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ROJAS.– Fue un amanecer distinto para Rojas. Todos hablaban de voleibol desde temprano, porque sabían que el triunfo en la final estaba ahí, al alcance de las manos. Por eso al mediodía la gente comenzó a amontonarse en la entrada a La Fortaleza; así llaman al lugar donde juega de local Scholem. El lugar en el que 2500 personas vivieron el partido inolvidable. El día de Rojas campeón de la Liga Argentina.
Y aunque no había necesidad de contener la ansiedad de un público fervoroso pero siempre respetuoso y ordenado en la jornada de ayer, Scholem terminó las cosas rápido, con un 3-0 sobre UBA (parciales de 25-21, 25-20 y 25-18) en una hora y diez minutos. Así, la serie quedó 4-1 y se desató la fiesta tan deseada.
La clave del triunfo estuvo otra vez en la solidez de la defensa local, con Marcelo Silva levantando todo lo que le tiraron y con un bloqueo eficaz que resolvió varios puntos importantes. En el conjunto visitante, Leonardo Patti hacía lo imposible por sumar sus puntos y contener el aluvión de su adversario. Apenas Scholem obtuvo una ventaja en el marcador de cada set, supo defenderla y no tuvo dudas para definir los parciales en su favor.
Esta historia comenzó hace un año, cuando al empresario José Aladro, que conocía al DT de Scholem Juan Barrial, se le ocurrió reforzar el equipo con figuras y llevarlo a jugar a su ciudad, a 220 kilómetros de la Capital y a 38 km de Pergamino, para contar con el apoyo de más gente.
Fue así que el tradicional club Scholem Aleijem, de La Paternal, se trasladó a Rojas, que lo adoptó con la fusión conocida en el nombre (Rojas Scholem). Llegaron Conte, Bidegain y Peralta. Y poco a poco, un equipo que nunca logró tener trascendencia nacional empezó a creer que podía ser campeón.
“Fue un acierto traer al equipo acá. Ganamos porque tuvimos un plantel con experiencia y por el apoyo del club y la gente”, contó el central Gustavo Porporatto.
El equipo se consolidó y ganó 18 partidos seguidos en la etapa regular. Y llegó a la final como favorito. Pasó también momentos de zozobra, como en los cuartos ante Alianza Jesús María. Pero los experimentados revirtieron una serie desfavorable.
En esta celebración que hoy le toca disfrutar a Scholem también es menester hacer un párrafo especial para UBA, flamante campeón metropolitano, que llegó como un equipo humilde a esta Liga y extendió su juego a una definición inimaginable para muchos. Y hasta se dio el lujo de robarle a Scholem Rojas un partido en La Fortaleza, aunque más no sea para no hacerle fácil la tarea al campeón.
La fiesta de las plateas, que esta vez tuvieron un agregado especial para permitir el ingreso de 500 personas más de lo habitual, se prolongó en el centro de la ciudad, con un show de fuegos artificiales en la plaza San Martín. Un espectáculo que nadie se quiso perder. Porque sintieron el triunfo como propio. Fue el día en el que todo Rojas se sintió campeón.
Arbitraron Rubén Jarque y Rubén Safenrreiter. Los equipos formaron así:
Rojas Scholem : H. Ferraro, H. Conte, G. Porporatto, M. De Moura, J. Bidegain y P. Peralta (FI); M. Silva (líbero). Ingresaron: D. Spinelli, E. Rodríguez y G. Gómez. DT: Juan Manuel Barrial.
UBA : G. Costa, M. Torcello, J. Soldi, G. Obeid, L. Patti y W. Borrero; S. Mendoza (líbero). Ingresaron: M. Furesi, J. Pellegrini y L. Ojea. DT: Ricardo Solla.
ROJAS.– No podía ser que el nombre de Hugo Conte no figurara entre los campeones de la Liga Argentina. Y a los 39 años, el símbolo del voleibol nacional consiguió la medalla que le faltaba.
Conte, que definió el partido con dos puntos seguidos, ganó la Liga Nacional (con el antiguo formato) con Ferro en 1987, pero en esta competencia, que tiene apenas seis años, había perdido su única final en 1997, también con Ferro, ante Luz y Fuerza. “Esto me da fuerza para seguir jugando de cara al Mundial”, afirmó Conte.

