Cómo se cuidó a los caballos ante los efectos del calor
Se les dio sales en la semana y se les baja la temperatura en el cotejo con hidroterapia
El Abierto de Palermo fue atípico por donde se lo mire. El nuevo formato llegó con agradables sorpresas largamente esperadas. Pero más allá de lo que pasó dentro de la cancha, llamó la atención que el público no acompañara como en otros años y también la benevolencia del clima. Cuando se habla de una final de Palermo, es inevitable pensar en las tribunas llenas y en el agobiante calor. Por primera vez en el Abierto, ayer no se notaron huecos en las gradas y como siempre sucede hubo público de todo el mundo. Con respecto al clima, se repitieron las altas temperaturas de la semana pasada, lo que no sucedió en el resto del Abierto.
Poco antes del pitazo inicial, el termómetro ya marcaba los 35°, el sol pegaba de lleno y el viento que soplaba era más bien caliente. Por ello, resultó clave que ambas organizaciones realizaran un cuidado especial para que los caballos llegaran enteros a la gran cita del año. “Les habilitamos sales en forma preventiva, se las agregamos a su dieta”, explicó el veterinario Juan Pablo Quiroga, quien tiene a cargo los caballos de Adolfo Cambiaso y David Stirling , casi 30 por partido.
Durante las semifinales, Gonzalito Pieres se llevó un susto cuando Open Dichosa sufrió un golpe de calor durante el primer chukker. “Se descompensó porque se le juntaron diez días sin jugar y un día de muchísimo calor”, comentó el veterinario Manuel Esponda, que forma parte del Sistema de Recuperación Equina, una unidad que hace 20 años les brinda asistencia a todos los equipos del Abierto. Son diez los profesionales de este equipo que se formó luego de los Juegos Panamericanos de 1995 y que trabaja a la par con los veterinarios de cada jugador. De hecho, Open Dichosa jugó ayer cuatro minutos y se mostró en buenas condiciones.
La temperatura de los equinos ronda los 38° y puede subir hasta los 41 o 42 durante el partido. Una vez que salen, pasan por un proceso conocido como hidroterapia. “Creamos un ambiente agradable donde les bajamos la temperatura lo más rápido posible. Les ahorramos el líquido que pierden con la transpiración excesiva enfriándolos de afuera, con agua y ventiladores”, manifestó Federico Goldenhorn, quien estuvo a cargo del Sistema de Recuperación de Equinos de La Dolfina. Cuando un caballo sufre un golpe de calor como Dichosa, el método es más agresivo. “Se les pasa suero, se les da algún corticoide para compensar y después se le hacen nuevos estudios durante la semana”, añadió Goldenhorn.
El nuevo formato le permitió a La Dolfina y Ellerstina tener más días de descanso. A diferencia de lo que se supone, esto puede ser perjudicial para los caballos. “Lo ideal es que lleguen bien movidos porque si no están gordos y sufren más el calor. En la final hubo varios que no estuvieron en su peso ideal porque hubo muchos días de descanso y fueron poco exigidos en los últimos partidos”, comentó Quiroga y cerró: “Por suerte el calor se sintió solo dos fines de semana, no como otros años donde lo sienten desde noviembre”.
gc/gs
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