Jaguares-Pumas: un nuevo ciclo y todas las enseñanzas que hay que asimilar
Tras el mal paso de los Pumas por la Copa del Mundo de Japón, los bombos y platillos del rugby profesional vuelven a estar en la escena de Jaguares, la franquicia de la Unión Argentina de Rugby (UAR) que ya está en marcha para la temporada 2020 con un plantel con ausencias y renovación, con un lugar propio de entrenamiento (al que se lo llamó "Casa Jaguares") y, como es habitual, con nueva camiseta. Gonzalo Quesada y su reducido staff (que acaba de sufrir una baja muy importante, también para el seleccionado, ya que el preparador físico estadounidense Alex Ross se fue a los New York Nets) buscarán otra vez el doble estándar al que está expuesto el proyecto: tratar de llegar a lo más alto en el Súper Rugby y enriquecer y ampliar la base para los Pumas.
Quesada, quien durante sus vacaciones –coincidentes con el Mundial de Japón– combinó viajes, la práctica del polo (quienes lo han visto dicen que tiene un nivel y durante la temporada de alto handicap se lo vio seguido en los palenques de Las Monjitas) y un largo y arduo curso sobre liderazgo y conflicto, trabajó en esta nueva etapa sobre el sistema de juego (si bien hubo mejoras, uno de los puntos por fortificar es el scrum), la rotación de jugadores y también en volver a poner a punto mentalmente a un plantel que en su enorme mayoría viene del mazazo en Japón.
El haber encontrado un lugar fijo de entrenamiento por unos años es un elemento que juega en el sentido de la pertenencia y, también, en el marketing comercial, aunque la marca Jaguares ya esté instalada. ¿Por qué una "Casa Jaguares" y no una "Casa Pumas"? Desde la UAR responden que en el caso del seleccionado siguen buscando un terreno para instalar el centro nacional de rugby y que, además, los Pumas, a diferencia de Jaguares, se juntan pocas semanas en Buenos Aires.
Lo cierto es que en 2020 se inicia un nuevo período mundialista. El que pasó, 2016-2019, que coincidió con los primeros cuatro años de Jaguares, fue un camino de prueba y error que en Japón dio error. Se verá en este trayecto hasta Francia 2023 cómo entre los distintos staffs manejan el equilibrio, teniendo en cuenta que no aparecen otras posibilidades de alta competencia ni que tampoco está claro qué sucederá con los jugadores que están en Europa, que ahora son más que los de antes.
En ese panorama de ampliar la base para los Pumas todavía no se puede tener en cuenta a la flamante Super Liga Sudamericana, que se estrenará en febrero con franquicias de la Argentina, Uruguay, Paraguay, Chile, Brasil y Colombia. El equipo argentino, que se llamará Los Ceibos y montará campamento en Córdoba, es por ahora un inédito acuerdo entre la UAR y un privado, e instala otro escalón asalariado que es un nuevo paso, disfrazado de otra cosa, para ampliar el negocio del rugby en el país y potenciar el profesionalismo doméstico.
Los Pumas recién entrarán en acción en julio –dos tests ante Francia y uno con Italia, los tres en el interior del país–, en lo que será también una nueva etapa para el entrenador Mario Ledesma y compañía. El año que está por irse dejó una foto que se prestó a confusiones: con los mismos intérpretes, unos Jaguares esplendorosos llegando hasta la final del Súper Rugby y unos Pumas apagados yéndose rápido del Mundial en la primera rueda. Cómo se potencian el juego y las estructuras del seleccionado será la gran tarea que ese sector del rugby empezará a andar desde los primeros días de 2020, cuando la rueda vuelva a girar.
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