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Alumni fue exigido y debió transpirar mucho para derrotar a Regatas Bella Vista, el último equipo de la tabla, por la quinta fecha del Top 12 de la URBA. El aliento de su gente fue influyente en un partido difícil en el que hasta el viento se le puso en contra. Como local, el rojiblanco se llevó cuatro puntos gracias a su triunfo por 18 a 17, en un partido que pudo terminar en derrota para el anfitrión. Ahora Alumni suma 21 puntos en las posiciones y se mantiene a tiro de los líderes, SIC y CUBA, que también ganaron y acumulan 22. Regatas, por su lado, cosechó su quinta derrota al hilo, pero también su primer punto, merced a la derrota por hasta 7 tantos de diferencia. El comienzo del equipo de Bella Vista es muy errático, con un balance de puntos de -112, pero caer por uno en casa de Alumni, en este contexto, es bastante auspicioso.
Se podía pensar en una victoria fácil del conjunto rojiblanco, porque había ganado sus cuatro compromisos y porque el visitante había salido derrotado en todas las fechas, y nunca con bonus. No se notó esa distancia de rendimiento. Regatas intentó mantener a su rival lejos de su in-goal. Lo consiguió, de a ratos. Dos penales del apertura Juan Otsubo y un try del fullback Francisco Pisani Paride ponían al equipo amarillo un punto arriba en el final del primer tiempo. La ventaja del local conseguida por Máximo Provenzano con un try tempranero había resultado efímera.
Jugadores y socios de Alumni se vieron beneficiados por la autorización a la vuelta del público local, decidida por la Unión de Rugby de Buenos Aires ya para la fecha anterior del Top 12 y las siguientes. Las gradas de madera del campo principal fueron colmadas por cientos de socios. Familias, esposas, hijos novias y amigos fueron a disfrutar del partido con permiso después de casi dos años en Alumni.
“Volver a la cancha es volver a vivir”, dijo Federico, un socio-espectador mientras disfrutaba una cerveza parado sobre un montículo de tierra, detrás de una de las haches. “Ver un partido de rugby sin público es como ver un video sin sonido...”, agregó. “Para nosotros, venir a la cancha es un planazo de sábado al aire libre; nos encanta” contó otra asistente, Sol, que estaba en familia. A Sol le gusta ver jugar a Tomás Passerotti, el medio-scrum de Alumni.
Apoyado contra el alambrado, con mirada atenta, se encontraba Javier Ríos, manager de jugadores. “Ése es mi pollo”, señaló a Juan Otsubo, el número 10 de Bella Vista. “Regatas viene mal y Alumni está rompiéndola”, deslizó. “Me encanta venir a la cancha, es hermoso. Para el jugador también es muy lindo tener a sus familiares y a sus amigos en la tribuna”, manifestó Ríos.
El segundo tiempo no tardó en hacerse atractivo. Sin preámbulo, el visitante atacaba y obtuvo un penal que sería capitalizado por Otsubo. El apertura visitante jugaba muy bien y cada uno de sus kicks provocaba un “bieeen” en forma de grito que descendía desde las gradas ocupadas por los miembros de su plantel. Poco después, Alejo Gonzales Chávez consiguió un try para Alumni. “Por fin metimos una”, se escuchaba por ahí. “Duro con los tackles”, reforzaba otro. Pero en seguida Otsubo volvió a torcer el marcador. “Contra Regatas suele costarnos”, recordó en ese momento el memorioso Daniel Ginhson (88 años), uno de los fundadores de Alumni, club creado en 1951.
Los puños apretados de los hinchas rogaban por un triunfo. “Pero no de cualquier manera: jugando bien”, aclaraba uno, enarbolando los valores de la entidad. Entonces se dio: a los 30 minutos, el árbitro pitó penal para Alumni, y Gonzalo Ambroa convirtió. “Que el partido se haya desarrollado así fue mérito de los dos. Muy disputado, duro... Vimos un lindo encuentro de rugby. Se jugó como se jugaba en el siglo pasado”, prosiguió Ginhson. Cerca del decano, otro socio expresó: “Esto fue una alegría total”. Lo fue por el triunfo de Alumni, y por haber alentado desde los viejos tablones de madera. Otra vez.