Gonzalo Camacho: “Si algo aprendí es a ser realista”
El wing, que debutó en Leicester justo ante los Pumas, quedó fuera del plantel mundialista, pero no se detiene en el lamento y mira hacia el futuro
LEICESTER, Gran Bretaña.– A un océano y un hemisferio de distancia, Gonzalo Camacho conserva las raíces. Llegar a su casa desde esta ciudad es recorrer durante 40 minutos barrios residenciales, unos con mansiones majestuosas, otros más modestos pero con el mismo esplendor de la arquitectura victoriana. Y justo cuando el paisaje comienza a tornarse más rural se llega a Market Harborough, donde vive desde hace dos años. La quietud que irradia este pueblito de 22.000 habitantes súbitamente se corta al atravesar la puerta de entrada. Su novia Josefina, su hermano Santiago también con su novia y una pareja amiga con un hijo, relamiéndose para comer un asado a las brasas estilo argentino que él mismo prepara, componen una escena mucho más familiar. "Siempre estamos bastante visitados, por suerte. Somos nueve hermanos (cuatro mujeres y cinco varones) y estoy acostumbrado a que sean numerosas las comidas, a que haya ruido en la casa", cuenta.
Ese arraigo no le impide a Camacho, sin embargo, mirar hacia adelante. Al contrario, es lo que lo hace mantenerse firme ante las adversidades y proyectar al futuro. El sábado, dos años después de haber llegado, tres operaciones de hombro, una de hernia inguinal y dos renovaciones de contrato más tarde, debutó en Leicester Tigers, el club más poderoso de Inglaterra. "Después de todo el trabajo que hice por volver fue muy lindo poder jugar y no verlo desde afuera. Pero cuando juego soy muy autocrítico. No tuve mi mejor partido. Hay muchas cosas que tengo que corregir. A mí me gusta exigirme y empezar de abajo. Esas son las mejores formas de crecer, para mí". Y, paradójicamente, el regreso del wing surgido de Biei fue ante los Pumas (que ganaron 55-34), con quienes estuvo hasta hace tres semanas, pero no fue incluido por Daniel Hourcade en el plantel mundialista. De nuevo, Camacho no se queda en el pasado. "Había jugado sólo 55 minutos [ante Australia], después no fui a Sudáfrica y no jugué el último partido en Vélez, ya me la veía venir. Mi objetivo era volver a jugar. Agradezco que me dieran la posibilidad de vestir la camiseta de los Pumas una vez más. Obviamente una vez que estás ahí querés ir al Mundial, pero si algo aprendí en estos dos años es a ser realista."
Lo que para él es realismo, para la gente fue incoherencia. Camacho realizó la preparación física en Australia y cuando le tocó jugar lo hizo en gran nivel. Pero en la última semana sufrió un desgarro y Hourcade lo desafectó por su "tendencia" a lesionarse. "Es lindo ver el cariño de la gente y es lo que te hace seguir. Pero también hay que ver a quién dejás afuera", justifica Gonzalo al tiempo que remueve las brasas en el jardín trasero. "Está Horacito Agulla, que juega su tercer Mundial; Juan Imhoff, no se le puede discutir la cantidad de tries que hace; Lucas González también puede jugar de fullback; Corderito tiene un cambio de paso que no lo pueden tocar. Fue un honor llegar al último corte. Cuando dieron la lista muchos se pusieron muy mal, no sólo los chicos que no habían quedado. Entonces les traté de decir que se relajaran. Van algunos, pero nos van a representar a todos."
Durante los dos años de inactividad, Camacho acompañó a los Tigers a todas partes, analizó los partidos a la par del resto, colaboró con el staff, fue entrenador asistente en un partido, dirigió al equipo de la Universidad de Leicester, estudió Leadership & Management (a distancia en la Northtumbria University; le quedan tres materias para recibirse) y hasta fue comentarista de los partidos de los Pumas en el Rugby Championship 2014 para Sky TV. Lo que explica en parte por qué le renovaron el contrato dos veces sin haber jugado un minuto. "No sé si esto habría pasado en cualquier otro club", dice mientras pone dos pollos, varias salchichas y un pedazo de carne sobre las brasas. "Leicester es muy ambicioso. La cultura del club es trabajar duro, estar unidos y dar el ciento por ciento dentro de la cancha. Ésas son cosas que se van formando en la medida en que van comprando los jugadores que quieren no sólo por lo que pueden dar dentro de la cancha sino en cuanto a la fortaleza mental, el liderazgo y el legado a los más chicos".
Camacho llegó a Inglaterra en 2009. Antes de instalarse aquí vivió dos años en Londres, donde les dio la Challenge Cup a los Harlequins con un try en la final ante Stade Français, y dos en Exeter, donde fue ídolo. Siempre con su novia Josefina Achával, cantante, quien entonó God Save the Queen y el himno argentino el sábado en Welford Road. "Jugar al rugby no te alcanza para salvarte para siempre, pero vivimos cómodos", aclara Gonzo, como le dicen acá. "El salario depende mucho de la edad. Cuando sos chico, no importa si sos bueno o malo, hay que hacer un camino. Es algo intrínseco de la cultura inglesa. Cuando te cuesta más llegar a cierto lugar, genera una cultura de esfuerzo y sacrificio."
El futuro todavía es una incógnita, pero no hay dudas de que tiene la formación y, sobre todo, la mentalidad para triunfar en lo que elija. "Ya tengo 31 años. Me gustaría ser parte de este club y quizá terminar mi carrera acá. Después, siempre tenés la carta bajo la manga de seguir vinculado al rugby, pero también me gustaría probar otra cosa. Está bueno también tratar de desafiarte y ponerte en una zona de disconfort para tener otros desafíos. Todavía no me saco la camiseta. Espero seguir jugando por lo menos cinco años más. Hasta el próximo Mundial, a ver si me llaman".
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