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Después de su peor actuación en la Superliga Americana de Rugby, Jaguares XV tenía la misión de recuperar la forma plena que había expresado durante el resto de la campaña. Aunque mostró una mejor imagen que en el pálido 40-26 a Olimpia Lions, la producción ante Peñarol no alcanza para considerar cumplido el objetivo. En parte, por virtud de la tenacidad de los uruguayos, pero sobre todo porque el equipo argentino salió pasado de revoluciones, lo que lo llevó a excederse en errores de manejo e infracciones en defensa.
La goleada 42-18 en el estadio Charrúa, de Montevideo, se explica por la superioridad técnica individual de los argentinos y algunos buenos momentos en los que sí lograron imprimir el juego que pregona Jaguares XV, de una intensidad tan alta que se hace incontenible para las defensas en este nivel de rugby.
Compacto de Peñarol 18 vs. Jaguares XV 42
El triunfo le permite al equipo de Nacho Fernández Lobbe cerrar la etapa regular con el puntaje ideal y llegar a la semifinal del sábado próximo como amplio favorito frente a Olimpia Lions, de Paraguay. Peñarol y Selknam, de Chile, jugarán la otra, prácticamente una final por ver quién es el mejor del resto.
Con 11 mundialistas y una buena pareja de medios argentina, Peñarol no había dado la talla hasta ahora. Esta vez, no obstante, dio batalla en el contacto, no le permitió al rival tomar envión y se impuso en las formaciones fijas. Complicó poniendo la pelota arriba, merced al buen pie de Martín Roger y la floja recepción de Gerónimo Prisciantelli y Tomás Malanos. Puso presión en las formaciones fijas (en el line-out y especialmente en el scrum), y dominó con el maul. Así llegó, por caso, la segunda conquista; la primera había sido una gran jugada de varias fases.
Jaguares XV capitalizó los contraataques en el primer tiempo y definió el partido cuando quedó durante 10 minutos con un jugador, más por la tarjeta amarilla al apertura santiagueño Martín Roger a poco de iniciado el segundo período, cuando el local se había acercado a tres puntos (21-18).

Más allá del resultado final, el conjunto de la UAR estuvo acelerado e impreciso, sobre todo en los últimos metros, donde falló en la definición, y nunca logró imponer su ritmo de juego. Para rescatar, algunas individualidades, como Francisco Gorrissen, Felipe Ezcurra y Tomás Cubilla.
“El partido me deja cosas por mejorar”, aceptó Fernández Lobbe. “Tuvimos un bache de 15 minutos en el que cometimos una catarata de imprecisiones. Rescato la defensa, que fue nuestro baluarte. Sabemos que cuando controlamos la pelota, con la velocidad con que jugamos, marcamos diferencias”.
La próxima escala es la semifinal, rumbo a un título que parece irreversible.

