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Un escalón más en la ascendente carrera de Adolfo Cambiaso (n.), “Poroto”. Y otro sueño cumplido para el padre. Luego de conquistar el Abierto de Hurlingham, La Dolfina llegó al partido más importante del año. La victoria por 15-14 sobre Ellerstina en el superclásico depositó al cuadro de Cañuelas en la definición del Campeonato Argentino Abierto, que el próximo viernes lo enfrentará con La Natividad, el campeón defensor, en una revancha de la final del año pasado.
Esta vez, La Dolfina llega con un equipo potenciado, gracias a la incorporación del hijo de Cambiaso, que con 17 años recién cumplidos ya se hizo un nombre en el polo grande, y al regreso determinante de Juan Martín Nero. Poroto anotó el gol decisivo en el chukker suplementario mediante un penal de 40 yardas, fue el máximo goleador del partido tras anotar 13 de los 15 tantos de su equipo y se erigió en la gran figura de un encuentro que, pese a lo cerrado del marcador, careció de emoción, pues quedó claro desde los primeros chukkers cuál sería el segundo finalista.
A La Dolfina le alcanzaba con perder por hasta dos goles para ganar la zona B y pasar a la final, luego de que Ellerstina cayera en la fecha anterior ante Cría La Dolfina. Esa ventaja, sumada a un comienzo furioso, le permitió manejar el partido y dosificar la ventaja. Nunca hubo suspenso por conocer el clasificado. Con la suerte echada, los hermanos Pieres e Hilario reaccionaron en el último chukker y mandaron el encuentro al período extra, pero no más.
“Es un sueño hecho realidad”, celebró Adolfo Cambiaso en una conferencia de prensa. “Costó jugar. A mí, especialmente. Fue una semana de muchos nervios. No era un partido más. Por suerte me salvó Poroto. Tuvo un partido increíble, igual que mis compañeros de toda la vida, que jugaron impresionantemente. Yo aporté lo que podía. Siempre estuve más nervioso en las semifinales que en las finales. Ésta fue diferente, por jugar con mi hijo. Por mi edad, no voy a tener muchas oportunidades como ésta”.
En compromisos bravos, como la semifinal de Tortugas que La Dolfina perdió contra Ellerstina, y la final de Hurlingham, en que venció a La Irenita, el padre debió tomar las riendas en momentos clave y salir al rescate del hijo, que pagó con nervios su juventud y su inexperiencia. Pero esta vez ocurrió lo contrario. Poroto fue goleador y figura del encuentro y hasta “salvó” a su progenitor al rectificar algunas definiciones fallidas y transformarlas en tantos. Jugó como un veterano de mil batallas con la frescura de quien tiene todo por delante. Un examen más en su meteórica carrera aprobado con honores.
La intriga de cuál sería el rival de La Natividad se cortó rápidamente. Un parcial de 4-1 en el segundo chukker para La Dolfina, con una exhibición de los Cambiaso, dejó a Ellerstina a seis goles del acceso a la final. Mucha distancia en el marcador, y también en el juego. Las combinaciones entre el papá y el chico coparon la escena en ese inicio. Casi siempre Adolfito lanzaba al hijo disparado hacia el gol, pero a veces ocurría a la inversa.
De todas formas, Ellerstina siguió en partido a costa de penales y al menos mantuvo el vilo respecto al ganador (aunque no respecto al clasificado). Eso alcanzó para que el público permaneciera expectante y se involucrara, premiando alguna acción lucida o reclamando algún fallo discutible. De cualquier forma, el espectáculo estuvo muy lejos del que supieron ofrecer en los tiempos de esplendor del duelo que dominó los últimos 20 años del polo argentino. En ello, la mayor responsabilidad recae en el equipo de los Pieres, que en las últimas temporadas retrocedió un par de escalones.
¡FELICITACIONES FACU!
— Asoc. Arg. de Polo (@asocdepolo) November 27, 2022
Convirtió su segundo tanto en el encuentro, superó a Bautista Heguy y con 592 goles, es el tercer máximo anotador de la historia del Abierto Argentino de Polo. pic.twitter.com/xqt987RU7L
Ni los cambios de nombres en el cuarto integrante ni las constantes modificaciones posicionales (Facundo pasó a jugar de 3 a mitad de temporada, ayer Ulloa fue de 1) les permitieron encontrar un funcionamiento colectivo acorde con el talento de sus individualidades. Facundo venía teniendo un gran 2022, habiendo conquistado el Abierto de Estados Unidos y la Copa de Oro inglesa, los dos certámenes más importantes fuera de la Argentina, pero falló en la cita principal. Y no quebró la racha: nunca nadie pudo con los tres certámenes en un mismo año.
Con cinco derrotas en 10 partidos en la temporada, un subcampeonato (en Tortugas) como mejor resultado y actuaciones muy por debajo de su handicap de 38 goles, la continuidad de esta formación de Ellerstina pende de un hilo.
La Dolfina entró al último chukker con ventaja de tres goles (14-11) y la historia parecía sentenciada. La Z reaccionó con orgullo y llegó al empate a 36 segundos del campanazo gracias a un gol de Gonzalo Pieres (h.). En el suplementario, no obstante, un foul de Facundo a David Stirling le dio un penal de 40 yardas a Poroto y éste no falló. La Dolfina se quedó con el pase a la final y con el superclásico. ¿Habrá sido el último capítulo?
Poroto venía de igualar el récord personal de goles de su padre en Palermo (17) y volvió a ser infalible ante los arcos. El próximo viernes vivirá un duelo especial con su primo Camilo Castagnola, casi tres años más grande, amigo y máximo goleador del Abierto hasta ahora. “Juego contra mis dos sobrinos. Va a ser un programón”, festejó el Cambiaso de 47 años, que restó importancia a los dos días menos de descanso para sus caballos: “Tenemos tiempo suficiente para recuperar los caballos para el viernes. No va a ser una excusa”.
La final será entre los equipos que protagonizaron la del año pasado, pero Adolfito no quiere hablar de “revancha”. De los actuales compañeros tenía entonces sólo a David Stirling. Regresó Nero, subió Poroto. “No lo tomo como revancha. Lo tomo como a una final del Abierto”, dijo Cambiaso. “El polista quiere llegar a ese día y quiere ganar. En este caso tengo dos sobrinos en contra y eso lo hace más familiar, pero uno quiere ganar”.
De eso algo sabe. A los 47, jugará su 26ª final en Palermo, la 22ª en La Dolfina en los 23 años del equipo que él forjó en 2000 (faltó sólo en la de 2004). ¿Será la última?
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