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Más allá de la importancia de los clásicos del ring vividos en el país desde la llegada de Jack Johnson, a principios de siglo, del choque de Justo Suárez con Julio Mocoroa; o de Kid Charol con David Shade o de la aventura de Primo Carnera ante Vittorio Cámpolo, en Avellaneda, pasando por los duelos de Gatica con Prada, de Lausse con Selpa, Gonzalito con Bunetta o Bonavena con Peralta, las páginas de oro del boxeo nacional se escribieron en el exterior. Allí, el efecto del triunfo o la derrota alcanzó un valor decisivo. Aquí se señalan, por orden de importancia, los diez capítulos más trascendentes de la historia del boxeo argentino.
El hecho más importante del boxeo nacional en el siglo XX. La imagen pugilística que afianzó esta actividad en nuestro medio a través de una escena fantástica del primer round cuando Firpo, tras haber caído siete veces, sacó del ring por 22 segundos a Dempsey, sin tener el reconocimiento del árbitro Jack Gallagher, que demoró la cuenta ante el estupor de 86.000 espectadores. Dempsey ganó en el segundo asalto tras derribar a Firpo dos veces más.
Fue el suceso de mayor popularidad en el boxeo nacional y consiguió un rating televisivo de 92 puntos. El ímpetu con el cual Bonavena afrontó el match con Alí , en el Madison Square Garden, despertó la admiración absoluta de un público que repartía para él sensanciones de amor y de odio. Bonavena, que buscaba el KO, perdió por esa vía en el último round y marcó una ley deportiva ligada a cómo se pierde cuando se intenta la gloria.
Aquella conquista de Pascualito constituyó un hecho clave en el crecimiento del boxeo argentino al coronar a su primer campeón mundial.Pérez, a partir de este combate, se convirtió en uno de los máximos exponentes del deporte argentino en el siglo. La victoria sobre Shirai aumentó su efecto al ser conseguida en uno de los tiempos de mayor pasión y euforia del aficionado argentino ante la conquista de sus ídolos.
Fue la competencia que consolidó a Monzón como un supercampeón. Si bien aquel KO sobre el italiano Nino Benvenuti fue para la historia de Monzón uno de los pasajes populares, el desarrollo y el marco de la primera pelea con Valdez valorizó más aún su victoria. El modo incuestionable en el que ganó y su permanencia como campeón mediano otorgó a Monzón, a mediados de 1976, el mismo nivel boxístico que ostentaba el entonces campeón de los pesados, Muhammad Alí.
Considerada la máxima exhibición boxística brindada por un argentino en el exterior. Fue la última pelea en la que la magia de los informes cablegráficos y la música de los relatores sostuvieron la fantasía de los simpatizantes. Locche se transformó, junto con Justo Suárez, en el boxeador más querido del país y su éxito ante Fuji cerró un serie de dudas técnicas que limitaban su reconocimiento.
Bañado en sangre desde los primeros asaltos por un profundo corte en la ceja derecha, Galíndez sobrellevó este match con una valentía superlativa. Aquí, el argentino le dio vida a una aventura de ring donde el milagro y la hazaña escribieron una de las historias más excitantes. Ganó por KO en el último round y no dejó dudas. Con el tiempo se confundió con detalles vertidos por algunos testigos. Siempre estuvo al frente en las tarjetas de los jurados, a pesar de sus heridas.
Sólo 129 segundos duró la ilusión del Mono Gatica en el Madison Square Garden. No hubo noche de reyes ni festejos, en aquel intento ante el campeón liviano Ike Williams, que no expuso su corona. Más allá del revés, Gatica cerró su ciclo de esperanza y borró de su futuro el despegue internacional que no supo aprovechar ni respetar en su paso por los Estados Unidos.
Fue una de las batallas más duras y sangrientas que aún se recuerdan en Nueva York. Lausse, con las cejas heridas, ganó una pelea que lo colocó a un paso de su match con el hawaiano Carl Bobo Olson, por el título de los medianos. Ese combate nunca se realizó, aunque Lausse era en ese momento uno de los mejores del mundo.
El cross de izquierda con el que Castro tumbó a Jackson fue el golpe agónico más importante dado por un argentino que buscó remontar la adversidad. Ese KO de un maltrecho Castro fue el último sentimiento pasional vivido por el pugilismo nacional. Las circunstancias físicas y boxísticas adversas en las que Castro ejecutó la maniobra le dan a la misma una connotación épica.
Con las características que definieron su campaña: silencio, concentración, guapeza y violencia, Santos Laciar se transformó en el primer bicampeón mundial del boxeo argentino. Aquella pelea, de los cortes y los dominios cambiantes entre uno y otro dio vida al nacimiento de un clásico del boxeo latino. Fue este éxito el último eslabón de una carrera notable como la de Laciar.


