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Parece que eso del sentimiento por el rugby no es perorata. Vivir en Europa, pasar un mes y medio por Buenos Aires y, tras 15 meses de inactividad, entrenarse para jugarlo competitivamente a los 34 años por sólo un puñado de partidos es toda una muestra de lo que puede generar el deporte ovoide .
Lo vive, lo quiere y lo disfruta muy profundamente Gonzalo Quesada, que habita en Francia y volverá allá el mes próximo, pero que quiso estar un tiempo en la Argentina para gozar el club, los amigos, el rugby. Fue a ver a su Hindú apenas después de bajar del avión y dejar el equipaje en la casa de sus padres, y ya al sábado siguiente, y tras casi nueve años, se puso la camiseta amarilla y celeste, para jugar el segundo tiempo de la intermedia ante Pucará (17-16). Hoy será titular en esa división y tratará de actuar algo más de medio partido.
Tras ese mes y medio aquí, la Federación Francesa le ofrecería formalmente ser entrenador de pateadores del seleccionado, función que vino desempeñando ya este año, y Queso regresará a su casa parisiense de Bois de Boulogne para reencontrarse con Isabelle, su novia. Pero la argentinidad le pone un interrogante. "En mi cabeza estaba volver al país; tenía ganas. Estar en Buenos Aires, sentirme bien acá, me hacen dudar en muchos sentidos. Mi club, mi gente, mi lugar... Más allá de lo bien que estoy en París, de que Francia me encanta y lo disfruto también, nada reemplaza a la casa de uno. Dudo, pero volver allá es una decisión tomada y la de Francia es una oportunidad que no debo dejar pasar", comenta Gonzalo en una entrevista con LA NACION, luego de un ensayo de Hindú en Don Torcuato.
-Una vez que haya nuevas autoridades en la federación, seguramente me ofrecerán un contrato por dos años. Es un puesto superprestigioso y tengo abiertas las puertas. Hay un OK de palabra. Mi cargo sería el de "especialista de juego con el pie", y los franceses lo instauraron porque les fue mal en ese aspecto en el Mundial. Haría, por los clubes, un seguimiento personalizado de los pateadores, con sistemas biomecánicos, técnicos, mentales (rutina mental, reloj, visualización, rivales específicos, qué patadas usar y para qué).
-¿Tiene que ver con eso la prueba que realizaste en el fútbol americano hace seis años?
-Cuando la hice me quedé muy enganchado con la parte científica, lo mecánico, lo mental. Me puse a estudiar sobre eso, con libros. Y cuando me consultó la Federación Francesa preparé una carpeta, DVD... Y gustó el proyecto.
El ex apertura de los Pumas y máximo goleador del Mundial Gales 1999 (102 tantos) estuvo un año y tres meses sin jugar. Su último partido oficial había sido en mayo del 2007, en Toulon -antes se desempeñó en Narbonne, Béziers, Stade Français y Pau-, y terminado ese vínculo decidió retornar a Hindú para participar desde el comienzo en el actual torneo de la URBA. Pero los trámites por la construcción de su casa se demoraron más que lo previsto y el ganador del Olimpia de Oro 99 no llegó a tiempo. Ahora se da el gusto por un tiempito, incentivado por ilimitados pedidos de allegados del club y hasta de los propios entrenadores de la primera, encabezados por Jorge Chino Pulido.
-¿Cómo te sentiste en la rentrée en la intermedia?
-Bastante bien. Al principio estaba medio duro, como ahogado. La emoción y las primeras corridas me cansaron y me dejaron medio perdido. Pero de a poco entré en partido, cambié el aire y disfruté. Pero si hubiéramos jugado bien lo habría disfrutado más. Lo bueno es que jugué bastante tiempo, que era el objetivo. Este martes hicimos un entrenamiento duro y me siento cada vez mejor. En el juego estoy mejor que lo esperado; pensé que iba a tener menos timing , que iba a estar más perdido y que costaría más, pero es fácil integrarse a la gran intermedia de Hindú, entrar al rodaje natural del equipo. De todos modos, me falta nivel como para disfrutar y sentir que puedo jugar en serio.
-Tuve una sensación fuerte. Fui mucho antes del partido al vestuario para aflojar la cintura con un osteópata y me puse la camiseta una hora antes de salir a calentar. Fue lindo, me trajo muchísimos recuerdos. Me cambié en el mismo lugar del vestuario donde lo hice mucho tiempo al lado de Gonzalo Amaya. Pero no quería que eso me bloqueara más de la cuenta. Fueron muchos años, y en el último tiempo había decidido jugar en Hindú antes de dejar. Era una cuenta pendiente. Y de un día a otro me di cuenta de que estaba dándome un gusto muy fuerte. Es bastante especial esto que me toca vivir; cuando uno hace algo sin pensarlo mucho, es cuando mejor sale. Y ahora quiero aprovechar y alargar al máximo mi tiempo en Buenos Aires.
Vaya coincidencia , en Hindú piensan exactamente lo mismo...



