que más tiene la pelota en la mano durante la temporada regular. A mí mucho no me está pasando eso, la tengo más en momentos puntuales. Esas son cosas que sabemos que tenemos que hacer ¿Queremos salir campeones o salir en los diarios? Queremos ser campeones; bueno, ésta es la forma de atacar. Estoy seguro de que LeBron lo haría si ésa fuese la mejor forma de ganarnos, o Wade, o quien sea. Pero LeBron es el mejor del mundo y tiene que tener la pelota en la mano, y por ahí a ellos les conviene eso, porque cuanto más tienen la pelota en sus manos más efectivos son. Son estrategias, parte de lo que tiene que hacer cada equipo.
Escucho a varios de mis compañeros hablar de que lo que sucedió el año pasado les sirvió como motivación, pero a mí no me sirvió durante la serie regular lo que nos pasó el año pasado con Miami. Yo juego porque me gusta, porque es lo que hice toda mi vida. Me gusta el desafío, me gusta la vida que el básquet me da? Y si me gusta y lo disfruto quiero hacerlo bien. Porque si termino ganando 25 partidos en lugar de 55, no lo disfruto. Creo que lo del año pasado nos sirve mucho ahora, en esta situación, en ayudarnos a no confiarnos, en valorar cada posesión, en estar claros mentalmente y saber que el partido no se acabó hasta que realmente se acabó. Eso no quita que venga Miami, la rompa toda y nos gane los tres partidos, porque puede pasar, ellos son muy buenos. Pero lo que pasó el año pasado nos va a ayudar a no tener distracciones.
Tener a mi familia conmigo es muy importante, porque ellos sienten como yo cada momento. Veo lo importante que es para ellos ganar el próximo partido, como lo es para mí. Me sirve y siento el afecto. No para hablar de básquet, porque no quiero hacerlo con nadie, eso es claro y ellos lo saben. Pero desde lo emocional es importante, porque también están mis hijos, con otra edad, en donde la interacción es total, me hace muy bien y es fantástico. Eso me ayuda a abstraerme muchísimo de la carga mental. Sentís que algo está pasando detrás, hay momentos en que tenés que pelearte con vos mismo para salir del básquet. Porque quizás estoy jugando con mis hijos y pienso que viene LeBron James a robarme una pelota, o en cómo defender un pick and roll o en cómo atacar las defensas de ellos. Es algo que está constantemente ahí, dando vuelta. Pero si hay quienes me ayudan a dejar de lado las presiones, ésos son mis hijos. Es muy difícil en este momento, mentalmente, salir de las presiones que implica estar en una situación inmejorable. Es complejo no pensarlo, salir de eso. Es difícil leer un libro, porque empiezo a hacerlo, releo el mismo párrafo cinco veces y me voy, porque empiezo a pensar si sucede tal o cual cosa. No es una carga negativa, pero es una presión importante. Quizás a los 22 o 25 tenés una especie de ingenuidad que te permite no darte tanta cuenta de que estás en esta instancia; a mí me pasa más seguido ahora, con más experiencia que antes. En Mar del Plata, en 2011, no podía dormir de la excitación. El año pasado, antes del partido siete, fue igual. Es mucha la adrenalina, y por eso trato de buscar algo que me entretenga lo suficiente para sacarme de esa situación. Pero las instancias tan determinantes, en donde estás cerca de ganar un campeonato o que está la posibilidad latente de que te la reviertan, son muy intensas. Por momentos se sufre un poco pero en otros pienso "ésto es por lo que juego y no muchos tienen tantas chances de vivirlo".
Para nosotros no hay mañana, esperemos que todos lo tengamos claro y lo vivamos así desde el minuto uno. Creo que en los tres primeros minutos va a quedar claro si estamos con esa mentalidad o no. Espero que podamos ser un bloque. Ojo que podemos perder, ellos tienen con qué, pero la mentalidad, la emoción, la pasión, eso no podemos dejarlo de lado. Tenemos que ir a pelearlo y arrancar el juego así. Para un partido el físico no cuenta; ahora es un partido, tenemos que demostrar cuán claro tenemos el plan de juego y ejecutarlo bien.
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